Colecciones

T19.I.5 La verdad es la ausencia de ilusiones, las ilusiones, la ausencia de la verdad. Ambas no pueden coexistir ni percibirse en el mismo lugar.

L96.3El ser que tú fabricaste jamás podrá ser tu Ser, ni tampoco puede tu Ser dividirse en dos y seguir siendo lo que es y lo que no puede sino ser eternamente. Una mente y un cuerpo no pueden ambos coexistir. No trates de reconciliarlos, pues cada uno de ellos niega que el otro sea real.

Lección 23

Puedo escapar del mundo que veo renunciando a los pensamientos de ataque.

La practica de esta lección es el antídoto que libera ahora mismo todo aquello que nos produce sufrimiento. Es el contraste y el escape al mundo de muerte que fabricamos: las formas de venganza: dolor, odio, ataque, muerte y todas las formas de sufrimiento en todas sus dimensiones. Los venenos de la mente pueden ser inoculados con un poderoso antídoto. El camino hacia la cesación del sufrimiento ocurre cuando comenzamos a identificar la causa para que luego se le abandone. El mundo, símbolo de venganza, se transforma en el símbolo de perdón del Espíritu Santo. La causa de sufrimiento tiene que ser cambiada en el —nivel causal—.

Las causas están en la mente y también el remedio. La mente no es el cerebro pero es ahí donde se experimenta el pensamiento. El cerebro no piensa. El único remedio que funciona es el antídoto —el poder de la mente-correcta— es abandonar la creencia en la separación. Esta idea también implica que las soluciones que el mundo ofrece para escapar del miedo nunca han funcionado. Soluciones que se inventaron con el fin de que jamás se resolviesen. La (causa/pensamiento) es lo que tenemos que cambiar, y así el (efecto/mundo) pueda ser transformado.

La transformación nada tiene que ver con el mundo físico ya que es solo un efecto y el efecto no se puede cambiar, solo su causa y su causa esta en la mente. En el nivel de la mente es donde se lleva a cabo la enseñanza o demostración de que no estoy separado. El Curso cita que es aquí, la mente, donde la sanación se realiza. Nada se pierde al dar o al recibir, tener y ser es lo mismo, los grados de dificultad en los milagros o en la ilusiones; están fuera del tiempo espacio y podemos “colapsar” intervalos de tiempo psicologico (nuestro pasado) que acortan el uso del mismo: son las razones por la cual este Curso es sencillo.


Es necesario primero aceptar la premisa que la causa del mundo son los pensamientos de ataque. Esto es verdad en ambos niveles: —la fabricación de un cosmos— y —nuestro mundo individual. El Curso propone que para tener paz tenemos que primero cambiar el propósito que se le ha asignado al mundo, la triada de —pecado-culpa-miedo— en contraposición con nuestra mente-correcta que está identificada con la Fortaleza de Cristo y representada simbólicamente en el mensaje de Jesús o el Espíritu Santo.

Jesús nos recuerda lo que ya dijo en la lección anterior y más… Todo lo que ves es una venganza, una representación gráfica (efecto) de los pensamientos de ataque (causa). Estas fuertes aseveraciones son intransigentes ya que todo en este mundo es un símbolo de venganza. La culpa ontológica que dio lugar al mundo y a todos los símbolos de separación, incluyendo el cuerpo, el héroe del sueño, son las manifestaciones en el nivel de la forma holográfica que está siendo proyectada por la mente.“realidad externa” esta entre comillas porque —no hay ninguna realidad afuera—. Todo pensamiento produce “forma” en algún nivel..

T-2 VI.9:14. Las formas mentales no están limitadas únicamente a las formas visibles incluso aquellas que se ven por medio del psiquismo siguen estando dentro del ámbito de la percepción. La imágenes que proyectamos tienen su fuente en la mente y los ojos creen ver lo que la mente proyecta, creemos en lo vemos pero estamos aprendiendo a reconocer que nosotros somos el soñador. La practica honesta nos traerá como experiencia el despertar de la Visión Espiritual y, al mismo tiempo, mitigará el apego a la visión física T-2.III.3:8


Las fantasías es un termino utilizado en la psicología para describir pensamientos que no son reales que tienen como finalidad traerte algún placer o dolor. Estamos separamos y por lo tanto nos sentimos carentes y buscaremos llenar esas necesidades una y otra vez hasta darnos cuenta que al ego jamás puede estar satisfecho.



L23.4:2-3 No se te puede salvar del mundo, pero te puedes escapar de su causa. Éste es el significado de la salvación, pues, ¿dónde se encuentra el mundo que ves cuando su causa ha desaparecido? 


L23.4:4-5 La visión ya tiene un sustituto para todo lo que crees ver ahora. La hermosura puede iluminar tus imágenes y transformarlas de tal manera que las llegues a amar, aun cuando fueron forjadas del odio.


L23.4:4-6 Pues ya no las estarás forjando solo.


T27.VII.7:6-9 Así es como surgieron todas las ilusiones. El que las teje no se da cuenta de que es él mismo quien las urde ni cree que la realidad de éstas dependa de él. Cualquiera que sea su causa, es algo completamente ajeno a él, y su mente no tiene nada que ver con lo que él percibe. No puede dudar de la realidad de sus sueños porque no se da cuenta del papel que él mismo juega en su fabricación y en hacer que parezcan reales.

T27.VII.13:1-2 Tú eres el soñador del mundo de los sueños. Éste no tiene ninguna otra causa, ni la tendrá jamás.


T27.VIII.6. Devolvámosle al soñador el sueño del que se desprendió, el cual él percibe como algo que le es ajeno y que se le está haciendo a él.


T28.II.4. En realidad no ha ocurrido nada, excepto que te quedaste dormido y tuviste un sueño en el que eras un extraño para ti mismo y tan sólo una parte del sueño de otro. El milagro no te despierta, sino que simplemente te muestra quién es el soñador.


T28.II.7. El milagro establece que estás teniendo un sueño y que su contenido no es real. Éste es un paso crucial a la hora de lidiar con ilusiones. Nadie tiene miedo de ellas cuando se da cuenta de que fue él mismo quien las inventó. Lo que mantenía vivo al miedo era que él no veía que él mismo era el autor del sueño y no una de sus figuras. 



El sustito para todas las imágenes que hemos forjado es el verdadero perdón. Jesús contrasta las imágenes que fabricamos “forjadas del odio” pueden llegar a ser transformadas en el nivel de la mente cuando se interpreta desde la visión simbólica de Jesús o el Espíritu Santo. Esto es lo que el Curso le llama identificarse con la fortaleza de Cristo en mi mente, pero antes, debemos reconocer que existe una verdadera alternativa al sueño y eso es descubrir que podemos decir no al ego. Podemos observarnos sin juicios y a eso constituye una relación santa con los símbolos de nuestra mente-correcta. El Curso utiliza Jesús, Espíritu Santo o Dios, pero existen muchos Maestros… Como dice el manual del maestro: Sus nombres son legión, pero no nos extenderemos más allá de los nombres que el curso en sí emplea. C-5.1:6 (clarificación de términos)


L-23.5. La idea de hoy introduce el pensamiento de que no estás atrapado en el mundo que ves porque su causa se puede cambiar. Éste cambio requiere, en primer lugar, que se identifique la causa y luego que se abandone, de modo que pueda ser reemplazada. Los primeros dos pasos de este proceso requieren tu cooperación. El paso final, no. Tus imágenes ya han sido reemplazadas. Al dar los dos primeros pasos, comprobarás que esto es cierto.

Aquí nuevamente se presentan los pasos del perdón… El primer cambio requiere, en primer lugar, que se identifique la causa y luego que se abandone, de modo que pueda ser reemplazada. El paso final…el paso sanador ocurre de manera natural proceso que sucede cuando la mente ha aceptado la Expiación estas reconoce que no existe otra elección...

L-23.6. Además de usar la idea de hoy a lo largo del día según lo dicte la necesidad, se requieren cinco sesiones de práctica para su aplicación. Según miras a tu alrededor, repite primero la idea para tus adentros lentamente, y luego cierra los ojos y dedica alrededor de un minuto a buscar en tu mente el mayor número posible de pensamientos de ataque que se te ocurran. Conforme cada uno de ellos cruce tu mente, di:

Puedo escaparme del mundo que veo renunciando a los pensamientos de ataque acerca de...

Mantén presente cada pensamiento de ataque mientras repites esto, luego descártalo y pasa al siguiente.

L23.7 Durante las sesiones de práctica, asegúrate de incluir tanto los pensamientos de ataque contra otros como los de ser atacado. Los efectos de ambos son exactamente lo mismo, puesto que ambos son exactamente lo mismo. Aún no reconoces esto, y lo único que se te pide de momento es que durante las sesiones de práctica los trates de igual modo. Todavía nos encontramos en la etapa de identificar la causa del mundo que ves. Cuando finalmente aprendas que los pensamientos de atacar y los de ser atacado no son diferentes, estarás listo para abandonar dicha causa.

Lectura adiciónal:

L23.1:1-3 La idea de hoy describe la única manera de poder escapar del miedo que tendrá éxito. Nada más puede lograrlo; nada más tiene sentido. Esta es la manera de escapar.

T2\VI.4 Des-hacer el miedo es tu responsabilidad. Cuando pides que se te libere del miedo, estás implicando que no lo es. En lugar de ello, deberías pedir ayuda para cambiar las condiciones que lo suscitaron. Esas condiciones siempre entrañan el estar dispuesto a permanecer separado.

T2\VII.1:1-5 Puede que todavía te quejes de que tienes miedo, pero aun así sigues atemorizándote a ti mismo. He indicado ya que no puedes pedirme que te libere del miedo. Yo sé que no existe, pero tú no. Si me interpusiese entre tus pensamientos y sus resultados, estaría interfiriendo en la ley básica de causa y efecto: la ley más fundamental que existe.

 De nada te serviría el que yo menospreciase el poder de tu pensamiento. Ello se opondría directamente al propósito de este curso. Es mucho más eficaz que te recuerde que no ejerces suficiente vigilancia con respecto a tus pensamientos.

L23.1:4-5 Cada pensamiento que albergas da lugar a algún segmento del mundo que ves. Es con tus pensamientos, pues con los que tenemos que trabajar, si es que tu percepción del mundo ha de cambiar.

L23.2 Si la causa del mundo que ves son los pensamientos de ataque, debes aprender que ésos son los pensamientos que no deseas. De nada sirve lamentarse del mundo. De nada sirve tratar de cambiarlo. No se puede cambiar porque no es más que un efecto. Pero lo que sí puedes hacer es cambiar tus pensamientos acerca de él. En ese caso estarás cambiando la causa. El efecto cambiará automáticamente. (ir a: cita de apoyo)

L23.3 El mundo que ves es un mundo vengativo, y todo en él es un símbolo de venganza. Cada una de las percepciones que tienes de la "realidad externa" no es más que una representación gráfica de tus propios pensamientos de ataque. Uno podría muy bien preguntarse si a esto se le puede llamar ver. ¿No es acaso "fantasía" una mejor palabra para referirse a ese proceso, y "alucinación" un término más apropiado para su resultado?

L23.4 Ves el mundo que has fabricado, pero no te ves a ti mismo como el que fabrica las imágenes.


 T18\VI.8:1 La morada de la venganza no es tu hogar.

Lección 22


LECCIÓN 22 – LO QUE VEO ES UNA FORMA DE VENGANZA


Esta lección describe con gran precisión la manera en que  _______ alberga en su mente pensamientos de ataque y no puede sino ver el mundo como una forma de venganza.

Habiendo __________ proyectado su ira sobre el mundo y lo que ____________ve es la venganza a punto de devolverle el golpe.

De esta manera, ___________ percibe su propio ataque como un acto en defensa propia.

Esto se convierte progresivamente en un círculo vicioso hasta que _____________ esté dispuesto a cambiar la manera como ve las cosas.

De lo contrario, ___________ y sus pensamientos de ataque y contra-ata­que le consumirán y poblarán todo su mundo.

¿De qué paz mental podría gozar ___________ en tales condiciones?

 De esta fantasía salvaje es de lo que ____________ quiere escapar.

¿No es maravilloso recibir las buenas nuevas de que no es real?

¿No te alegra de sobremanera descubrir que te puedes escapar de ella?


______a fabricado lo que desea destruir; lo que odia y lo que quiere atacar y matar.

Nada de lo que __________ teme existe.

____________, Mira hoy al mundo que te rodea por lo menos cinco veces, durante no menos de un minuto cada vez. A medida que tus ojos pasen lentamente de un objeto a otro, de un cuerpo a otro, di para tus adentros:

Veo únicamente lo perecedero. No veo nada que vaya a perdurar.
Lo que veo no es real. Lo que veo es una forma de venganza.

Al final de cada sesión de práctica, pregúntate: 
¿Es éste el mundo que realmente quiero ver?
La respuesta será obvia.

Deseo ser testigo de la aceptación 
de la Expiación y no de su rechazo.

APOYOS 

T-4.III.4. Tú que te identificas con el ego no puedes creer que Dios te ame. No amas lo que hiciste, y lo que hiciste no te ama a ti. El ego, que fue engendrado como resultado de tú haber negado al Padre, no le guarda lealtad a su hacedor. No puedes ni imaginarte la relación real que existe entre Dios y Sus creaciones debido al odio que le tienes al ser que fabricaste.

T-12.III.7.7. Todo lo que percibes como el mundo externo no es otra cosa que tu intento de mantener vigente tu identificación con el ego, pues todo el mundo cree que esa identificación es su salvación. Observa, sin embargo, lo que ha sucedido, pues los pensamientos tienen consecuencias para el que los piensa. Estás en conflicto con el mundo tal como lo percibes porque crees que el mundo es antagónico á ti. Ésta es una consecuencia inevitable de lo que has hecho. Has proyectado afuera aquello que es antagónico a lo que está adentro, y, así, no puedes por menos que percibirlo de esa forma. Por eso es por lo que debes darte cuenta de que tu odio se encuentra en tu mente y no fuera de ella antes de que puedas liberarte de él, y por lo que debes deshacerte de él antes de que puedas percibir el mundo tal como realmente es.
T-12.III.10 Si reconocieses que cualquier ataque que percibes se encuentra en tu mente, y sólo en tu mente, habrías por fin localizado su origen, y allí donde el ataque tiene su origen, allí mismo tiene que terminar. Pues en ese mismo lugar reside también la salvación. El altar -la mente- de Dios donde Cristo mora se encuentra ahí. Tú has profanado el altar, pero no has profanado el mundo. Cristo, sin embargo, ha puesto la Expiación sobre el altar -la mente- para ti. Lleva todas tus percepciones del mundo ante ese altar, pues es el altar -la mente- a la verdad. Ahí verás tu Visión transformarse y ahí aprenderás a ver verdaderamente. Desde este lugar, en el que Dios y Su Hijo moran en paz y en el que se te da la bienvenida, mirarás en paz hacia el exterior, y verás el mundo correctamente. Mas para encontrar ese lugar tienes que renunciar a tu inversión en el mundo tal como lo proyectas, y permitir que el Espíritu Santo extienda el mundo real desde el altar de Dios hasta ti.
T-12.VIII.1:3 Atacas el mundo real cada día, cada hora y cada minuto, y, sin embargo, te sorprende que no lo puedas ver. Si buscas amor a fin de atacarlo, nunca lo hallarás, pues si el amor es compartir, ¿cómo ibas a poder encontrarlo excepto a través de sí mismo? Ofrece amor, y el amor vendrá a ti porque se siente atraído por sí mismo. Mas ofrece ataque, y el amor permanecerá oculto, pues sólo puede vivir en paz.


Lección 270

[270] Hoy no utilizaré los ojos del cuerpo.


1. Padre, la visión de Cristo es el don que me has dado, el cual tiene el poder de transformar todo lo que los ojos del cuerpo contemplan en el panorama de un mundo perdonado. ¡Cuán glorioso y lleno de gracia es ese mundo! No obstante, ¡cuánto más podré contemplar en él que lo que puede ofrecerme la vista! Un mundo perdonado significa que Tu Hijo reconoce a su Padre, permite que sus sueños sean llevados ante la verdad y aguarda con gran expectación el último instante de tiempo en el que éste acaba para siempre, conforme Tu recuerdo aflora en su memoria. Y ahora su voluntad es una con la Tuya. Ahora su función no es sino la Tuya Propia, y todo pensamiento salvo el Tuyo ha desaparecido.

2. El sosiego de hoy bendecirá nuestros corazones y, a través de ellos, la paz descenderá sobre todo el mundo. Cristo se convierte en nuestros ojos hoy. Y mediante Su vista le ofrecemos curación al mundo a través de Él, el santo Hijo que Dios creó íntegro; el santo Hijo a quien Dios creó como uno solo.

Lección 65

Mi única función es la que Dios me dio.

Cuando nos sentimos tentados a pensar que tenemos otra función que no sea perdonar, debemos reconocer que estamos involucrados en una defensa. Muchas funciones que pensamos tener parecen importantes: salvar al mundo, amigos, trabajo, o ser un maestro de Un Curso en Milagros, etc. Cualquiera que sea la forma, no es nuestra función, Dios no nos la dio. Dios no sabe nada sobre cosas especificas y la función que Él me “dio” consiste en simplemente recordar que soy un Hijo de Dios.  El perdón hace que eso sea posible y este es el tema de esta lección.

L-65.1:1-2 La idea de hoy reafirma tu compromiso con la salvación. También te recuerda que no tienes ninguna otra función salvo ésa.

La salvación significa salvarse de la mente-errada, y de la creencia de que nosotros estamos en lo correcto y Jesús esta equivocado. Significa des-hacer la creencia de que somos individuos actuando por iniciativa propia y que proyectamos a los demás la responsabilidad por las míseras elecciones que hemos hecho.

L-65.1:3 Ambos pensamientos son obviamente necesarios para un compromiso total. La salvación no podrá ser tu único propósito mientras sigas abrigando otros.

“Ambos pensamientos” significa únicamente la función de salvación y ninguna función que no sea esa. Significa reconocer el aspecto positivo nuestra función de perdonar—y el aspecto negativo—la creencia que tenemos otra función. En el siguiente párrafo Jesús hace hincapié en la necesidad de estar conscientes en las percepciones de la mente-recta y la mente-errada.

L-65.1:4-5 Aceptar la salvación como tu única función entraña necesariamente dos fases: el reconocimiento de que la salvación es tu función, y la renuncia a todas las demás metas que tú mismo has inventado.


Antes de que podamos iniciar el proceso gradual de renunciar a nuestros pensamientos triviales, primero tenemos que estar conscientes de estos. Esto a su vez, pone de relieve la necesidad de ser honestos con nosotros mismos y con Jesús para derrocar la meta oculta del especialismo del ego. El texto dice:

T-4.III.8.1 Examina detenidamente qué es lo que estás realmente pidiendo. Sé muy honesto contigo mismo al respecto, pues no debemos ocultarnos nada el uno al otro.

T-4.IV.2:4-5 Examina honestamente qué es lo que has pensado que Dios no habría pensado, y qué no has pensado que Dios habría querido que pensases. Examina honestamente tanto lo que has hecho como lo que has dejado sin hacer, y cambia entonces de mentalidad para que así puedas pensar con la mente de Dios.

Dicho de otra manera: Decir “si” a nuestra verdadera función es decir “no” a todos los caminos de proyección que responsabilizan a otros por nuestros errores de percepción. Pensar con la mente de Dios es entre otras cosas, reconocer el ilusorio mundo que aparenta estar “afuera”.

T-21.VII.13.1-3 La felicidad elusiva, la que cambia de forma según el tiempo o el lugar, es una ilusión que no significa nada. La felicidad tiene que ser constante porque se alcanza mediante el abandono del deseo de lo que no es constante. La dicha no se puede percibir excepto a través de una visión constante.

T-12.II.1:5 La tarea del obrador de milagroso es, por lo tanto, negar la negación de la verdad.

L-65.2. Ésta es la única manera en que puedes ocupar el lugar que te corresponde entre los salvadores del mundo.

Aquí Jesús hace referencia al texto donde nos dice, que elijamos de nuevo si queremos ocupar el lugar que nos corresponde entre los salvadores del mundo, o preferir quedarnos en el infierno y mantener a nuestros hermanos allí. [T-31.VII.1:5]

L-65.2-3 Ésta es la única manera en que puedes decir, y decirlo en serio: "Mi única función es la que Dios me dio". Y ésta es la única manera en que puedes encontrar paz.

Vale la pena estar plenamente consciente del énfasis que Jesús hace al decir “única función” como calificador no negociable en la encomienda que Dios nos ha dado. Perdonar, esta intima e irrevocablemente ligado a al paz. No tenemos otra función que no sea el perdón y la “única” manera de encontrar paz mental es desempeñar nuestra función, la cual, es des-hacer o retirar la inversión en la creencia de que el ego nos pueda ofrecer algo verdaderamente útil o duradero. Cuando se elige la ira, o cualquier forma de disgusto, negamos que la paz existe. Cuando el tomador de decisiones elige en contra del ego, su elección es irrevocable, y nuestro Guía, el Espíritu Santo se alza con claridad en nuestra mente consciente.

M-20.3:3-7 La paz de Dios no puede hacer acto de presencia allí donde hay ira, pues la ira niega forzosamente la existencia de la paz. Todo aquel que de alguna manera o en cualquier circunstancia considere que la irá está justificada, proclama que la paz es una insensatez, y no podrá por menos que creer que no existe. En esas condiciones no se puede hallar la paz de Dios. El perdón es, por lo tanto, la condición indispensable para hallarla. Lo que es más, donde hay perdón tiene que haber paz.

L-65.3:1-3 Hoy, y durante los próximos días, reserva diez o quince minutos para una sesión de práctica más prolongada, en la que trates de entender y aceptar el verdadero significado de la idea de hoy. La idea de hoy te ofrece el que puedas escapar de todas las dificultades que percibes. Pone en tus manos la llave que abre la puerta de la paz, la cual tú mismo cerraste. 
 
Por reales que parezcan las “dificultades que percibes”, el perdón, que es la llave de la felicidad que mas adelante veremos en la Lección 121; nos brinda el escape definitivo de la interpretación del mundo basado en la visión del Espíritu Santo. La llave que abre la puerta de la felicidad se llama perdón. Aquel que la sostenga abrirá la puerta de la salvación. Esta llave no esta en manos de Jesús o de Dios, tampoco esta en las manos de Un Curso de Milagros. En nuestras manos esta abrir la puerta a al verdad o a las mentiras del ego. En nosotros esta abrir la mente a la voz de Espíritu o del ego.

L-65.3:4 Es la respuesta a la incesante búsqueda en la que has estado enfrascado desde los orígenes del tiempo.

“Desde los orígenes del tiempo” no es una referencia a tu yo individual, sino a la búsqueda colectiva del Hijo de Dios, en todos los niveles de existencia, en la busca de felicidad, de paz y la ausencia de dolor. El ego cada vez es mas ingenioso en encontrar “nuevas” soluciones a nuestro estado interno de carencia, conduciéndonos una y otra vez por complejos laberintos de infelicidad. Mientras busquemos satisfacción en los instrumentos del mundo estaremos buscando en el lugar inadecuado y esto es música para los oídos sordos del ego. Busca y no encuentres!... Por ello es imperativo recordar que el perdón ocurre en el nivel de la mente y no de la forma. Una vez que hayamos hecho la elección a favor del Espíritu Santo, Él no dilatará en  mostrarnos amorosamente que la verdad y la felicidad jamás podrán ser encontrados en los laberintos del mundo.

T-31-IV.2.1 La verdadera elección no es algo ilusorio. Mas el mundo no te la puede ofrecer. Todos sus caminos no hacen sino conducir a la desilusión, a la nada y a la muerte. Sus alternativas no constituyen una verdadera elección. No intentes escaparte de tus problemas aquí, pues el mundo fue concebido precisamente para que no se pudiese escapar de ellos. No te dejes engañar por los diferentes nombres que se le han dado a sus caminos. Todos tienen la misma finalidad. Todos te conducen a la muerte.

T-31-IV.7-8 No pienses que puedes encontrar la felicidad siguiendo un camino que te aleja de ella. Eso ni tiene sentido ni puede ser la manera de alcanzarla. para alcanzar una meta tienes que proceder en dirección a ella, no en dirección contraria. Y todo camino que vaya en dirección contraria te impedirá avanzar hacia la meta que te has propuesto alcanzar. Hay una elección que tienes el poder de hacer una vez que hayas visto las verdaderas alternativas.

L-65.4:1-2 Trata, en la medida de lo posible, de llevar a cabo las sesiones de práctica más largas a la misma hora todos los días. Trata asimismo, de fijar esa hora de antemano, y de adherirte luego al máximo al horario establecido.

Jesús nos pide que establezcamos una estructura en tiempo y forma con la finalidad de crear hábitos conducentes a la realización de nuestro despertar interior. Aceptar el compromiso es una forma de decir no al miedo que inevitablemente surgirá en torno a estas practicas sin nuestra voluntad no esta propiamente encaminada. Establecer un horario consistente es una forma de elegir con anterioridad y ganarle a la desidia. La practica requiere de disciplina externa antes de que las enseñanzas de Jesús puedan ser interiorizadas. Esta estructura de ser vista por lo que es, ofrecerá una ventana hacia nuestra resistencia, tratemos pues, de no juzgarla y simplemente pedirle a Espíritu Santo su fortaleza para adherirnos a la practicas diarias.

L-65.4:3 El propósito de esto es organizar tu día de tal manera que hayas reservado tiempo para Dios, así como para todos los propósitos y objetivos triviales que persigues.

Aquí no se nos esta pidiendo que abandonemos las trivialidades de nuestras vidas, sino mas bien, que tomemos la iniciativa de organizar nuestro día de manera que dediquemos unos minutos al objetivo de la salvación. Él Espíritu Santo no quiere privarte de tus relaciones especiales, sino transformarlas. [T-17.IV.2:3]

L-65.4:4 Esto es parte del entrenamiento a largo plazo que tu mente necesita para adquirir disciplina, de modo que el Espíritu Santo pueda valerse de ella de manera consistente para el propósito que comparte contigo.

Jesús en el texto nos dice: Eres demasiado tolerante con las divagaciones de tu mente, y condonas pasivamente sus creaciones falsas. [T-2.IV.4.1]. Aún estamos en la etapa inicial en donde el entrenamiento mental no es lo suficientemente solidó como para considerarse confiable. Por lo tanto la comunicación con el Espíritu Santo no es optima. Conforme avancemos en la practica los ejercicios serán menos estructurados.

L-65.5. En la sesión de práctica más prolongada, comienza repasando la idea de hoy. Luego cierra los ojos y repite la idea para tus adentros una vez más, observando tu mente con gran detenimiento a fin de poder captar cualquier pensamiento que cruce por ella. Al principio, no trates de concentrarte exclusivamente en aquellos pensamientos que estén relacionados con la idea de hoy. Trata, más bien, de poner al descubierto cada pensamiento que surja para obstaculizarla. Toma nota de cada uno de ellos con el mayor desapego posible según se presente, y deséchalos uno por uno a medida que te dices a ti mismo:

Este pensamiento refleja un objetivo que me está impidiendo aceptar mi única función.

Regresamos nuevamente a las “búsquedas mentales” que ahora nos deberían resultar mas familiares. El enfoque de la meditación prolongada es el anclaje mental sobre a la idea principal “Mi única función es la que Dios me Dio”, para no perdernos, mientras que estamos atentos a todo tipo de pensamientos detractores que lleguen desde el ego a nuestra consciencia. Tomamos nota uno por uno y los inoculamos con la frase: Este pensamiento refleja un objetivo que me está impidiendo aceptar mi única función.

L-65.6:1-2 Después de un rato, te resultará más difícil poder detectar los pensamientos que causan interferencia. Sigue tratando, no obstante, durante un minuto más o menos, intentando detectar algunos de los pensamientos vanos que previamente eludieron tu atención, pero sin afanarte o esforzarte innecesariamente en ello.

Nuevamente, Jesús nos recuerda de nuestras divagaciones mentales y pensamientos “fútiles” que tienden a eludirnos, pero el querer encontrarlos es lo que tiene importancia, ya que esto refleja la pequeña dosis de buena voluntad para nuestra sanación. [T-18.IV,V].

Luego repite para tus adentros:
L-65.6:3-4 Que en esta tabla rasa quede escrita mi verdadera función.

Es nuestro deber despejar la “tabla rasa”; enfasis que se hace a lo largo de Un Curso en Milagros. Nuestras abarrotadas mentes están llenas de pensamientos de separación, culpa, odio, ataque, sufrimiento, placer, especialismo, arrogancia y muerte. El closet esta atestado de la oscuridad que pálida la lucida Expresión de la Expiación en la mente del Hijo que se cree separado.  La clave radica en liberar el abarrotamiento sin emitir juicio alguno acerca de la “futilidad” que llena el closet de la mente; darnos cuenta que el tilichero simplemente es la barrera que mantiene alejado el amor que Jesús nos profesa a diario. Nuestra función es limpiar la mente, sin emitir juicio alguno por lo que allí se encuentra, y así, el verdadero amor que esta mas allá de las baratijas del ego, pueda ser plenamente restaurado a nuestra consciencia.

L-65.6:5 No es preciso que uses estas mismas palabras, pero trata de tener la sensación de que estás dispuesto a que tus propósitos ilusorios sean reemplazados por la verdad.

Nuestros propósitos ilusorios llevados a la verdad es un tema recurrente a lo largo de Un Curso de Milagros. Debemos llevar la obscuridad de nuestra mente a la luz de la Expiación. Las palabras no son importantes sino el deseo de no ocultar nada al Espíritu Santo o Jesús, así para que sean Ellos, Quienes hagan el trabajo “sucio”. Es aquí, donde la dosis de buena voluntad, la motivación de llevar la oscuridad de nuestros errores a la luz de la corrección se hace patente y necesaria. El énfasis de las “búsquedas mentales” de las primeras lecciones continuará por mucho, mucho tiempo como una practica fundamental en el adiestramiento mental. Alertas y libre de juicios, entreguemos todo aquello que impide el feliz reconocimiento, que la luz mora en nuestra mente y es función que Dios nos dio.

L-65.7. Finalmente, repite la idea de hoy una vez más y dedica el resto de la sesión de práctica a reflexionar sobre la importancia que dicha idea tiene para ti, el alivio que su aceptación te ha de brindar al resolver todos tus conflictos de una vez por todas, y lo mucho que realmente deseas la salvación, a pesar de tus absurdas ideas al contrario.

Continuamente tratamos de resolver nuestros conflictos en algún nivel externo, es decir, por medio de la conducta. Esto inevitablemente conduce a mayores conflictos, ya que por regla general involucramos a los demás para satisfacer necesidades especiales y lograr aunque sea temporalmente la sensación de felicidad y alivio. La verdadera y única elección que nos liberaría de manera definitiva de todos nuestras búsquedas fútiles, es aprender a elegir la Voz que habla por Dios y no la del ego. Establecer una verdadera alianza con el Espíritu Santo nos brindara la verdadera inspiración y dirección que nos llevara por el camino de la paz. Jesús apela a nuestro verdadero deseo de salvación y no a las ideas o actitudes que creemos nos traerán la salvación.  En estos ejercicios se nos pide reconocer —la arrogancia del ego— que cree saber y percibir la verdadera felicidad. La humildad, por otro lado, acepta que no entendemos lo que nos hará feliz y así: 
“La humildad trae paz porque no exige que tú debas regir el universo, ni juzgar las cosas como quisieras que fuesen”. S-1.V.1:4
Las siguientes dos citas paralelas esclarecen ideas importantes: “La Confusión entre Dicha y Dolor” y “La Diferencia entre Aprisionamiento y Libertad” y sus pasajes representativos son:

T-7.X.3:1-6 El Espíritu Santo te dirigirá sólo a fin de evitarte dolor. Obviamente nadie se opondría a este objetivo si lo reconociese. Mas el problema no estriba en si lo que el Espíritu Santo dice es verdad o no, sino en si quieres escucharle o no. No puedes reconocer lo que es doloroso, de la misma manera en que tampoco sabes lo que es dichoso, y, de hecho, eres muy propenso a confundir ambas cosas. La función primordial del Espíritu Santo es enseñarte a distinguir entre una y otra. Lo que a ti te hace dichoso le causa dolor al ego, y mientras tengas dudas con respecto a lo que eres, seguirás confundiendo la dicha con el dolor.

T-8.II.5 Hemos dicho que el Espíritu Santo te enseña la diferencia que existe entre el dolor y la dicha. Eso es lo mismo que decir que te enseña la diferencia que hay entre estar aprisionado y ser libre. No puedes hacer esta distinción sin Él porque te has enseñado a ti mismo que el aprisionamiento es libertad. ¿Cómo ibas a poder distinguir entre una cosa y otra cuando crees que ambas son lo mismo? ¿Cómo ibas a poder pedirle a la parte de tu mente que te enseñó a creer que son lo mismo que te enseñase de qué manera son diferentes?

L-65.8. En las sesiones de práctica más cortas, que deben hacerse por lo menos una vez por hora, usa el siguiente modelo al aplicar la idea de hoy:

Mi única función es la que Dios me dio.
No quiero ninguna otra ni tengo ninguna otra.

Cierra los ojos en algunas ocasiones al practicar esto, y en otras, mantenlos abiertos mientras miras a tu alrededor. Lo que ahora ves será totalmente diferente cuando aceptes la idea de hoy sin reservas.

Nuevamente el énfasis en la practica de (abrir y cerrar) los ojos, refleja que: las ideas no abandonan su fuente. Nuestros pensamientos a (ojos cerrados) permanecen en nuestro interior a pesar de los intentos del ego de distanciarnos de ellos viéndolos afuera por medio del mecanismo de proyección (ojos abiertos). Y así, es como nuestras percepciones serán transformadas en su totalidad cuando cambiemos nuestra manera de pensar, cambiara nuestra forma de ver.

Lección 62

Perdonar es mi función por ser la luz del mundo

Reconocer nuestra verdadera Identidad continuará en esta y la próxima lección. Jesús comienza a esclarecer la función de ser la luz del mundo en función al perdón. El texto explica que el proceso de perdón no ocurre entre dos personas, ocurre en el único nivel donde puede sanar, este nivel es la mente. Realmente no perdonamos a la persona, sino la proyección de nuestra culpa. De hecho, es todo lo que puedo perdonar, ya que todo el cosmos por bello que resplandezca no deja de ser una proyección de la culpa.

L-62.1. Tu perdón es lo que lleva a este mundo de tinieblas a la luz. Tu perdón es lo que te permite reconocer la luz en la que ves. El perdón es la demostración de que tú eres la luz del mundo. Mediante tu perdón vuelves a recordar la verdad acerca de ti. En tu perdón, por lo tanto, reside tu salvación.

La implicación de esta frase es que sin el perdón solo vemos obscuridad. Demostrar ser la luz del mundo es un compromiso de ver con los ojos de Cristo. El velo ilusorio, cuando es puesto en tela de duda con la ayuda del Espíritu Santo, tiene la bondad de des-hacer de manera silenciosa, la densidad perceptual, y en ello reside la salvación. El enfoque del Curso es siempre las nubes (obscuridad) que impiden el fluir de los pensamientos de Dios (luz) a nuestra mente-correcta. La densa capa (ego) impide que los impulsos milagrosos lleguen a la conciencia.

L-62.2:1-2 Las ilusiones que tienes acerca de ti y acerca del mundo son una y la misma. Por eso es por lo que todo perdón es un regalo que te haces a ti mismo.

El mundo es una creencia falsa de culpa fabricada y proyectada desde la mente ya que las ideas no abandonan su fuente. Tu y yo somos parte de esta fibra que teje la mente, la ilusión de multiplicidad se resume en términos prácticos en una gran ilusión. Estamos aprendiendo a reconocer que no existen grados en los milagros que es equivalente a decir que no existen grados de ilusión. Aprender esto es perdonar un grano de arena y una bomba nuclear es lo que Jesús nos quiere enseñar. Al ser parte de una sola ilusión el regalo de perdón no es ni mas ni menos que tu propio perdón concedido desde la parte correcta de tu mente.

L-62.2:3 Tu meta es descubrir quién eres, al haber negado tu Identidad atacando a la creación y a su Creador.

En el instante en que el Hijo se creyó separado de la perfecta Unidad, elige ser indivi-dual. El sistema de pensamiento del ego necesita ser des-hecho, olvidando todas así las ideas que se contraponen al amor.

….Conoceremos nuestro Ser en la medida en que descubramos lo que no somos.

T-16.IV.6:1-2 Tu tarea no es ir en busca del amor, sino simplemente buscar y encontrar todas las barreras dentro de ti que has levantado contra él. No es necesario que busques lo que es verdad, pero sí es necesario que busques todo lo que es falso.

L-62.2:4-5 Ahora estás aprendiendo a recordar la verdad. Para ello, el ataque tiene que ser reemplazado por el perdón, de manera que los pensamientos de vida puedan reemplazar a los pensamientos de muerte.

Recordando lo que se practicó en la lección 22 (las formas de venganza), será necesario —antes— identificar el hecho de que —sí— tenemos pensamientos de ataque para que estos puedan ser deshechos. El perdón es inefectivo y sin sentido sin estar primero consciente de lo que tiene que ser perdonado. El Curso no debe ser usado como defensa de la obscuridad.

L-62.3:1 Recuerda que en todo ataque apelas a tu propia debilidad, mientras que cada vez que perdonas apelas a la fortaleza de Cristo en ti.

Esta cita es un eco del texto: Siempre eliges entre tu debilidad y la fortaleza de Cristo en ti. T-31.VIII.2:3

L-62.3:2-4 ¿Te vas dando cuenta, pues, de lo que el perdón hará por ti? Eliminará de tu mente toda sensación de debilidad, de tensión y de fatiga. Arrasará con todo vestigio de temor, culpabilidad y dolor.

el perdón es la cesación de todo sufrimiento.

Un lectura cuidadosa y consciente asegura no tergiversar las palabras del Maestro en el contexto del mundo. La sensación de debilidad, de tensión y de fatiga son mentales y es ahí donde tienen que ser des-hechas.  Son el reflejo de la creencia en la separación y no con el hecho de que los cuerpos en los que creemos estar requieran reposo… Sin embargo, Jesús apela a nuestra necesidad de sentirnos bien y por lo tanto presenta un remedio para nuestras tensiones y fatigas. Lo que sana es la aceptación de la Expiación: el abandono en la creencia que la separación ocurrió.

L-62.3:5 Reinstaurará en tu conciencia la invulnerabilidad y el poder que Dios le confirió a Su Hijo.

Alcanzar reconocer el estado de consciencia mental, y el poder que ahí reside es lo que Jesús por medio de su curso esta tratando de enseñarnos. La triple defensa del ego, culpa-mundo-ataque, son las ancestrales armas que el Espíritu Santo desea cambiar por lirios de perdón, y así derrocar la creencia del triple veneno doblemente sellada en el olvido, motivo principal de estas lecciones.

L-62.4. Regocijémonos de poder comenzar y concluir este día practicando la idea de hoy, y de usarla tan frecuentemente como nos sea posible en el transcurso del día. Ello te ayudará a que pases un día tan feliz como Dios Mismo quiere que tú seas. Y ayudará a aquellos que te rodean, así como a aquellos que parecen encontrarse lejos en el espacio y en el tiempo, a compartir esta felicidad contigo.

El texto enseña que un alumno feliz (T-14.II), implica la voluntad de aprender las lecciones de perdón que van surgiendo a lo largo del día, a pesar de la resistencia a las mismas. Es importante reconocer que la mente lugar donde se lleva acabo la corrección esta afuera de la dimensión de tiempo-espacio, es por ello que no tenemos pensamientos privados, y el porque podemos sanar en el nivel individual como colectivo.
 
ver: principio 25 del milagro

El Espíritu Santo lleva la luz de la verdad a las tinieblas y deja que resplandezca sobre ti. Y a medida que resplandece en ti, tus hermanos la ven, y al darse cuenta de que esta luz no es obra tuya, ven en ti mucho más de lo que tú mismo ves. Ellos serán los felices alumnos de la lección que esa luz les muestra porque les enseña a liberarse de lo que no es nada y de todas las obras de lo que no es nada. No podrán ver que las pesadas cadenas que parecen atarlos a la desesperación no son nada hasta que tú les lleves la luz. Se darán cuenta entonces de que las cadenas han desaparecido y de que, por lo tanto, no podían haber sido nada… Y tú te darás cuenta de esto junto con ellos. Y puesto que les enseñaste lo que es la felicidad y la liberación, ellos se convertirán en tus maestros de liberación y felicidad. (T-14.II.4:3-6,8-9).

L-62.5. Tan a menudo como puedas hoy, con los ojos cerrados a ser posible, repite para tus adentros:

Perdonar es mi función por ser la luz del mundo. Cumpliré mi función para así poder ser feliz.

Dedica entonces uno o dos minutos a reflexionar sobre tu función, y la felicidad y liberación que te brindará. Deja que pensamientos afines acudan a ti libremente, pues tu corazón reconocerá estas palabras, y en tu mente se encuentra la conciencia de que son verdad. Si te distraes, repite la idea y añade:

Deseo recordar esto porque quiero ser feliz.

Las palabras finales de Jesús nos invitan a reflexionar sobre la unión inquebrantable de causa y efecto que no puede sino ser obvia, salvo que no la queramos vivenciar, de permitirle a nuestro corazón sentir el gozo del perdón que se alza nítido por encima de la ilusión, la tristeza, la depresión y todo aquello que bloquea la presencia del amor en nosotros.  Nuestra felicidad, por lo tanto, esta irreversiblemente ligada a nuestra función de perdonar. No nos dejemos distraer ni un solo momento porque quiero ser feliz.

Recursos Adicionales:
T-14.IX.7-8 - Nuestro Poder Curativo

Lección 61

Soy la luz del Mundo

El título de esta lección está inspirado en el evangelio de Mateo. Jesús dice específicamente a sus discípulos: “Tú eres la luz del mundo” [Mateo 5:14]. Aquí, como en otras partes en el Curso, Jesús toma una idea de la tradición Cristiana y da una interpretación distinta. En la interpretación original la función de los discípulos fue de literalmente llevar la luz al mundo físico.

Los estudiantes del Curso quienes no están familiarizados con su metafísica no-dualista pura, interpretan esta exhortación evangélica de manera errónea. No podemos llevar la luz al mundo porque —no hay mundo—. La luz de la que Jesús habla es la luz del Hijo de Dios que refulge en nuestra mente y forma parte de toda la Filiación como una sola.

No se nos esta pidiendo que llevemos la luz a las multitudes que según el criterio de “sus enviados especiales” quienes tienen, lo que los demás no tienen. Jesús le recuerda —al Hijo de Dios que cree estar separado y fragmentado— que todos somos la luz del mundo. Esta admonición es una corrección, como veremos más adelante en la Lección 93, a nuestra creencia que somos la oscuridad del mundo. 

La arrogancia y el orgullo del ego se expresa así: “Yo soy la luz del mundo, pero tu no”, expresa algo especial en mi y en mi benéfica santidad que te enviará círculos de luz blanca que tanta falta te hacen. Esta arrogancia espiritual dice: yo tengo algo que tú no tienes. En el Canto de la Oración, Jesús habla de esta dinámica—sanar-para-separar—dentro del contexto de los sanadores que creen que son ellos los que curan.

Alguien sabe más, se ha adiestrado mejor, o es quizás más talentoso y sabio. Puede, por lo tanto, dar sanación a alguien que es inferior y está bajo su patrocinio… ¿Cómo iba a ser posible esto? La verdadera sanación no puede proceder de la desigualdad asumida y luego aceptada como la verdad, y usarse para sanar a los heridos y calmar la mente que sufre de la agonía de la duda… No te haces a ti mismo el portador del regalo especial que da lugar a la sanación. Lo único que haces es reconocer tu unicidad con el que te pidió ayuda. Pues en está unicidad se desaparece su sentido de separación que es lo que lo enfermó. No tiene sentido administrar remedio alguno excepto donde la fuente de la enfermedad no se encuentra, de lo contrario nunca puede sanarse verdaderamente. S.III.3

La sanación ocurre en el nivel de la mente y no del cuerpo, esté sana al sanar la creencia en la separación y al dejar de proyectar el auto-castigo como falsa e innecesaria penitencia para liberar la culpa y recobrar la inocencia. La oscuridad que necesita sanación, independiente de su forma, reside en la mente que cree en la separación. La luz que sana reside en la mente, y portamos ambas, la oscuridad de la culpa y la luz de la Expiación. Elegir la luz es la manera en que sanamos la separación que nunca ocurrió. Nuestra función es recordar que somos la luz del mundo, al hacer la elección en contra del ego. La luz de Cristo refulge en la mente del Hijo de Dios como una sola. La aceptación de la Expiación sirve como recordatorio para todos nuestros hermanos de hacer la misma elección.

L-61 [1] ¿Quién es la luz del mundo sino el Hijo de Dios? Por lo tanto, esto no es más que una afirmación de la verdad acerca de ti. Es lo opuesto a una afirmación de orgullo, de arrogancia o de autoengaño. No describe el concepto de ti mismo que tú has forjado. No se refiere a ninguna de las características con las que has dotado a tus ídolos. Se refiere a ti tal como fuiste creado, por Dios. Expresa simplemente la verdad.

Mas adelante el tema principal de que somos tal como Dios nos creo será ampliado. Por ahora Jesús quiere que reconozcamos la falsa imagen con la que nos identificamos—el pecador culpable—y al mismo tiempo recordarnos que nuestro auto-engaño no es más que una defensa en contra la verdad de nuestro Ser: La luz de Cristo que mora en nuestra mente y la de todos nuestros hermanos sin excepción.

L-61 [2] Para el ego la idea de hoy es el epítome de la auto-glorificación. Pero el ego no sabe lo que es la humildad y la confunde con la auto-degradación.

El ego no sabe nada. La humildad nunca será un atributo del ego. La verdadera humildad nunca podrá emanar desde el ego. La indivi-dualidad nunca es humilde. Debe tomarse en cuenta a lo largo de todas las lecciones que el “tú” al que Jesús le está hablando no es el ego-yo-cuerpo, es el tomador de decisiones que elige entre el ego y el Espíritu Santo o Jesús. Tener esto en cuenta nos adiestra a reconocer el poder de nuestra mente para elegir al único Maestro que nos Guía hacia el Cielo o aquel quien nos lleva al abismo. 

T-19.II.4. Uno de los principales dogmas de la descabellada religión del ego es que el pecado no es un error sino la verdad, y que la inocencia es la que pretende engañarnos. La pureza se considera arrogancia, y la aceptación de nuestro ser como algo pecaminoso se percibe como santidad. Y es esta doctrina la que sustituye a la realidad del Hijo de Dios tal como su Padre lo creó, y tal como dispuso que fuese para siempre. ¿Es esto humildad? ¿O es más bien un intento de desgajar a la creación de la verdad, y de mantenerla aparte? 

L-61 [2] La humildad consiste en aceptar el papel que te corresponde en la salvación y en no aceptar ningún otro. No es humildad insistir que no puedes ser la luz del mundo si ésa es la función que Dios Mismo te asignó. Es sólo la arrogancia la que afirmaría que ésa no puede ser tu función, y la arrogancia es siempre cosa del ego.

Un Curso en Milagros nos recuerda aceptar y llevar acabo nuestra función. Dentro de las funciones que Jesús nos exhorta continuamente es aceptar la Expiación para nosotros mismos. Esto es, aceptar el hecho de que nuestros “pecados” están perdonados y que la separación nunca ocurrió. No es nuestra función hacer modificaciones el nivel del comportamiento o actuar de cierta manera “religiosa” hacia los demás, pues no hay—nadie más —. Una vez que nuestra mente ha sido sanada podremos ser un símbolo de sanación para nuestros hermanos. 

Debemos recordar también, al leer las lecciones, de la presencia del lenguaje metafórico y de las descripciones antropomórficas de Dios que utiliza Un Curso en Milagros; interpretar de manera literal aquello que es meramente metafórico o simbólico conduce, a la ausencia de resultados prácticos y en algunos casos al abandono del camino, por no decir diferentes bandos de interpretación.

L-61 [3] La verdadera humildad requiere que aceptes la idea de hoy porque es la Voz de Dios la que te dice que es verdad. Éste es uno de los primeros pasos en el proceso de aceptar tu verdadera función en la tierra. Es un paso gigantesco que te conducirá al lugar que te corresponde ocupar en la salvación. Es una aseveración categórica de tu derecho a la salvación y un reconocimiento del poder que se te ha otorgado para salvar a otros.

En varias partes del texto Jesús explica que nuestra función en la tierra es perdonar o sanar y nuestra función en el Cielo es crear.

T-12.VII.4:6-8 Lleva a cabo la labor del Espíritu Santo, pues compartes Su función. De la misma manera en que tu función en el Cielo es crear, aquí en la tierra es curar. Dios comparte tu función contigo en el Cielo, y el Espíritu Santo comparte la Suya contigo en la tierra.

El enfoque de esta lección es aceptar nuestra propia salvación, el Espíritu Santo no puede extender la salvación a través de nosotros al menos elijamos la luz o el recto pensar que está disponible cuando se pide ayuda a la parte de la mente donde Jesús o El Espíritu Santo moran y no al ego. Esta lección no solo es el primer paso en el camino hacia la liberación del mundo, sino un paso gigantesco. La luz no tiene grados y no podemos abordarla a medias. Es un todo o un nada.

L-61 [4] Debes reflexionar hoy acerca de esta idea tan a menudo como puedas. Es la respuesta perfecta a todas las ilusiones y, por ende, a toda tentación. La idea de hoy lleva todas las imágenes que tú has forjado de ti mismo ante la verdad y te ayuda a seguir adelante en paz, sin agobios y seguro de tu propósito.

“Traer las imágenes que has forjado ante la verdad” es una admonición que todo estudiante debe recordar, ya que es la base para reconocer y llevar la oscuridad a la verdad y no lo opuesto. Es vital no hacer de ninguna lección una afirmación que meramente repetimos cada tanto tiempo durante el día, ya que de esta forma simplemente agregaríamos mas velos de oscuridad. El propósito es reconocer que podemos y debemos hacer una elección consciente entre la voz que miente [ego] o la voz de la verdad [Espíritu Santo o Jesús].

L-61 [5] Hoy se deben llevar a cabo tantas sesiones de práctica como sea posible, aunque no es necesario que ninguna exceda uno o dos minutos de duración. Debes empezar cada sesión de práctica diciéndote a ti mismo:
Yo soy la luz del mundo.
Ésa es mi única función.
Por eso es por lo que estoy aquí.
Piensa entonces en estas afirmaciones por unos breves momentos, preferiblemente con los ojos cerrados si las circunstancias lo permiten. Deja que te vengan a la mente unas cuantos pensamientos afines y, si observas que tu mente se aparta del tema central, repite la idea de hoy para tus adentros.

Jesús nos exhorta a que recordemos con frecuencia nuestra verdadera identidad como Hijos de Dios. Nos insta a que no dejemos nuestra mente vagar. Nos recuerda que pensamientos afines a nuestra verdadera esencia espiritual, si los permitimos, llegaran desde nuestra mente-recta a nuestra consciencia y hablaran a favor de nuestra verdadera realidad en Dios.

L-61 [6] Asegúrate de comenzar y finalizar el día con una sesión de práctica. De este modo, te despertarás reconociendo la verdad acerca de ti mismo, la reforzarás a lo largo del día y te irás a dormir re-afirmando tu función y el único propósito que tienes aquí. Estas dos sesiones de práctica pueden ser más largas que las demás si te resultan útiles y deseas extenderlas.

La metodología de repetición que Jesús utiliza será consistente a lo largo de la práctica y aplicación de los preceptos de cada lección de corrección que realicemos. El dejar que los últimos pensamientos antes de dormir sean dedicados a la salvación ayudarán a que el Espíritu Santo los pueda traer de nuevo a nuestra consciencia al despertar.

L-61 [7] La idea de hoy va mucho más allá de la mezquina opinión que el ego tiene de ti y de tu propósito. Como portador de la salvación que eres, esto es obviamente necesario. Éste es el primero de una serie de pasos gigantescos que vamos a dar durante las próximas semanas.

El sistema de pensamiento del ego está basado en la culpa y la represión de la misma, esto da como resultado que no tengamos una buena opinión en relación con la verdad de nuestro Ser. El propósito del ego es separar y sentirse especial entre otras cosas, negando todo aquello que tenga que ver con Dios y su Reino. Estos “pasos gigantescos” serán avances vertiginosos que tendrán lugar en las próximas semanas, al aplicarnos a la practica diaria, representaran un salto quántico hacia la meta. Podremos de manera objetiva afirmar que cada día que se dedica a la verdad, tendrá un fruto inigualable, una alternativa al ego con tan solo pedirla.

L-61 [7] Trata de empezar hoy a sentar las bases para estos avances. Tú eres la luz del mundo. Dios ha edificado Su plan para la salvación de Su Hijo sobre ti.

Como podemos ver, Jesús claramente nos dice que estas primeras lecciones son las bases que debemos solidificar día a día para lograr el objetivo de la paz que llega con un aprendizaje honesto y constante.

Fuente: Kenneth Wapnick
Libro: Journey Through The Workbook

Traducción por Richard Ross

Meditación

Por el maestro Alan Wallace

Cómo meditar
El texto mostrado a continuación proviene del primer capítulo de Felicidad Genuina de Alan Wallace, y es una muy buena introducción a la meditación básica de la recolección de la respiración.

Relajación
Existen dos posturas que recomendaría para esta práctica: sentado o recostado. Generalmente, la postura óptima y la más recomendada es sentarse en un cojín con las piernas entrecruzadas. Si esto es demasiado incómodo, se puede usar una silla, con ambos pies descansando en el piso. Pero otra postura menos común es recostarse sobre la espalda, con los brazos estirados a los lados, las palmas hacia arriba, y la cabeza descansando sobre una almohada. Esta postura es especialmente útil si se tienen problemas de espalda o si nos encontramos cansados o enfermos.

Cualquiera que sea la postura que adoptes, deja que tu cuerpo descanse cómodamente, con la columna derecha pero no rígida. Relaja tus hombros, con los brazos libremente colgando a los lados. Deja que la gravedad tome el control. Ahora trae tu conciencia a tu cara. Lo mejor es que los ojos estén encapuchados por los párpados, pero sin estar completamente cerrados. Relaja los músculos de la cara, específicamente la quijada, las sienes, y la frente. Suaviza tus ojos. Deja que tu cara esté tan relajada como la de un bebé durmiendo. Entonces completa este proceso inicial de relajación tomando tres respiraciones lentas, profundas y gentiles a través de la nariz. Mientras inhalas, respira suavemente y profundamente hasta el abdomen. Como si llenaras una vasija con agua, siente cómo tu abdomen lentamente se llena y se expande, después respira hacia tu diafragma, y finalmente hacia el pecho. Después libera la respiración completamente, sin forzarla hacia afuera. Haz esto tres veces, manteniendo la conciencia en el cuerpo, especialmente notando las sensaciones de la inhalación y la exhalación. Siguiendo estas respiraciones profundas, regresa a la respiración normal y sin regulación. Permite que esta calidad de relajación corporal sea una expresión exterior de tu mente: deja que tu conciencia esté en calma, liberando todas tus preocupaciones; simplemente mantente presente en el aquí y el ahora.

Conforme inhalas y exhalas, dirige tu atención a las sensaciones táctiles del paso del aliento a las aperturas de las fosas nasales o sobre el labio superior. Toma un momento para localizar la sensación. Descansa tu atención en el lugar preciso en que sientas al aliento entrar y salir. De vez en vez, revisa que sigas respirando hasta el abdomen. Esto sucederá naturalmente si tu cuerpo está asentado, con la espalda derecha y tu vientre relajado y suave.

Quietud
A lo largo de cada sesión de meditación, deja que tu cuerpo esté tan quieto como sea posible, con un mínimo de agitación; mantente inmóvil como una montaña. Esto ayuda a traer la misma cualidad a la mente: una de quietud, donde tu atención es continua y enfocada.

Alerta
Incluso si te encuentras recostado, deja que tu postura refleje un sentido de alerta, no tan sólo cayendo en somnolencia. Si te encuentras sentado, ya sea en un cojín o en una silla, eleva tu esternón ligeramente, a la vez que mantienes el vientre suave y relajado. De este modo, respirarás de manera natural hacia el abdomen primero, y luego cuando la respiración se vuelva más profunda puede que sientas a tu diagrama y pecho expandiéndose a su vez. Siéntate en atención, sin encorvarte hacia adelante o inclinarte hacia un lado. Esta postura física también refuerza esta misma calidad de alerta mental.

Recolección de la respiración
Mantener una atención enfocada es vital para prácticamente todo lo que hacemos a lo largo del día, incluyendo trabajar, conducir, relacionarse con otros, disfrutar tiempos de recreación y entretenimiento, e involucrarse en alguna práctica espiritual. Por lo tanto, el tema para esta sesión es aprender a enfocar la atención. Cualquiera que sea tu nivel normal de atención (ya sea que usualmente te encuentres disperso o sereno) la calidad de tu atención puede ser mejorada, y esto trae consigo beneficios extraordinarios. En esta práctica, pasamos de un modo de conciencia compulsivamente conceptual y fragmentada a uno de simplicidad más profunda, trasladándonos hacia un rol de testigo u observador. Además de afinar la atención, esta meditación mejorará tu salud,  refinará tu sistema nervioso, te permitirá dormir mejor y aumentará tu balance emocional. Este es un modo diferente de utilizar nuestras mentes, y que mejora con la práctica. El método específico que seguiremos es el cultivo de la recolección de la respiración.

Por hábito, los pensamientos están destinados a entrometerse. Cuando lleguen, sólo libéralos mientras exhalas, sin identificarte con ellos, sin responder emocionalmente a ellos. Observa a los pensamientos surgir, pasar frente a ti, y luego desvanecerse. Entonces descansa tu atención en un sentido de reposo, no embotado ni perezoso, pero cómodo. Por el momento, si todo lo que puedes lograr en una ghatika, o veinticuatro minutos, es traer un sentido de relajación mental, está perfecto. Mantén tu atención justo donde notes las sensaciones de la inhalación y la exhalación.

Mantén recolección de tu respiración tan continuamente como puedas. El término recolección en este contexto se refiere a la facultad de enfocarse continuamente en un objeto elegido y familiar sin distracción. En Tibetano y Sánscrito, la palabra traducida como recolección también significa recordar. Entonces el cultivo de la recolección significa mantener un flujo ininterrumpido de recordar, recordar, recordar. No involucra ningún comentario interior. Simplemente estás recordando el atender al flujo de sensaciones táctiles de la inhalación y la exhalación. La clase de conciencia que estás cultivando aquí es un tipo de atención desnuda, un simple atestiguar, sin análisis mental ni elaboración conceptual. Además de sostener la recolección, es crucial aplicar la introspección intermitentemente a lo largo de la sesión. Esto no significa pensar sobre ti. En cambio, es el monitoreo interno de tu estado mental. Por medio de la introspección, mirando en el interior, puedes determinar si tu atención se ha retirado de la respiración y deambulado a sonidos, otras sensaciones en tu cuerpo, o pensamientos vagantes, recuerdos, o anticipaciones sobre el futuro. La introspección implica control de calidad, monitorear los procesos de tanto la mente como el cuerpo. De vez en vez, observa si se ha acumulado algo de tensión alrededor de tus ojos o tu frente. De ser así, libérala. Deja que tu cara se suavice y relaje. Después dedica unos minutos a observar si puedes dividir tu atención mientras permaneces relajado. Mantente atento de tu respiración, pero también sé consciente de cómo está operando tu mente.

Permíteme enfatizar que ésta no es una técnica de concentración en el sentido occidental. No estamos ejerciendo presión con un esfuerzo enfocado y tenso. Es esencial mantener un sentido de relajación tanto mental como físico, y de ahí partir a gradualmente aumentar la estabilidad y después la viveza de la atención. Esto implica una clase espaciosa de conciencia, y dentro de esa espaciosidad, un sentido de apertura y tranquilidad; la atención plena llega a descansar en la respiración, como una mano tendida gentilmente sobre la cabeza de un niño. A medida que la viveza de la atención se incrementa, notarás sensaciones incluso entre respiraciones. Conforme la turbulencia de la mente disminuye, encontrarás que puedes simplemente atender a las sensaciones táctiles del aliento, en vez de tus pensamientos sobre él.

Ahora presentaré una técnica que puede que encuentres útil en alguna ocasión, un simple mecanismo de conteo que, hecho con precisión, puede brindar mayor estabilidad y continuidad a tu atención. Una vez más, con un sentido lujoso de calma y dándole un descanso a tu mente sobrecargada y sobreexcitada, coloca tu atención en las sensaciones táctiles de la respiración. Después de exhalar, justo cuando la siguiente inhalación comienza, cuenta mentalmente “uno”. Manteniendo una postura erguida, con el pecho elevado para que el aliento entre de vuelta sin esfuerzo, inhala y sigue las sensaciones táctiles de tu respiración, dejando que tu mente conceptual descanse. Ahora experimenta el maravilloso sentido de frescura mientras el aliento es liberado completamente, hasta llegar al siguiente momento de cambio. Cultiva una “mente de teflón”, una mente a la que nada se le pega, que no se aferra a los pensamientos sobre el presente, pasado o futuro. De esta manera, cuenta del uno al diez. Puedes después volver a contar hasta diez, o continuar contando desde el diez hasta números mayores. Ésta es una práctica de simplificar en vez de suprimir a la mente discursiva. Estás reduciendo la actividad mental a sólo contar, tomando unas vacaciones de los pensamientos compulsivos a lo largo del ciclo entero de la respiración. Practica por varios minutos antes de finalizar la sesión.

Al finalizar cualquier esfuerzo digno de una manera significativa, los budistas dedican el mérito. Algo se ha formado en nuestros corazones y mentes por aplicarnos a esta sana actividad. Después de completar una sesión de meditación, puede que quieras morar por un minuto a dedicar el mérito de tu práctica, para que desemboque en la realización de lo que sea que encuentres más significativo para ti y para los demás. Con intención y atención, esa bondad puede ser dirigida a donde queramos.