Ego

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T-4.I.4. Aprender y enseñar son los mayores recursos de que dispones ahora porque te permiten cambiar de mentalidad y ayudar a otros a hacer lo mismo. 2 Negarte a cambiar de mentalidad no conseguiría probar que la separación no ocurrió. 3 El soñador que duda de la realidad de su sueño mientras todavía está soñando no está realmente sanando su mente dividida. 4 Tú sueñas con un ego separado y crees en el mundo que se basa en él. 5 Todo ello te parece muy real. 6 No puedes des-hacerlo sin cambiar de mentalidad al respecto. 7 Si estás dispuesto a renunciar al papel de guardián de tu sistema de pensamiento y ofrecérmelo a mí, yo lo corregiré con gran delicadeza y te conduciré de regreso a Dios.

T-4.VII.7 Dios ha salvaguardado tu Reino, pero hasta que no lo conozcas con toda tu mente Él no puede compartir Su Gozo contigo.
2 La revelación no es suficiente porque es una comunicación de Dios hacia ti solamente. 3 Dios no tiene necesidad de que se le devuelva la revelación, lo cual sería claramente imposible, pero sí desea que se transmita a otros. 4 Esto no se puede hacer con la revelación en sí, pues su contenido no puede ser expresado debido a que es algo sumamente personal para la mente que lo recibe. 5 No obstante, dicha mente lo puede extender a otras mentes mediante las actitudes generadas por la sabiduría que se deriva de la revelación.


Capítulo 4
LAS ILUSIONES DEL EGO

I. La enseñanza y el aprendizaje correctos


T-4.in.1 
6
Estar fatigado es estar des-animado, mas estar inspirado es estar en el Espíritu. 7 Ser egocéntrico es estar des-animado, mas estar centrado en Sí Mismo, en el buen sentido de la expresión, es estar inspirado o en el Espíritu. 

T-4.in.2 Puedes hablar desde el Espíritu o desde el ego, según elijas.
2 Si hablas desde el Espíritu es que has decidido acatar las palabras “Aquiétate y reconoce que Yo soy Dios”. 4 Si hablas desde el ego estás renegando del Conocimiento en vez de ratificándolo y, por lo tanto, estás des-animándote. 6 Puede que el ego los desee, pero el Espíritu no puede emprenderlos porque nunca está dispuesto a apartarse de Sus Cimientos.

T-4.I.2  
4 Crees que si no permites ningún cambio en tu ego alcanzarás la paz. 6 Nada puede llegar al Espíritu desde el ego ni nada puede llegar al ego desde el Espíritu. 7 El Espíritu no puede ni reforzar al ego ni aminorar el conflicto interno de éste. 
8 El ego en sí es una contradicción.11 Son fundamentalmente irreconciliables porque el Espíritu no puede percibir y el ego no puede gozar de conocimiento. 13 Sin embargo, el ego puede aprender, aun cuando su hacedor esté equivocado.

T-4.I.3 El Espíritu no tiene necesidad de que se le enseñe nada, pero el ego sí. 2 El proceso de aprender se percibe, en última instancia, como algo aterrador porque conduce, no a la destrucción del ego, sino al abandono de éste a la luz del Espíritu. 3 Éste es el cambio que el ego no puede sino temer, puesto que no comparte mi caridad. 5 Nunca atacaré a tu ego, si bien estoy tratando de enseñarte cómo surgió su sistema de pensamiento. 6 Cuando te recuerdo tu verdadera creación, tu ego no puede por menos que reaccionar con miedo. 

T-4.I.4 4
Tú sueñas con un ego separado y crees en el mundo que se basa en él.

T-4.I.5 3 Es imposible convencer al ego de esto porque va en contra de todas sus leyes. . 5 Es natural que el ego trate de protegerse a sí mismo una vez que lo inventaste, pero no es natural que desees obedecer sus leyes a menos que creas en ellas. 6 El ego no puede tomar esta decisión debido a la naturaleza de su origen. 7 Pero tú puedes tomarla debido a la naturaleza del tuyo.

T-4.I.6 Los egos pueden chocar en cualquier situación, pero es imposible que el Espíritu choque en absoluto. 2 Si percibes a un maestro simplemente como “un ego más grande” sentirás miedo, ya que agrandar un ego es aumentar la ansiedad que produce la separación. . 4 Esto es lo opuesto al objetivo del maestro que se deja guiar por el ego.
5 A ése sólo le interesa el efecto que su ego pueda tener sobre otros egos y, por consiguiente, se sirve de su interacción con ellos como un medio de conservar su propio ego.

T-4.I.7 8 Tu ego no está nunca en entredicho porque Dios no lo creó. 

T-4.I.8 El ego trata de convertir todas las situaciones en elogios para él a fin de superar sus propias dudas. 
5 Formas parte de la realidad, la cual permanece inmutable más allá del alcance del ego, aunque fácilmente al alcance del Espíritu. 7 No dejes que tu ego refute esto porque el ego no puede conocer algo que está tan lejos de su alcance como lo estás tú.

T-4.I.9 4 No estás en paz porque no estás desempeñando tu función. 5 Dios te encomendó una función muy elevada que no estás llevando a cabo. 6 Tu ego ha elegido estar atemorizado en vez de llevarla a cabo. 10 La palabra “inevitable” le causa terror al ego, pero es motivo de júbilo para el Espíritu. 

T-4.I.10 El ego tiene miedo del gozo del Espíritu porque una vez que lo hayas experimentado dejarás de proteger y de atribuirle valor al miedo. 2 Le atribuyes gran valor ahora porque el miedo es un testigo de la separación y tu ego se regocija cuando das testimonio de ella. 3 ¡Repúdialo! 4 No le escuches ni lo ampares. 5 Escucha únicamente a Dios, Quien es tan incapaz de engañar como lo es el Espíritu que Él creó. 

T-4.I.11 El ego ha construido para ti un hogar mísero e inhóspito porque no puede construir de ninguna otra manera. 
7 Dios es tan incapaz de crear lo perecedero como el ego es de fabricar lo eterno.

T-4.I.12 Desde tu ego no puedes hacer nada para salvarte o para salvar a otros, pero desde tu Espíritu puedes hacer cualquier cosa para salvar a otros o para salvarte a ti mismo. 2 La humildad es una lección para el ego, no para el Espíritu. 4 Los mansos heredarán la tierra porque sus egos son humildes y esto hace que su percepción sea más fidedigna.

T-4.I.13 Yo seré un substituto de tu ego si así lo deseas, pero nunca de tu Espíritu. 3 El hermano puede proteger el cuerpo y el ego del niño, pero eso no lo lleva a creer que él sea el padre. 4 Me puedes confiar tu cuerpo y tu ego debido únicamente a que eso te permite desentenderte de ellos y me deja mostrarte que no son importantes. 
6 Aprendamos juntos esta lección para que juntos podamos liberarnos de tu cuerpo y de tu ego7 Necesito maestros dedicados que compartan mi objetivo de sanar a la mente. 10 En este mundo no hay por qué tener tribulaciones porque yo he vencido al
mundo. 

II. El ego y la falsa autonomía

T-4.II.1 Es razonable preguntarse cómo pudo la mente haber inventado al ego.

T-4.II.2 Todo el mundo inventa un ego o un yo para sí mismo, el cual está sujeto a enormes variaciones debido a su inestabilidad. 2 También inventa un ego para cada persona a la que percibe, el cual es igualmente variable. 
5 Pensar acerca de otro ego es tan eficaz en el proceso de cambiar la percepción relativa como lo es la interacción física. 6 No puede haber mejor ejemplo que éste de que el ego es solamente una idea y no un hecho.

T-4.II.3 Tu propio estado mental es un buen ejemplo de cómo fue inventado el ego. 2 Cuando repudiaste el Conocimiento fue como si nunca lo hubieses tenido.  

T-4.II.4 4
La manera en que reaccionas ante tu ego es similar a como Dios reacciona ante Sus Creaciones: con amor, con protección y con caridad. 7 No es cuestión, por lo tanto, de cómo reaccionas ante el ego, sino de lo que crees ser. 8 Creer es una función del ego y, mientras tu origen siga sujeto a interpretaciones, lo seguirás viendo desde el punto de vista del ego9 Cuando el aprendizaje deje de ser necesario, simplemente conocerás a Dios. 10 La creencia de que hay otra forma de percibir es la idea más sublime de que es capaz el pensamiento del ego. 11 Esto se debe a que dicha idea reconoce, aunque sea mínimamente, que el ego no es el Ser.

T-4.II.5 Socavar el sistema de pensamiento del ego no puede sino percibirse como un proceso doloroso, aunque no hay nada que esté más lejos de la verdad. 
6 Incluso las actitudes que tienes a ese respecto son necesariamente conflictivas, puesto que todas las actitudes están basadas en el ego

T-4.II.6 3
Para el ego, dar cualquier cosa significa tener que privarse de ello. 5 ”Dar para obtener” es una ley ineludible del ego, que siempre se evalúa a sí mismo en función de otros egos. 6 Por lo tanto, está siempre obsesionado con la idea de la escasez, que es la creencia que le dio origen. 7 Su percepción de otros egos como entes reales no es más que un intento de convencerse a sí mismo de que él es real. 8 El “amor propio”, desde el punto de vista del ego, no significa otra cosa que el ego se ha engañado a sí mismo creyendo que es real y, por lo tanto, está temporalmente menos inclinado a depredar.

T-4.II.7 El ego vive literalmente a base de comparaciones.  3 Lo que el ego da nunca emana de una sensación de abundancia porque él fue engendrado precisamente como substituto de ésta. 5 Los apetitos son mecanismos para “obtener” que representan la necesidad del ego de ratificarse a sí mismo. 6 Esto es cierto tanto en el caso de los apetitos corporales como en el de las llamadas “necesidades más elevadas del ego”. 7 El origen de los apetitos corporales no es físico. 8 El ego considera al cuerpo como su hogar y trata de satisfacerse a sí mismo a través de él.

T-4.II.8 El ego cree que tiene que valerse por sí mismo para todo, lo cual no es más que otra forma de describir cómo cree que él mismo se originó. 4 El ego es la creencia de la mente según la cual él tiene que valerse completamente por sí mismo. 5 Los incesantes esfuerzos que realiza por ganar el reconocimiento del Espíritu y establecer así su propia existencia son inútiles. 6 El Espíritu, en Su conocimiento, no es consciente del ego. 7 No lo ataca; simplemente no lo puede concebir en absoluto. 8 Aunque el ego tampoco se percata del Espíritu, se percibe a sí mismo rechazado por algo más grande que él. 9 Por eso es por lo que el amor propio, tal como el ego lo concibe, no puede por menos que ser ilusorio.

T-4.II.9 Los mitos y la magia están íntimamente relacionados, ya que los mitos generalmente tienen que ver con el origen del ego, y la magia, con los poderes que él ego se atribuye a sí mismo. 3 La llamada “lucha por la supervivencia” no es más que la lucha del ego por prolongar su propia existencia, así como la interpretación que ha hecho con respecto a su comienzo. 4 Este comienzo casi siempre se asocial con el nacimiento físico, ya que resulta difícil sostener que el ego existía antes de ese momento.  5 Los más “religiosos” de los mitos basados en el ego, puede que postulen que el alma existía antes y que seguirá existiendo después de un lapso temporal de vida en el ego.

T-4.II.10 
3 El ego no puede sobrevivir sin emitir juicios, por consiguiente, se le abandona. 4 La mente tiene entonces una sola dirección por la que avanzar. 5 La dirección que sigue es siempre automática, pues no puede sino acatar los dictados del sistema de pensamiento al que se adhiere. 

III. Amor sin conflicto


T-4.III.1 Es difícil entender lo que realmente quiere decir “El Reino de los Cielos está dentro de ti”.
2 Esto se debe a que no es comprensible para el ego, que lo interpreta como si algo que está fuera estuviese dentro, lo cual no tiene sentido. 7 Tú también tienes un Reino que tu Espíritu creó. 8 Éste no ha dejado de crear como consecuencia de las ilusiones del ego. 9 Tus creaciones no son huérfanas, de la misma manera en que tú tampoco lo eres. 10 Tu ego y tu Espíritu nunca serán co-creadores, pero tu Espíritu y tu Creador lo serán siempre. 

T-4.III.2 5 Mi papel consiste en separar lo falso de lo verdadero para que la verdad pueda traspasar las barreras que el ego ha erigido y así brillar en tu mente. 6 El ego no puede imperar en contra de nuestra fuerza conjunta. 

T-4.III.3 Es seguro que a estas alturas resulta evidente por qué el ego considera al Espíritu su “enemigo”. 2 El ego surgió como resultado de la separación, y la continuidad de su existencia depende de que tú sigas creyendo en ella. 3 El ego tiene que ofrecerte algún tipo de recompensa para que sigas abrigando esta creencia. 7 Nadie que haya experimentado la revelación de esto puede volver a creer completamente en el ego otra vez.

T-4.III.4 Tú que te identificas con el ego no puedes creer que Dios te ame. 2 No amas lo que hiciste y lo que hiciste no te ama a ti. 3 El ego, que fue engendrado como resultado de tu negación del Padre, no le guarda lealtad a su hacedor. 5 Proyectas sobre el ego tu decisión de estar separado, y esto entra en conflict con el amor que, por ser su hacedor, sientes por él. 6 No hay amor en este mundo que esté exento de esta ambivalencia, y puesto que ningún ego ha experimentado amor sin ambivalencia, el amor es un concepto que está más allá de su entendimiento. 8 Esto quiere decir desearlo sin ninguna ambivalencia, y esta forma de desear está completamente desprovista de la “compulsión de obtener” del ego.

T-4.III.5 Existe una clase de experiencia tan diferente de todo lo que el ego pudiera ofrecerte que nunca más querrás volver a encubrirla u ocultarla. 4 Ésta no es una condición como las que el ego establece, 5 sino que es la gloriosa condición de lo que tú eres.

T-4.III.9 En tu propia mente, aunque negada por el ego, se encuentra la declaración que te hará libre: 2 Dios te ha dado todo. 3 Este simple hecho significa que el ego no existe, y esto le atemoriza mortalmente. 4 En el lenguaje del ego, “tener” y “ser” significan dos cosas distintas, si bien para el Espíritu Santo son exactamente lo mismo. 

T-4.III.10 Al sereno ser del Reino de Dios, del que eres perfectamente consciente cuando estás en tu sano juicio, se le expulsa sin miramientos de aquella parte de la mente que el ego rige. 2 El ego está desesperado porque se enfrenta a un contrincante literalmente invencible, tanto si estás dormido como si estás despierto. 3 Observa cuánta vigilancia has estado dispuesto a ejercer para proteger a tu ego y cuán poca para proteger a tu mente recta. 4 ¿Quién, sino un loco, se empeñaría en creer lo que no es cierto y en defender después esa creencia a expensas de la verdad?

IV. Esto no tiene por qué ser así


T-4.IV.1 Si no puedes oír la Voz de Dios es porque estás eligiendo no escucharla.
2 Pero que escuchas a la voz de tu ego lo demuestran tus actitudes, tus sentimientos y tu comportamiento. 

T-4.IV.2 3 En cada caso has pensado mal acerca de algún hermano que Dios creó y estás percibiendo imágenes que tu ego forja en un espejo tenebroso. 5 Tu mente está repleta de estratagemas para hacer quedar bien al ego, pero no buscas la faz de Cristo. 6 El espejo en el que el ego trata de ver su rostro es ciertamente tenebroso.




De la Vigilancia a la Paz:
Esta secuencia de citas sobre el ego son ricas en contenido, Jesús lucido como siempre, explica la naturaleza demente del ego sin perder ni un solo detalle. La descripción encaja tan bien que no puedo evitar asombrarme. Es reconfortante saber que existe un Antídoto para este mal de ego.
El ingenio del ego para asegurar su supervivencia es enorme, mas dicho ingenio emana del mismo poder de la mente que el ego niega. 

Esto quiere decir que el ego ataca lo que lo sustenta, lo cual no puede sino producir gran ansiedad. Por eso es por lo que el ego jamás reconoce lo qué está haciendo. Es perfectamente lógico, pero a todas luces demente. 

Pues para subsistir el ego se nutre de la única fuente que es totalmente adversa a su existencia. 

Temeroso de percibir el poder de esa fuente, se ve forzado a menospreciarla, lo cual amenaza su propia existencia, produciendo un estado que le resulta intolerable. 

Prosiguiendo de manera lógica, aunque todavía demente, el ego resuelve este dilema completamente descabellado de un modo igualmente descabellado: deja de percibir que su existencia esté amenazada, proyectando la amenaza sobre ti y percibiendo a tu Ser como inexistente. 

Esto asegura su continuidad si te pones de su parte, garantizando así el que no puedas conocer tu Seguridad.
El ego, que es un producto del miedo, reproduce miedo. Le es leal a éste, y esa lealtad le hace traicionar al amor porque tú eres amor. El amor es tu poder, que el ego tiene que negar. Tiene que negar también todo lo que este poder te confiere porque te lo confiere todo.
T-7.IV,3-4