ABUNDANCIA (1)

ABUNDANCIA (001) – el principio del Cielo que contrasta con la creencia del ego en la escasez; al Hijo de Dios jamás puede faltarle nada o tener necesidades, puesto que los regalos de Dios, otorgados eternamente en la creación, siempre están con él.

Nota—puesto que abundancia y escasez generalmente se discuten juntos, ëscasez y términos relacionados con el ego no se incluyen abajo.

GLOSARIO-ÍNDICE / abundancia

caridad
/ T-4.II.6-7
creación / T-1.IV.3; T-26.VII.13
Cristo / T-1.V.6 
Dios / T-4.III.9;  T-4.VII.5; T-7.VII.10; T-28.III.9
extensión / T-7.VIII.1; T-7.VII.7
Filiación / T-1.IV.4; T-1.V.4; T-12.III.5; L-pI.165.6
grandeza / T-9.VIII.9
inocencia / T-3.I.6
mundo real / L-pl.54.5; L-pII.249.1
verdad / T-1.IV.3

Duración approximada de lectura 15min

caridad
T-4.II.6-7

V. La función del obrador de milagros

T-2.V.9 Curar es una habilidad que se desarrolló después de la separación, antes de la cual era innecesaria. Es temporal al igual que todos los aspectos de la creencia en el tiempo y en el espacio. Mientras el tiempo continúe, no obstante, la curación seguirá siendo necesaria como medio de protección. Esto se debe a que la curación se basa en la caridad, y la caridad es una forma de percibir la perfección en otro aun cuando no puedas percibirla en ti mismo. La mayoría de los conceptos más elevados que ahora eres capaz de concebir dependen del tiempo. La caridad, en realidad, no es más que un pálido reflejo de un amor mucho más poderoso y todo-abarcador, el cual está mucho más allá de cualquier forma de caridad que te hayas podido imaginar hasta ahora. La caridad es esencial para la mentalidad recta aun en la pequeña medida en que ahora puedas alcanzarla.

T-2.V.10 La caridad es una manera de ver a otro como si ya hubiese llegado mucho más allá de lo que en realidad ha logrado en el tiempo hasta ahora. Puesto que su pensamiento tiene fallos, no puede ver que la Expiación es para él, pues, de otro modo, no tendría necesidad de caridad. La caridad que se le concede es a la vez una confirmación de que necesita ayuda, así como el reconocimiento de que la aceptará. Estas dos percepciones denotan claramente su dependencia del tiempo, haciendo patente el hecho de que la caridad opera todavía dentro de las limitaciones de este mundo. Dije anteriormente que sólo la revelación transciende el tiempo. El milagro, al ser una expresión de caridad, tan sólo puede acortarlo. Hay que entender, no obstante, que cuando le ofreces un milagro a otro estás acortando su sufrimiento y el tuyo. Esto corrige tanto retroactivamente como progresivamente.

II. El ego y la falsa autonomía

T-4.II.6 Sólo aquellos que tienen una sensación real y duradera de abundancia pueden ser verdaderamente caritativos. Esto resulta obvio cuando consideras lo que realmente quiere decir ser caritativo. Para el ego dar cualquier cosa significa tener que privarse de ella. Cuando asocias el acto de dar con el sacrificio, das solamente porque crees que de alguna forma vas a obtener algo mejor, y puedes, por lo tanto, prescindir de la cosa que das. "Dar para obtener" es una ley ineludible del ego, que siempre se evalúa a sí mismo en función de otros egos. Por lo tanto; está siempre obsesionado con la idea de la escasez, que es la creencia que le dio origen. Su percepción de otros egos como entes reales no es más que un intento de convencerse a sí mismo, de que él es real. El "amor propio", desde el punto de vista del ego, no significa otra cosa que el ego se ha engañado a sí mismo creyendo que es real, y, por lo tanto, está temporalmente menos inclinado a saquear. Ese “amor propio" es siempre vulnerable a la tensión, término éste que se refiere a cualquier cosa que él perciba como una amenaza a su existencia.

T-4.II.7 El ego vive literalmente a base de comparaciones. La igualdad es algo que está más allá de lo que puede entender y, por lo tanto, le es imposible ser caritativo. Lo que el ego da nunca emana de una sensación de abundancia porque él fue engendrado precisamente como un sustituto de ésta. Por eso es por lo que el concepto de "obtener" surgió en su sistema de pensamiento. Los apetitos son mecanismos para "obtener" que representan la necesidad del ego de ratificarse a sí mismo. Esto es cierto tanto en el caso de los apetitos corporales como en el de las llamadas "necesidades más elevadas del ego". El origen de los apetitos corporales no es físico. El ego considera al cuerpo como su hogar, y trata de satisfacerse a sí mismo a través de él. Pero la idea de que eso es posible es una decisión de la mente, que está completamente confundida acerca de lo que realmente es posible.

creación
T-1.IV.3; T-26.VII.13

IV. Cómo escapar de la oscuridad

T-1.IV.3 La oscuridad es falta de luz de la misma manera en que el pecado es falta de amor. No tiene cualidades únicas propias. Es un ejemplo de la creencia en la "escasez", de la cual sólo se pueden derivar errores. La verdad es siempre abundante. Los que perciben y reconocen que lo tienen todo no tienen necesidades de ninguna clase. El propósito de la Expiación es devolvértelo todo, o más bien, devolvérselo a tu conciencia. Se te dio todo cuando fuiste creado, exactamente como se les dio a todos los demás.

VII. Las leyes de la curación

T-26.VII.13 Causa y efecto no son dos cosas separadas, sino una sola. Dios dispone que aprendas lo que siempre ha sido verdad: que Él te creó como parte Sí Mismo y que esto no puede sino seguir siendo verdad porque las ideas no abandonan su fuente. Ésta es la ley de la creación: que cada idea que la mente conciba sólo sirva para aumentar su abundancia y nunca para disminuirla. Esto es tan cierto con respecto a lo que se desea vanamente como con respecto a lo que la voluntad dispone verdaderamente, ya que la mente puede desear ser engañada, pero no puede hacer de sí misma lo que no es. Y creer que las ideas pueden abandonar su fuente es tratar inútilmente de hacer que las ilusiones sean verdad. Pues nunca será posible engañar al Hijo de Dios.

Cristo
T-1.V.6

V. Plenitud y espíritu

T-1.V.6 El milagro es señal de que la mente ha elegido dejarse guiar por mí en el servicio a Cristo. La abundancia de Cristo es el resultado natural de haber decidido seguirle.

Dios
T-4.III.9T-4.VII.5; T-7.VII.10; T-28.III.9

III. Amor sin conflicto

T-4.III.9 En tu propia mente, aunque negada por el ego, se encuentra la declaración que te hará libre: Dios te ha dado todo. Este simple hecho significa que el ego no existe, y esto le atemoriza mortalmente. En el lenguaje del ego, "tener" y "ser" significan dos cosas distintas, si bien para el Espíritu Santo son exactamente lo mismo. El Espíritu Santo sabe que lo "tienes" todo y que lo "eres" todo. Cualquier distinción al respecto es significativa solamente cuando la idea de "obtener", que implica carencia, ha sido previamente aceptada. Por eso es por lo que no hacemos ninguna distinción entre tener el Reino de Dios y ser el Reino de Dios.

VII. Creación y Comunicación

T-4.VII.5 Dios, que abarca todo lo que existe, creó seres que lo tienen todo individualmente, pero que quieren compartirlo para así incrementar su gozo. Nada real puede incrementarse excepto compartiéndolo. Por eso es por lo que Dios te creó a ti. La Abstracción Divina se deleita compartiendo. Eso es lo que significa la creación. Las preguntas "¿qué?"; "¿cómo?" y "¿con quién?" son irrelevantes toda vez que la verdadera creación lo da todo, ya que sólo puede crear a semejanza propia. Recuerda que la diferencia que hay entre tener y ser en la existencia, en el Reino no existe. En el estado de ser la mente siempre lo da todo.

VII. La totalidad del Reino

T-7.VII.10 Tu eres la voluntad de Dios. No aceptes nada más como tu voluntad, pues, de lo contrario, estarás negando lo que eres. Niega lo que eres y atacarás, al creer que has sido atacado. Mas ve el amor de Dios en ti y lo verás en todas partes porque está en todas partes. Ve Su abundancia en todos y sabrás que estás en Él junto con todos tus hermanos. Ellos forman parte de ti, tal como tú formas parte de Dios. Cuando no entiendes esto, te sientes tan solo como se siente Dios Mismo cuando Sus Hijos no lo conocen. La paz de Dios radica en entender esto: Sólo hay una manera de escaparse del pensamiento del mundo, del mismo modo en que sólo hubo una manera de adentrarse en él: entendiendo totalmente al entender la totalidad.

III. El acuerdo a unirse

T-28.III.9 Este festín es muy distinto de los que se acostumbran a dar en el sueño del mundo. Pues aquí, cuanto más reciba cada uno, más habrá para ser compartido por todos los demás. Los Invitados han traído Consigo provisiones ilimitadas. Y a nadie se le priva de nada, ni nadie puede privar a otro de nada. He aquí el festín que el Padre tiende ante Su Hijo y que comparte con él equitativamente. Y en ese compartir no puede haber una brecha en la que la abundancia merme y disminuya. Aquí los años de escasez no se presentarán, ya que el tiempo no forma parte de este festín, pues es eterno. El amor ha desplegado su mesa en el espacio que parecía mantener a tus Invitados alejados de ti.

extensión
T-7.VII.7; T-7.VIII.1 

T-7.VII.7 Sólo un Hijo de Dios es un maestro lo suficientemente digno como para poder enseñar a otro. En todas las mentes hay un solo Maestro que enseña la misma lección a todo el mundo. Él siempre te enseña la inestimable valía de cada Hijo de Dios, y lo hace con infinita paciencia, nacida del amor infinito en nombre del cual habla. Todo ataque es un llamamiento a Su paciencia, puesto que Su paciencia puede transformar los ataques en bendiciones. Los que atacan no saben que son benditos. Atacan porque creen que les falta algo. Por lo tanto, comparte tu abundancia libremente y enseña a tus hermanos a conocer la suya. No compartas sus ilusiones de escasez, pues, de lo contrario, te percibirás a ti mismo como alguien necesitado.

VIII. La creencia increíble

T-7.VIII.1 Hemos dicho que sin proyección no puede haber ira, pero también es verdad que sin extensión no puede haber amor. Todo ello refleja una ley fundamental de la mente y, por consiguiente, una ley que siempre está en vigor. Es la ley mediante la cual creas y mediante la cual fuiste creado. Es la ley que unifica al Reino y lo conserva en la mente de Dios. El ego, sin embargo, percibe dicha ley como un medio para deshacerse de algo que no desea. Para el Espíritu Santo, es la ley fundamental del compartir, mediante la cual das lo que consideras valioso a fin de conservarlo en tu mente. Para el Espíritu Santo, es la ley de la extensión. Para el ego, la de la privación. Produce, por lo tanto, abundancia o escasez, dependiendo de cómo eliges aplicarla. La manera en que eliges aplicarla depende de ti, pero no depende de ti decidir si vas a utilizar la ley o no. Toda mente tiene que proyectar o extender porque así es como vive, y toda mente es vida.

Filiación
T-1.IV.4; T-1.V.4; T-12.III.5; L-pI.165.6

IV. Cómo escapar de la oscuridad

T-1.IV.4 El vacío que el miedo engendra tiene que ser sustituido por el perdón. Eso es lo que la Biblia quiere decir con "Ya no habrá muerte", y por lo que yo pude demostrar que la muerte no existe. Vine a dar cumplimiento a la ley al re-interpretarla. La ley en sí, si se entiende correctamente, sólo ofrece protección. Son los que aún no han cambiado su manera de pensar quienes han introducido en la ley la idea de "las llamas del infierno". Te aseguro que daré testimonio a través de todo aquel que me lo permita, y en la medida en que me lo permita. Aquello de lo que das fe demuestra tus creencias, y de esta manera las refuerza. Aquellos que dan testimonio de mí están expresando, por medio de los milagros que obran, que han dejado de creer en la carencia en favor de la abundancia que han aprendido les pertenece.

V. Plenitud y espíritu

T-1.V.4 En última instancia, todo miembro de la familia de Dios tiene que retornar. El milagro le llama a retornar porque le bendice y le honra, aun cuando esté ausente en espíritu. "De Dios no se hace burla" no es una amenaza, sino una garantía. Dios [habría] sido burlado si alguna de sus creaciones careciese de santidad. La creación es plena, y la señal de la plenitud es la santidad. Los milagros son afirmaciones de Filiación, que es un estado de compleción y abundancia.

III Cómo invertir en la realidad

T-12.III.5. La salvación es para la mente, y se alcanza por medio de la paz. La mente es lo único que se puede salvar, y sólo se puede salvar a través de la paz. Cualquier otra respuesta que no sea amor, surge como resultado de una confusión con respecto a "qué" es la salvación y a "cómo" se alcanza, y el amor es la única respuesta. Nunca te olvides de esto, y nunca te permitas creer, ni por un solo instante, que existe otra respuesta, pues de otro modo te contarás forzosamente entre los pobres, quienes no han entendido que moran en la abundancia y que la salvación ha llegado.


[L-pI.165] Que mi mente no niegue el pensamiento de Dios.

L-165.6 Y ahora las dudas son cosa del pasado, el final de la jornada es indudable y se te ha concedido la salvación. Ahora el poder de Cristo mora en tu mente, para que puedas curar tal como fuiste curado. Pues ahora te cuentas entre los salvadores del mundo. Ése es tu único destino. ¿Consentiría Dios acaso que Su Hijo permaneciese eternamente hambriento por haberse negado a sí mismo el sustento que le es menester para poder vivir? La abundancia mora en él, y la privación no puede separarlo del Amor vivificante de Dios, ni de su hogar.

grandeza
T-9.VIII.9

VIII. La grandeza en contraposición a la grandiosidad

T-9.VIII.5 Desde tu grandeza tan sólo puedes bendecir porque tu grandeza es tu abundancia. Al bendecir la conservas en tu mente, protegiéndola así de las ilusiones y manteniéndote a ti mismo en la mente de Dios. Recuerda siempre que no puedes estar en ninguna otra parte, excepto en la mente de Dios. Cuando te olvidas de esto, te desesperas y atacas.

inocencia
T-3.I.6

I. Expiación sin sacrificio

T-3.I.6 La inocencia es incapaz de sacrificar nada porque la mente inocente dispone de todo y sólo se esfuerza por proteger su plenitud. No puede proyectar. Tan sólo puede honrar a otras mentes porque honrar a otros es el saludo natural de los verdaderamente amados hacia los que son como ellos. El cordero "quita los pecados del mundo" en el sentido de que el estado de inocencia, o gracia, es uno en que el significado de la Expiación es perfectamente obvio. La Expiación carece por completo de ambigüedad. Es perfectamente inequívoca porque existe en la luz. Únicamente los intentos de ocultarla en las tinieblas han hecho que sea inaccesible para aquellos que eligen no ver.

mundo real
L-pl.54.5; L-pII.249.1

L.pI.54 Estoy decidido a ver.

L.pI.54.1 Puesto que reconozco que la naturaleza de mis pensamientos es que los comparto con todo lo que existe, estoy decidido a ver. Veré los testigos que me muestran que la manera de pensar del mundo ha cambiado. Veré la prueba de que lo que se ha obrado por mediación mía ha permitido que el amor reemplace al miedo, la risa a las lágrimas y la abundancia a las pérdidas. Quiero contemplar el mundo real, y dejar que me enseñe que mi voluntad y la Voluntad de Dios son una.L-pII.249 El perdón pone fin a todo sufrimiento y a toda sensación de pérdida

[L-pII.249] El perdón pone fin a todo sufrimiento y a toda sensación de pérdida.

L-pII.249.1. El perdón nos ofrece un cuadro de un mundo en el que ya no hay sufrimiento, es imposible perder y la ira no tiene sentido. El ataque ha desaparecido y a la locura le ha llegado su fin. ¿Qué sufrimiento podría concebirse ahora? ¿En qué pérdida se podría incurrir? El mundo se convierte en un remanso de dicha, abundancia, caridad y generosidad sin fin. Se asemeja tanto al Cielo ahora, que se transforma en un instante en la luz que refleja. Y así, la jornada que el Hijo de Dios emprendió ha culminado en la misma luz de la que él emanó.

verdad
T-1.IV.3

T-1.IV.3. La oscuridad es falta de luz de la misma manera en que el pecado es falta de amor. No tiene cualidades únicas propias. Es un ejemplo de la creencia en la "escasez", de la cual sólo se pueden derivar errores. La verdad es siempre abundante. Los que perciben y reconocen que lo tienen todo no tienen necesidades de ninguna clase. El propósito de la Expiación es devolvértelo restaurar todo, o más bien, devolvérselo restaurar el amor a tu conciencia. Se te dio todo cuando fuiste creado, exactamente como se les dio a todos los demás.

EXPIACIÓN (aceptar) (2)

ACEPTAR LA EXPIACIÓN (2) – aceptar la irrealidad de la separación, el pecado y la culpa, la enfermedad y la muerte, al seguir el adiestramiento específico de perdonar nuestras relaciones especiales—como nos enseña el Espíritu Santo—que corrige nuestros errores; esta es nuestra única responsabilidad, nuestra función en la Expiación.

GLOSARIO-ÍNDICE / aceptar la Expiación


culpa
T-13.I.6; T-13.X.5-8; T-14.I.1
curación
T-19.I.9; M-6.1; M-22.1; M-23.2
ego
T-8.III.6
identidad
L.pI.139
invulnerabilidad
T-14.III.7-10
miedo
T-2.I.4
resurrección
M-28.1
salvación
L-pII.297; L-pII.318.2
separación
T-7.VIII.7; T-13.in.2; T-28.IV.1
tiempo
T-2.III.3
obrador de milagros
T-2.V.5; T-5.V.7; M-7.3; M-18.4
pecado
T-18.VII.1; L-pI.101.5; L-pII.337; M-14.3
perdón
T-14.I.1; T-19:IV-D.9-13; M-18.4
relación santa
T-22.VI.4-5; P-2.II.8; P-3.II.3

Estudios Adicionales:
Obrador de Milagros - Frases cortas - Aceptar la Expiación (I) 
Aceptar la Expiación (II) - Más frases

culpa
T-13.I.6; T-13.X.5-8; T-14.I.1

I. Inocencia e invulnerabilidad

T-13.I.6 Cuando hayas aceptado la Expiación, te darás cuenta de que no hay culpabilidad alguna en el Hijo de Dios. Y sólo cuando veas su inocencia podrás entender su unicidad. Pues la idea de la culpabilidad da lugar a la creencia de que algunas personas pueden condenar a otras, como resultado de lo cual, se proyecta separación en vez de unidad. Sólo te puedes condenar a ti mismo, y hacer eso te impide reconocer que eres el Hijo de Dios. Has negado la condición de su existencia, que es su perfecta irreprochabilidad. El Hijo de Dios fue creado del amor, y mora en el amor. La bondad y la misericordia le han acompañado siempre, pues él jamás ha dejado de extender el amor de su Padre.

X. Tu liberación de la culpabilidad

T-13.X.5 Resuélvete, por consiguiente, a dejar de ser como has sido. No te valgas de ninguna relación para aferrarte al pasado, sino que vuelve a nacer cada día con cada una de ellas. Un minuto, o incluso menos, será suficiente para que te liberes del pasado y le entregues tu mente a la Expiación en paz. Cuando les puedas dar la bienvenida a todos, tal como quisieras que tu Padre te la diese a ti, dejarás de ver culpabilidad en ti mismo. Pues habrás aceptado la Expiación, la cual seguía refulgiendo en tu interior mientras soñabas con la culpabilidad, si bien no la veías porque no buscabas dentro de ti.

T-13.X.6 Mientras de algún modo creas que está justificado considerar a otro culpable, independientemente de lo que haya hecho, no buscarás dentro de ti, donde siempre encontrarías la Expiación. A la culpabilidad no le llegará su fin mientras creas que está justificada. Tienes que aprender, por lo tanto, que la culpabilidad es siempre demente y que no tiene razón de ser. El propósito del Espíritu Santo no es desvanecer la realidad. Si la culpabilidad fuese real, la Expiación no existiría. El propósito de la Expiación es desvanecer las ilusiones, no considerarlas reales y luego perdonarlas.

T13.X.7 El Espíritu Santo no conserva ilusiones en tu mente a fin de atemorizarte, ni te las enseña con miedo para mostrarte de lo que te ha salvado. Eso de lo que te ha salvado ha desaparecido. No le otorgues realidad a la culpabilidad ni veas razón alguna que la justifique. El Espíritu Santo hace lo que Dios quiere que haga, y eso es lo que siempre ha hecho. Ha visto la separación, pero sólo conoce la unión. Enseña a sanar, pero sabe también lo que es la creación. El Espíritu Santo quiere que veas y enseñes tal como Él lo hace, y a través de Él. No obstante, lo que Él sabe tú lo desconoces aunque es tuyo.

T-13.X.8 Ahora se te concede poder sanar y enseñar, para dar lugar a lo que algún día será ahora, pero que de momento aún no lo es. El Hijo de Dios cree estar perdido en la culpabilidad, solo en un mundo tenebroso donde el dolor le acosa por todas partes desde el exterior. Cuando haya mirado en su interior y haya visto la radiante luz que allí se encuentra, recordará cuánto lo ama su Padre. Y le parecerá increíble que jamás hubiese podido pensar que su Padre no le amaba y que lo condenaba. En el momento en que te des cuenta de que la culpabilidad es una locura totalmente injustificada y sin ninguna razón de ser, no tendrás miedo de contemplar la Expiación y de aceptarla totalmente.

curación
T-19.I.9; M-6.1; M-22.1; M-23.2

I. La curación y la fe

T-19.I.9 Tener fe es sanar. Es la señal de que has aceptado la Expiación, y, por consiguiente, de que deseas compartirla. Mediante la fe, ofreces el regalo de liberación del pasado que recibiste. No te vales de nada que tu hermano haya hecho antes para condenarlo ahora. Eliges libremente pasar por alto sus errores, al mirar más allá de todas las barreras que hay entre tú y él y veros a los dos como uno solo. Y en esa unidad que contemplas, tu fe está plenamente justificada. La falta de fe nunca está justificada. La fe, en cambio, siempre lo está.

M-6 ¿TIENE SIEMPRE LUGAR LA CURACIÓN?

M-6.1 Si, la curación siempre tiene lugar. Es imposible dejar que las ilusiones se lleven ante la verdad y al mismo tiempo conservarlas. La verdad demuestra que las ilusiones no tienen ningún valor. El Maestro de Dios ha visto la corrección de sus propios errores en la mente del paciente, al reconocerla como lo que es. Al haber aceptado la Expiación para sí mismo, también la ha aceptado para el paciente. ¿Qué ocurre, sin embargo, cuando el paciente usa la enfermedad como una forma de vida, creyendo que la curación es el camino a la muerte? Cuando esto ocurre, una curación repentina podría ocasionar una aguda depresión y una sensación de pérdida tan profunda, que el paciente podría incluso tratar de destruirse a sí mismo. No teniendo nada por lo que vivir, podría incluso pedir la muerte. Por su propio bien, pues, la curación tiene que esperar.

M-22 ¿QUÉ RELACIÓN EXISTE ENTRE LA CURACIÓN Y EXPIACIÓN?

M22.1. La curación y la Expiación no están relacionadas: son lo mismo. No hay grados de dificultad en los milagros porque no hay grados de Expiación. Este es el único concepto total que es posible en este mundo porque es la fuente de una percepción completamente unificada. La idea de una Expiación parcial no tiene sentido, del mismo modo como es imposible que haya ciertas áreas en el Cielo reservadas para el infierno. Acepta la Expiación y te curaras. La Expiación es la Palabra de Dios. Acepta Su Palabra, y ya no quedara nada que pueda dar lugar a la enfermedad. Acepta Su Palabra y todo milagro se habrá realizado. Perdonar es curar. El Maestro de Dios ha decidido que aceptar la Expiación para sí mismo es su única función. ¿Que puede haber, entonces, que él no pueda curar? ¿Qué milagro se le podría negar?

M-23 ¿JUEGA JESÚS UN PAPEL ESPECIAL EN LA CURACIÓN?

M23.2 Hemos repetido en muchas ocasiones que alguien que haya aceptado perfectamente la Expiación para sí mismo puede sanar el mundo. En efecto, ya lo ha hecho. La tentación podrá volver a acosar a otros, pero nunca a Ese. Él se ha convertido en el Hijo de Dios resucitado. Ha vencido a la muerte al haber aceptado la Vida. Se ha reconocido a si mismo tal como Dios lo creó, y al hacerlo, ha reconocido que toda cosa viviente forma parte de él. Ahora su poder es ilimitado porque es el Poder de Dios. De esta manera, su nombre se ha convertido en el Nombre de Dios, pues ya no se considera a sí mismo separado de Él.

ego
T-8.III.6

III. El encuentro santo

T-8.III.6 Tú no puedes encontrar el Reino por tu cuenta, y tú, que eres el Reino, no puedes encontrarte a ti mismo por tu cuenta. Para lograr el objetivo del plan de estudios , por lo tanto, no debes escuchar al ego, cuyo propósito es derrotar su propio objetivo. El ego no sabe esto porque no sabe nada. Pero tú puedes aprenderlo, y lo aprenderás si estás dispuesto a examinar lo que el ego quiere hacer de ti. Ésta es tu responsabilidad porque una vez que hayas examinado esto aceptarás la Expiación para ti mismo. ¿Qué otra elección podrías llevar a cabo? Una vez que hayas elegido aceptar la Expiación para ti mismo entenderás por qué razón, cuando antes te encontrabas con otra persona, creías que era otra persona. Y cada encuentro santo en el que te entregues completamente te enseñará que eso no es así.

identidad
L.pI.139

[L-pI.139] ACEPTARÉ LA EXPIACIÓN PARA MÍSMO.

L-139.1 Con esto se acaban todas las decisiones. Pues con ésta lección llegamos a la decisión de aceptarnos a nosotros mismos tal como Dios nos creó. ¿Y qué es elegir sino tener incertidumbre con respecto a lo que somos? No hay duda que no esté arraigada en esto. No hay pregunta que no sea un reflejo de ello. No hay conflicto que no entrañe la simple pregunta: "¿Qué soy?"

L-139.2 Mas ¿quién podría hacer esta pregunta sino alguien que se ha negado a reconocerse a sí mismo? Sólo esta negativa a aceptarte a ti mismo es lo que hace que la pregunta parezca sincera. Lo único que cualquier cosa viviente puede saber con certeza es lo que ella es. Desde esta perspectiva de certeza, contempla otras cosas que tienen tanta certeza como ella misma.

L-139.3 Tener incertidumbre con respecto a lo que indudablemente eres es una forma de auto-engaño tan monumental, que es difícil concebir su magnitud. Estar vivo y no conocerte a ti mismo es creer que en realidad estás muerto. Pues, ¿qué es la vida sino ser lo que eres? Y ¿qué otra cosa sino tú podría estar viva en tu lugar? ¿Quién es el que duda? ¿De qué es de lo que duda? ¿A quién le pregunta? ¿Quién le puede responder?

L-139.4 Está simplemente declarando que él no es quien realmente es, y, por lo tanto, al creer ser otra cosa, se convierte en inquisidor de lo que esa otra cosa es. Sin embargo, no podría estar vivo si no supiese la respuesta. Si pregunta como si no supiese, ello es señal de que no quiere ser lo que es. Mas él ha aceptado lo que es puesto que vive; también ha juzgado contra ello y negado su valor; y ha decidido que desconoce la única certeza mediante la cual vive.

L-139.5 De esta manera, se vuelve inseguro con respecto a su vida, pues lo que ésta es, él mismo lo ha negado. Esta negación es lo que hace que tengas necesidad de la Expiación. Tu negación no cambió en nada lo que eres. Pero tú has dividido tu mente en dos partes: una que conoce la verdad y otra que no. Tú eres tú mismo. De esto no hay duda. Sin embargo, lo dudas. Mas no te preguntas qué parte de ti es la que puede realmente poner en duda lo que eres. Aquello que hace esa pregunta no puede realmente ser parte de ti. Pues le hace la pregunta a alguien que sabe la respuesta. Mas si fuese parte de ti, entonces la certeza sería imposible.

L-139.6 La Expiación pone fin a la extraña idea de que es posible dudar de ti mismo y no estar seguro de lo que realmente eres. Esto es el colmo de la locura. Sin embargo, es la pregunta universal del mundo. ¿Qué puede eso significar sino que el mundo está loco? ¿Por qué compartir su locura aceptando la desafortunada creencia de que lo que aquí es universal es verdad?

L-139.7 Nada de lo que el mundo cree es verdad. Pues el mundo es un lugar cuyo propósito es servir de hogar para que aquellos que dicen no conocerse a sí mismos puedan venir a cuestionar lo que son. Y seguirán viniendo hasta que se acepte la Expiación y aprendan que es imposible dudar de uno mismo, así como no ser consciente de lo que se es.

L-139.8 Lo único que se te puede pedir es tu aceptación, pues lo que eres es algo incuestionable. Lo que eres fue establecido para siempre en la santa Mente de Dios y en la tuya propia. Está tan lejos de cualquier duda o de que se cuestione que inquirir lo que debe ser es prueba suficiente de que crees en la contradicción de que no sabes aquello que es imposible que no sepas. ¿Es esto una pregunta, o bien una afirmación que se niega a sí misma? No sigamos tolerando que nuestras santas mentes se entretengan en semejantes insensateces.

L-139.9 Tenemos una misión aquí. No vinimos a reforzar la locura en la que una vez creímos. No nos olvidemos del objetivo que aceptamos. Vinimos a alcanzar mucho más que nuestra propia felicidad. Lo que aceptamos ser, proclama lo que todo el mundo no puede sino ser junto con nosotros. No les falles a tus hermanos, pues, de lo contrario, te estarás fallando a ti mismo. Contémplalos con amor, para que puedan saber que forman parte de ti y que tú formas parte de ellos.

L-139.10 Esto es lo que la Expiación enseña, y lo que demuestra que la unidad del Hijo de Dios no se ve afectada por su creencia de que no sabe lo que es. Acepta hoy la Expiación, no para cambiar la realidad, sino simplemente para aceptar la verdad de lo que eres, y luego sigue tu camino regocijándote en el infinito Amor de Dios. Esto es lo único que se nos pide hacer. Esto es lo único que haremos hoy.

L-139.11 Dedicaremos cinco minutos por la mañana y cinco por la noche a tener presente nuestro cometido de hoy. Comenzaremos con este repaso acerca de nuestra misión:

Aceptaré la Expiación para mí mismo, pues aún soy tal como Dios me creó.

No hemos perdido el conocimiento que Dios nos dio cuando nos creó semejantes a Él. Podemos recordarlo por todos, pues en la creación todas las mentes son una. Y en nuestra memoria yace el recuerdo de lo mucho que en verdad amamos a nuestros hermanos, de lo mucho que cada mente es parte de nosotros, de cuán fieles nos han sido realmente y de cómo el Amor de nuestro Padre los incluye a todos.

L-139.12 Como muestra de gratitud por toda la creación, y en el Nombre de su Creador y de Su Unidad con todos los aspectos de la creación, reiteramos hoy nuestra dedicación a nuestra causa cada hora, dejando a un lado todos los pensamientos que nos pudiesen desviar de nuestro santo propósito. Durante varios minutos deja que tu mente quede libre de todas las disparatadas telarañas que el mundo quiere tejer en torno al santo Hijo de Dios. Y date cuenta de lo frágiles que son las cadenas que parecen mantener fuera de tu conciencia el conocimiento de ti mismo, según repites:

Aceptaré la Expiación para mí mismo, pues aún. soy tal como Dios me creó.


invulnerabilidad
T-14.III.7-10

T-14.III.7 Así es como se enseña esa simple lección: la ausencia de culpa es invulnerabilidad. Por lo tanto, pon de manifiesto tu invulnerabilidad ante todo el mundo. Enséñales que no importa lo que traten de hacerte, tu perfecta libertad de la creencia de que algo puede hacerte daño demuestra que ellos son inocentes. Ellos no pueden hacer nada que te haga daño, y al no dejarles pensar que pueden, les enseñas que la Expiación, que has aceptado para ti mismo, es también suya. No hay nada que perdonar. Nadie puede hacerle daño al Hijo de Dios. Su culpabilidad es totalmente infundada, y al no tener causa, no puede existir.

T-14.III.8 Dios es la única Causa, y la culpabilidad es algo ajeno a Él. No le enseñes a nadie que te ha hecho daño, pues si lo haces, te estarás enseñando a ti mismo que lo que es ajeno a Dios tiene poder sobre ti. Lo que no tiene causa no puede existir. No des testimonio de ello, ni fomentes el que ninguna mente lo crea. Recuerda siempre que la mente es una, y que la causa es una. No aprenderás a comunicarte con esta unicidad hasta que no aprendas a negar lo que no tiene causa y a aceptar como tuya la Causa que es Dios. El poder que Dios le ha dado a Su Hijo es de él, y no hay nada más que Su Hijo pueda ver o elija contemplar sin imponerse a sí mismo la pena de la culpabilidad, en lugar de la feliz enseñanza que gustosamente le ofrecería el Espíritu Santo.

T-14.III.9 Siempre que eliges tomar una decisión para ti solo estás pensando destructivamente y la decisión será errónea. Te hará daño por razón del concepto de decisión que te condujo a ella. No es verdad que puedas tomar decisiones por tu cuenta, o para ti solo. Ningún pensamiento del Hijo de Dios puede estar separado o tener efectos aislados. Cada decisión que se toma, se toma para toda la Filiación, es aplicable tanto a lo interno como a lo externo y afecta a una constelación mucho mayor que nada que jamás hayas podido concebir.

T-14.III.10 Los que aceptan la Expiación son invulnerables. Pero los que creen ser culpables reaccionarán ante la culpabilidad porque creerán que es la salvación, y no se negarán a verla ni a ponerse de su parte. Creen que incrementar la culpabilidad es la manera de auto-protegerse. No lograrán comprender el simple hecho de que lo que no desean no puede sino hacerles daño. Todo esto procede del hecho de que no creen que lo que desean sea bueno. Mas se les dio la voluntad porque es algo santo y porque les brindará todo lo que necesitan, lo cual les llegará tan naturalmente como la paz que no conoce límites. Nada que su voluntad no les provea tiene valor alguno. Pero como ellos no entienden su propia voluntad, el Espíritu Santo la comprende por ellos silenciosamente y les da lo que desean sin que se tengan que esforzar o afanar, y sin dejarlos con la imposible carga de tener que decidir por su cuenta qué es lo que desean o necesitan.

miedo
T-2.I.4

T-2.I.4 Todo miedo se reduce, en última instancia, a la básica percepción errónea de que tienes la capacidad de usurpar el poder de Dios. Por supuesto, no puedes hacer eso, ni jamás pudiste haberlo hecho. En esto se basa el que puedas escaparte del miedo. Te liberas cuando aceptas la Expiación, lo cual te permite darte cuenta de que en realidad tus errores nunca ocurrieron. Sólo después del sueño profundo que se abatió sobre Adán pudo éste experimentar pesadillas. Si de repente se enciende una luz cuando alguien está teniendo un sueño aterrador, puede que inicialmente interprete la luz como parte de su sueño y tenga miedo de ella. Sin embargo, cuando despierte, la percibirá correctamente como su liberación del sueño, al que dejará entonces de atribuir realidad. Esta liberación no se basa en ilusiones. El conocimiento que ilumina no sólo te libera, sino que también te muestra claramente que eres libre.

resurrección
M-28.1

M-28 ¿QUÉ ES LA RESURRECIÓN?

M28.1 La resurrección, dicho llanamente, es la superación de la muerte o el triunfo sobre ella. Es un re-despertar o renacimiento; un cambio de parecer con respecto al significado del mundo. Es la aceptación de la interpretación del Espíritu Santo con respecto al propósito del mundo; la aceptación de la Expiación en uno mismo. Es el fin de los sueños de aflicción y la jubilosa conciencia del sueño final del Espíritu Santo. Es el reconocimiento de los dones de Dios. Es el sueño en el que el cuerpo opera perfectamente al no tener otra función que la de ser un medio de comunicación. Es la lección con la que concluye el aprendizaje, pues con ella se consuma y se transciende. Es la invitación a que Dios de el paso final. Es el abandono de cualquier otro propósito, cualquier otro interés, cualquier otro deseo o cualquier otro empeño. Es el deseo único de estar con el Padre que tiene Su Hijo.

salvación
L-pII.297; L-pII.318.2

[L-pII.297] El perdón es el único regalo que doy.

L-pII.297.1 El perdón es el único regalo que doy, ya que es el único regalo que deseo. Y todo lo que doy, es a mí mismo a quien se lo doy. Ésta es la sencilla fórmula de la salvación. Y yo, que quiero salvarme, la adoptaré, para regir mi vida por ella en un mundo que tiene necesidad de salvación y que se salvará al aceptar yo la Expiación para mí mismo.

L-pII.297.2 Padre, ¡cuán certeros son Tus caminos; cuán seguro su desenlace final y cuán fielmente se ha trazado y logrado cada paso de mi salvación mediante Tu Gracia! Gracias a Ti por Tus eternos regalos, y gracias a Ti también por mi Identidad.

[L-pII.318] Yo soy el medio para la salvación, así como su fin.

L-pII.318.2 Que asuma hoy, Padre mío, el papel que me ofreces al pedirme que acepte la Expiación para mí mismo. Pues lo que de este modo se reconcilia en mí se reconcilia igualmente en Ti.
 
separación
T-7.VIII.7; T-13.in.2; T-28.IV.1

VIII. La Creencia increíble

T-7.VIII.7 Este curso no tiene otro propósito que enseñarte que el ego es algo increíble y que siempre lo será. Tú, que lo inventaste al creer lo increíble, no puedes emitir ese juicio por tu cuenta. Pero cuando aceptas la Expiación para ti mismo, decides en contra de la creencia de que puedes estar solo, desvaneciendo así la idea de la separación y afirmando tu verdadera identificación con todo el Reino como algo que literalmente forma parte de ti. Esta identificación está más allá de cualquier duda del mismo modo en que está más allá de cualquier creencia. Tu plenitud es ilimitada porque el estado de ser es infinito.

Introducción/El Mundo Inocente

T-13.in.2 La aceptación de la culpabilidad en la mente del Hijo de Dios fue el comienzo de la separación, de la misma manera en que la aceptación de la Expiación es su final. El mundo que ves es el sistema ilusorio de aquellos a quienes la culpabilidad ha enloquecido. Contempla detenidamente este mundo y te darás cuenta de que así es. Pues este mundo es el símbolo del castigo, y todas las leyes que parecen regirlo son las leyes de la muerte. Los niños vienen al mundo con dolor y a través del dolor. Su crecimiento va acompañado de sufrimiento y muy pronto aprenden lo que son las penas, la separación y la muerte. Sus mentes parecen estar atrapadas en sus cerebros, y sus fuerzas parecen decaer cuando sus cuerpos se lastiman. Parecen amar, sin embargo, abandonan y son abandonados. Parecen perder aquello que aman, la cual es quizá la más descabellada de todas las creencias. Y sus cuerpos se marchitan, exhalan el último suspiro, se les da sepultura y dejan de existir. Ni uno solo de ellos ha podido dejar de creer que Dios es cruel.

IV. La Unión Mayor

T-28.IV.1 Aceptar la Expiación para ti mismo significa no prestar apoyo a los sueños de enfermedad y muerte de nadie. Significa que no compartes con ningún individuo su deseo de estar separado ni dejas que vuelque sus ilusiones contra sí mismo. Tampoco deseas que éstas se vuelquen contra ti. De este modo, no tienen ningún efecto. Y te liberas de los sueños de dolor porque permites que él se libere de ellos. A menos que lo ayudes, sufrirás con él, ya que ése es tu deseo. Y te convertirás en un protagonista en su sueño de dolor, tal como él lo es en el tuyo. De este modo, los dos os convertís en ilusiones sin ninguna identidad. Tú puedes ser cualquier persona o cualquier cosa, según de quién sea el sueño de maldad que compartas. Pero de una cosa puedes estar seguro: que eres perverso, pues compartes sueños de miedo.

tiempo
T-2.III.3

T-2.III.3 El que todos acepten la Expiación es sólo cuestión de tiempo. Tal vez parezca que esto contradice su libre albedrío, dada la inevitabilidad de la decisión final, pero en realidad no es así. Puedes aplazar lo que tienes que hacer y eres capaz de enormes dilaciones, pero no puedes desvincularte completamente de tu creador, Quien fija los límites de tu capacidad para crear falsamente. Una voluntad aprisionada engendra una situación tal, que, llevada al extremo, se hace completamente intolerable. La resistencia al dolor puede ser grande, pero no es ilimitada. A la larga, todo el mundo empieza a reconocer, por muy vagamente que sea, que tiene que haber un camino mejor. A medida que este reconocimiento se arraiga más, acaba por convertirse en un punto decisivo en la vida de cada persona. Esto finalmente vuelve a despertar la visión espiritual y, al mismo tiempo, mitiga el apego a la visión física. Este alternar entre los dos niveles de percepción se experimenta normalmente como un conflicto que puede llegar a ser muy agudo. Aun así, el desenlace final es tan inevitable como Dios.

obrador de milagros
T-2.V.5; T-5.V.7; M-7.3; M-18.4

T-2.V.5 La única responsabilidad del obrador de milagros es aceptar la Expiación para sí mismo. Esto significa que reconoces que la mente es el único nivel creativo, y que la Expiación puede sanar sus errores. Una vez que hayas aceptado esto, tu mente podrá solamente sanar. Al negarle a tu mente cualquier potencial destructivo y restituir de nuevo sus poderes estrictamente constructivos, te colocas en una posición desde la que puedes eliminar la confusión de niveles en otros. El mensaje que entonces les comunicas es el hecho irrefutable de que sus mentes son igualmente constructivas y de que sus creaciones falsas no pueden hacerles daño. Al afirmar esto liberas a la mente de la tendencia a exagerar el valor de su propio recurso de aprendizaje, y la restituyes a su verdadero papel de estudiante.

T-2.V.7 El aprendizaje que verdaderamente corrige comienza siempre con el despertar del espíritu y con el rechazo de la fe en la visión física. Esto frecuentemente entraña temor, ya que tienes miedo de lo que tu visión espiritual te mostraría. Anteriormente dije que el Espíritu Santo no puede ver errores, y que sólo puede mirar más allá de ellos hacia la defensa de la Expiación. No cabe duda de que esto puede producir incomodidad, más la incomodidad no es el resultado final de la percepción. Cuando se le permite al Espíritu Santo contemplar la profanación del altar, Él mira de inmediato también hacia la Expiación. Nada que Él perciba puede producir miedo. Todo lo que resulta de la conciencia Espiritual simplemente se canaliza hacia la corrección. La incomodidad se manifiesta únicamente para traer a la conciencia la necesidad de corrección.

M-7 ¿DEBE REPETIRSE LA CURACION?

M7.3 En esto es en lo que el Maestro de Dios tiene que confiar. Esto es lo que realmente significa la afirmación de que la única responsabilidad del obrador de milagros es aceptar la Expiación para sí mismo. El Maestro de Dios es un obrador de milagros porque da los regalos que ha recibido. Pero primero tiene que aceptarlos. Eso es lo único que tiene que hacer, ya que no hay nada más que él pueda hacer. Al aceptar la curación puede darla. Si pone esto en duda, que recuerde Quien dio el regalo y Quien lo recibió. Así se aclara su duda. Pensó que Dios le podía quitar los regalos que le había dado. Eso fue un error, pero es un error que no vale la pena conservar. Y por lo tanto, lo único que el Maestro de Dios puede hacer es reconocerlo como tal y permitir que sea corregido.

M-18 ¿COMÓ SE LLEVA A CABO LA CORRECCION?

M-18.4 Para que el Maestro de Dios pueda curar, es esencial, pues, que permita que sus propios errores le sean corregidos. Si siente la más leve irritación al responder a otro, que se dé cuenta de inmediato de que ha hecho una interpretación falsa. Que se dirija entonces a su Eterno Guía interno y deje que sea El Quien juzgue cual debe ser su respuesta. De este modo, el Maestro de Dios se cura y en su curación su alumno se cura con él. La única responsabilidad del Maestro de Dios es aceptar la Expiación para sí mismo. La Expiación es sencillamente la corrección o anulación de los errores. Cuando se haya alcanzado, el Maestro de Dios se habrá convertido, por definición, en un obrador de milagros. Sus pecados le habrán sido perdonados, y el ya no se condenara a si mismo. Cómo podría entonces condenar a otros? ¿Y habría alguien al que su perdón no pudiese curar?

pecado
T-18.VII.1; L-pI.101.5; L-pII.337; M-14.3

T-18.VII.1 Tienes todavía demasiada fe en el cuerpo como fuente de fortaleza. ¿Qué planes haces que de algún modo no sean para su comodidad, protección o disfrute? De acuerdo con tu interpretación, esto hace del cuerpo un fin y no un medio, lo cual siempre quiere decir que todavía te atrae el pecado. Nadie que aún acepte el pecado como su objetivo, puede aceptar la Expiación. Por lo tanto, todavía no has aceptado tu única responsabilidad. Aquellos que prefieren el dolor y la destrucción no le dan la bienvenida a la Expiación.

[L-pI.101] La voluntad de Dios para mí es perfecta felicidad.

L-101.5 Hoy necesitas las sesiones de práctica. Los ejercicios te enseñan que el pecado no es real y que todo lo que crees que inevitablemente ha de ocurrir como consecuencia de él jamás podrá suceder, pues carece de causa. Acepta la Expiación con una mente receptiva que no abrigue la creencia de que has hecho del Hijo de Dios un demonio. El pecado no existe. Practicaremos hoy este pensamiento tan a menudo como nos sea posible, pues es la base de la idea de hoy.

[L-pII.337] Mi impecabilidad me protege de todo daño.

L-pII.337.1 Mi impecabilidad garantiza mi perfecta paz, mi eterna seguridad y mi amor, imperecedero; me mantiene eternamente a salvo de cualquier pensamiento de pérdida y me libera completamente del sufrimiento. Mi estado sólo puede ser uno de felicidad, pues eso es lo único que se me da. ¿Qué debo hacer para saber que todo esto me pertenece? Debo aceptar la Expiación para mí mismo, y nada más. Dios ha hecho ya todo lo que se tenía que hacer. Y lo que tengo que aprender es a no hacer nada por mi cuenta, pues sólo necesito aceptar mi Ser, mi impecabilidad, la cual se creó para mí y ya es mía, para sentir el Amor de Dios protegiéndome de todo daño, para entender que mi Padre ama a Su Hijo y para saber que soy el Hijo que mi Padre ama.

L-pII.337.2 Tú que me creaste en la impecabilidad no puedes estar equivocado con respecto a lo que soy. Era yo quien estaba equivocado al pensar que había pecado, pero ahora acepto la Expiación para mí mismo. Padre, mi sueño termina ahora. Amén.

M-14 ¿CÓMO ACABARÁ EL MUNDO?

M14.3 Ciertamente parece que esto se encuentra muy, pero que muy lejos en el futuro. "Cuando ya no quede ni un solo pensamiento de pecado" parece ser, en efecto, un objetivo a largo plazo. Pero el tiempo se detiene y sirve al objetivo de los maestros de Dios. En el instante en que cualquiera de ellos acepte la Expiación para si mismo, no quedara ni un solo pensamiento de pecado. Perdonar un solo pecado no es más fácil que perdonarlos todos. La ilusión de que hay grados de dificultad es un obstáculo que el Maestro de Dios tiene que aprender a pasar de largo y dejar atrás. Un pecado que un Maestro de Dios perdone completamente, puede consumar la salvación. ¿Puedes comprender esto? No; esto no tiene ningún sentido para los que están aquí. Sin embargo, es la lección final con la que se restaura la unidad. Esto va en contra de la manera de pensar del mundo, pero recuerda que el Cielo también va en contra.

perdón
T-14.I.1; T-19:IV-D.9-13; M-18.4

I. Las Condiciones del Aprendizaje

T-14.I.1 Si eres bendito y no lo sabes, necesitas aprender que ciertamente lo eres. El conocimiento no es algo que se pueda enseñar, pero sus condiciones se tienen que adquirir, pues eso fue lo que desechaste. Puedes aprender a bendecir; pero no puedes dar lo que no tienes. Por lo tanto, si ofreces una bendición, primero te tiene que haber llegado a ti. Y tienes también que haberla aceptado como tuya, pues, de lo contrario, ¿cómo podrías darla? Por eso es por lo que los milagros dan testimonio de que eres bendito. Si perdonas completamente es porque has abandonado la culpabilidad, al haber aceptado la Expiación y haberte dado cuenta de que eres inocente. ¿Cómo ibas a percatarte de lo que se ha hecho por ti, sin tú saberlo, a menos que hicieses lo que no podrías sino hacer si se hubiese hecho por ti?

IV. El Descorrimiento del Velo

T-19.IV.D.9 Nadie puede enfrentarse al temor a Dios sin experimentar terror, a menos que haya aceptado la Expiación y haya aprendido que las ilusiones no son reales. Nadie puede enfrentarse a este obstáculo solo, pues no habría podido llegar a este punto si su hermano no le hubiese acompañado. Y nadie se atrevería a enfrentarse a dicho temor sin haber perdonado a su hermano de todo corazón. Quédate ahí un rato, pero sin temblar. Ya estás listo. Unámonos en un instante santo, aquí, en este lugar al que el propósito que se te señaló en un instante santo te ha conducido. Y unámonos con la fe de que Aquel que nos condujo a todos juntos hasta aquí también te ofrecerá la inocencia que necesitas, y de que la aceptarás por mi amor y por el Suyo.

T-19.IV.D.10 No es posible tampoco enfrentarse a esto demasiado pronto. Éste es el lugar al que todo el mundo tiene que llegar cuando esté listo. Una vez que ha encontrado a su hermano está listo. Sin embargo, llegar simplemente hasta ahí no es suficiente. Pues una jornada desprovista de propósito sigue siendo algo absurdo, e incluso cuando ha concluido no parece haber tenido sentido. ¿Cómo podrías saber que ha finalizado a menos que te dieses cuenta de que su propósito se ha consumado? Ahí, con el final de la jornada ante ti, es cuando ves su propósito. Y es ahí donde eliges hacerle frente al obstáculo o seguir vagando sin rumbo, sólo para tener que regresar y elegir de nuevo.

T-19.IV.D.11 Hacerle frente al temor a Dios requiere cierta preparación. Sólo los cuerdos pueden mirar de frente a la absoluta demencia y a la locura delirante con piedad y compasión, pero sin miedo. Pues sólo les podría parecer temible si la comparten, y tú la compartes mientras no contemples a tu hermano con perfecta fe, con perfecto amor y con perfecta ternura. Mientras no lo perdones completamente, tú sigues sin ser perdonado. Tienes miedo de Dios porque tienes miedo de tu hermano. Temes a los que no perdonas. Y nadie alcanza el amor con el miedo a su lado.

T-19.IV.D.12 Este hermano que está a tu lado todavía te sigue pareciendo un extraño. No lo conoces, y la interpretación que haces de él es temible. Y lo sigues atacando, para mantener a salvo lo que tú crees ser. Sin embargo, en sus manos está tu salvación. Ves su locura, que detestas porque la compartes con él. Y toda la piedad y el perdón que la curaría dan paso al miedo. Hermano, necesitas perdonar a tu hermano, pues juntos compartiréis la locura o el Cielo. Y juntos alzaréis la mirada con fe o no la alzaréis en absoluto.

T-19.IV.D.13 A tu lado se encuentra uno que te ofrece el cáliz de la Expiación, pues el Espíritu Santo está en él. ¿Preferirías guardarle rencor por sus pecados o aceptar el regalo que te hace? ¿Es este portador de salvación tu amigo o tu enemigo? Decide cuál de esas dos cosas es, sin olvidar que lo que has de recibir de él dependerá de lo que elijas. Él tiene el poder de perdonar tus pecados, tal como tú tienes el de perdonar los suyos. Ninguno de vosotros puede conferirse ese poder a sí mismo. Vuestro salvador, no obstante, se encuentra al lado de cada uno de vosotros. Deja que él sea lo que es, y no trates de hacer del amor tu enemigo.

M-18 ¿COMÓ SE LLEVA A CABO LA CORRECCIÓN?

M-18.4 Para que el maestro de Dios pueda curar, es esencial, pues, que permita que sus propios errores le sean corregidos. Si siente la más leve irritación al responder a otro, que se dé cuenta de inmediato de que ha hecho una interpretación falsa. Que se dirija entonces a su Eterno Guía interno y deje que sea Él Quien juzgue cuál debe ser su respuesta. De este modo, el maestro de Dios se cura y en su curación su alumno se cura con él. La única responsabilidad del maestro de Dios es aceptar la Expiación para sí mismo. La Expiación es sencillamente la corrección o anulación de los errores. Cuando se haya alcanzado, el maestro de Dios se habrá convertido, por definición, en un obrador de milagros. Sus pecados le habrán sido perdonados, y él ya no se condenará a sí mismo. ¿Cómo podría entonces condenar a otros? ¿Y habría alguien al que su perdón no pudiese curar?

relación santa
T-22.VI.4-5; P-2.II.8; P-3.II.3

T-22.VI.4 Esta relación santa, hermosa en su inocencia, llena de fortaleza, y resplandeciendo con una luz mucho más brillante que la del sol que alumbra el firmamento que ves, es la que tu Padre ha elegido como uno de los medios para llevar a cabo Su plan. Siéntete agradecido de que no sirva en absoluto para llevar a cabo el tuyo. No usará indebidamente nada que se le confíe, ni dejará de usar nada que se le ofrezca. Esta santa relación tiene el poder de curar todo dolor, sea cual sea su forma. Ni tu hermano ni tú por separado podéis ser útiles en absoluto. Únicamente en vuestra voluntad conjunta radica la curación. Pues ahí es donde se encuentra vuestra curación y ahí es donde aceptaréis la Expiación. Y al sanar los dos, la Filiación queda sanada porque vuestras voluntades se han unido.

T-22.VI.5 Ante una relación santa no hay pecado. Ya no se percibe ninguna forma de error, y la razón, unida al amor, contempla calladamente cualquier confusión y observa simplemente: "Eso fue un error". Y luego, la misma Expiación que aceptaste en tu relación corrige el error y, allí donde éste estaba, deposita una parte del Cielo. ¡Cuán bendito eres tú que permites que este regalo se otorgue! Cada parte del Cielo que restituyes se te da a ti. Y cada lugar vacío del Cielo que vuelves a llenar con la Luz Eterna que traes contigo, resplandece sobre ti. Los medios de la impecabilidad no conocen el miedo porque únicamente son portadores de amor.

ANEXO
II. El lugar de la religión en la psicoterapia

P-2.II.8 ¿Qué tiene que hacer el maestro para asegurar el aprendizaje? ¿Qué tiene que hacer el terapeuta para conseguir la sanación? Sólo una cosa, el mismo requisito que la salvación pide de todos. Cada uno debe compartir una meta con alguien más, y al hacerla, perder todo sentido de intereses separados. Sólo cuando se hace esto es posible trascender los estrechos límites que el ego quiere imponerle al yo. Sólo al hacer esto maestro y alumno, terapeuta y paciente, tú y yo, podemos aceptar la Expiación y aprender a darla tal como se recibió.

III. El papel del psicoterapeuta

P-3.II.3. Mas aún de esto se puede valer el Espíritu Santo y, a la menor invitación, lo hara. El sanador no sanado puede ser arrogante, egoísta, indiferente e incluso deshonesto. Puede no estar interesado en la curación como su meta principal. Pero algo le sucedió, no importa cuán leve pudo haber sido —ni cuán equivocada la dirección que pudo haber elegido— cuando decidió ser un sanador. Ese “algo” es suficiente. Tarde o temprano ese algo despuntará y crecerá: un paciente tocará su corazón, y el terapeuta silenciosamente le pedirá ayuda. Ha encontrado un terapeuta para sí mismo. Le ha pedido al Espíritu Santo que entre en la relación y la sane. Ha aceptado la Expiación para sí mismo.


DIVISIÓN (31)

DIVISIÓN (CISMA) (31) – sin explícitamente aparecer como tales, el Curso describe cuatro niveles de divisiones, las cuales se reflejan en el mundo a través de nuestras relaciones especiales:

1. El pensamiento original de separación cuando creímos habernos separado de Dios, lo cual nos lleva a la creencia en dos mentes: La Mente de Cristo y la mente dividida.

2. La siguiente división de la mente dividida en mentes errada y correcta: los hogares del ego y del Espíritu Santo.

3. La separación de la mente errada y de la mente correcta por medio de la creencia en el sistema de pensamiento del ego de pecado, culpa, miedo; el Amor del Espíritu Santo ahora a sido sepultado bajo el especialismo del ego, y a Dios se le teme en vez de aceptársele.

4. La división ontológica final en la que se niega la culpa en nuestras mentes y se proyecta hacia fuera, se fabrica un mundo separado de ataque y de muerte, un mundo que parece estar separado de la mente que lo pensó.

ver: disociación (30)

GLOSARIO-ÍNDICE / división

abstracto-concreto
T-4.VII.1; L-pI.161.2
amor
T-12.IV.1-3; T-12.V.1-4,7; T-25.VIII.8
ataque-culpa
T-7.VIII.4; T-13.in.1; T-13.II.1-3; L-pI.170.3-4
L-pI.196.5-6,9-11; M-13.7
conducta
T-2.VI.5; T-12.I.2
creaciones
T-10.I.1
cuerpo
T-8.VII.9-10; T-8.VIII.9; T-18.VI.2-4;
T-18.VII.2-3,5 T-19.I.6-7; T-29.VII.2-8
Dios/Cielo
T-6.V.I; T-7.VI.12; T-9.I.4-6; T-12.VIII.2
T-18.IX.1; T-23.I.11-12; L-pI.68.1-2; L-pI.110.4;
L-pI.131.7-8
ego
T-5.V.2-4
ego-Espíritu Santo
T-3.VI.7; T-5.II.5-8; T-7.IV.5; T-7.VI.8-9
T-8.I.5-6; L-pI.66.7; L-pI.71.5
enfermedad
T-8.IX.8; T-20.III.4; T-28.V.1;
L-pI.70.3-4; L-pI.136.2,6-8
L-pI.137.1-3
Espíritu Santo
T-3.VII.4; T-12.I.6; T-21.IV.4; L-pII.2.1-2
miedo
T-2.VI.5; T-9.I.1
mundo
T-12.III.6-10; T-18.I.4-6; L-pI.184.1-4
pecado
T-19.III.6-8; T-26.VII.7
percepción
T-3.IV.2-3,5; T-6.II.9; T-11.V.13-15; T-13.V.2-6
T-22.III.4-5
proyección
T-6.II.1-3,9; T-12.III.6-10; T-12.VII.6-7
relaciones especiales-santas
T-11.VIII.9-11; T-15.V.6-7; T-16.IV.1,3; T-17.III.3
T-18.I.1-3,12-13; T-24.III.2; T-25.II.11; T-27.II.11-16
separación
T-1.VI.2; T-5.III.9; T-6.II.1; C-1.2
Ser
T-7.IX.4; T-18.VIII.6-7; L-pI.96.1-5; L-pI.97.1
L-pI.139.1-5
unidad (unicidad)/plenitud 
T-4.IV.2; T-8.IV.5; T-10.IV.3; T-14.VIII.2
T-16.II.2-3; T-17.VI.6-7; T-25.I.7; L-pI.95.1-2
L-pI.195.5-6; M-19.3-4






























EXPIACIÓN (39)

EXPIACIÓN (39) – el plan de corrección del Espíritu Santo para deshacer el ego y sanar la creencia en la separación; se puso en efecto después de la separación, y se completará cuando cada Hijo separado haya cumplido su parte en la Expiación por medio del perdón total; su principio es que la separación jamás ocurrió.

GLOSARIO-ÍNDICE / Expiación

culpa
T-13.I.6; T-13.X.5-8; T-14.I.1
curación
T-19.I.9; M-6.1; M-22.1; M-23.3
ego
T-8.III.6
identidad
L-pI.139
invulnerabilidad
T-14.III.7-10
miedo
T-2.I.4
resurrección
M-28.1
salvación
L-pII.297.1; L-pII.318.2
separación
T-7.III.7; T-13.in.2; T-28.IV.1
tiempo
T-2.III.3
obrador de milagros
T-2.V.5; T-5.V.7; M-7.3; M-18.4
pecado

T-18.VII.1; L-pI.101.5; L-pII.337; M-14.3
perdón
T-14.I.1; T-19.IV-D.9-13; M-18.4
relación santa
T-22.VI.4-5; P-2.II.8; P-3.II.3





















GLOSARIO ' PrimeroLoPrimero

1. ¿QUÉ ES QUÉ?

UN CURSO DE MILAGROS (128)frecuentemente el Curso se refiere a sí mismo; su meta no es el amor o Dios, sino el deshacimiento, a través del perdón, de las interferencias de la culpa y del miedo que impiden nuestra aceptación de Él; su centro de interés, por lo tanto, es el ego y el deshacimiento de este, más que de Cristo o el espíritu.

MILAGRO (78) – el cambio de idea que modifica nuestra percepción del mundo del ego de pecado, culpa, y miedo al mundo de perdón del Espíritu Santo; invierte la proyección al devolverle a la mente su función causativa, lo cual nos permite escoger de nuevo; trasciende las leyes de este mundo para reflejar las leyes de Dios; se logra al unirnos con el Espíritu Santo o Jesús y es el medio para sanar nuestra propia mente y las mentes de otros. 

[no debe confundirse con el concepto tradicional de los milagros como cambios en los fenómenos externos.]

UNA PEQUEÑA DOSIS DE BUENA VOLUNTAD (129) – esto, junto con el Espíritu Santo, es todo lo que requiere la Expiación; nuestro ego parece hacer imposible el des-hacimiento de la culpa, y por nuestra cuenta sería imposible, pero la buena voluntad de perdonar permite que el Espíritu Santo la deshaga por nosotros; mirar nuestra culpa sin juzgarnos, o mirar nuestra culpa con el Espíritu junto a nosotros.

PROCESO (102)Un Curso de Milagros enfatiza que en el sueño de la separación el perdón ocurre con el tiempo, y es por lo tanto un proceso de crecimiento; nuestro miedo al Amor de Dios es tan grande que nos aferramos a nuestro especialismo como protección, y de ese modo aprendemos suavemente y pacientemente que la culpa y el ataque del ego refuerzan el dolor, mientras que el perdón del Espíritu Santo conduce a la dicha.

PAZ (93)La meta del Curso; la condición para el logro del conocimiento y el regreso a casa; oculta por cuatro obstáculos—nuestra atracción al ataque (culpa), el dolor, la muerte y el miedo a Dios—los cuales se superan al enseñar y aprender el perdón.

DESPERTAR (26) – el Curso habla de la separación como si fuera un sueño del cual necesitamos despertar; la salvación, por lo tanto, consiste en escuchar al Espíritu Santo—la llamada a que despertemos—en nosotros mismos y en nuestros hermanos, de ese modo aceptamos la unidad de los unos con los otros que deshace la separación la cual originó el sueño en el principio.

2. ¿QUIEN ES QUIEN? / EN LA NO-DUALIDAD PURA

DIOS (29) – la Primera Persona de la Trinidad, el Creador, la Fuente de todo ser o de toda vida; el Padre, Cuya Paternidad se establece por la existencia de Su Hijo, Cristo; la Primera Causa, Cuyo Hijo es Su Efecto; la esencia de Dios es espíritu, el cual se comparte con toda la creación, cuya unidad es el estado de Cielo.

CIELO (11) – el mundo no-dualista del conocimiento, donde moran Dios y Su Creación en la perfecta unidad de Su Voluntad y espíritu; aunque excluyente del mundo de la percepción, el Cielo puede reflejarse aquí en la relación santa y el mundo real.

CONOCIMIENTO (14) – el Cielo, o el mundo de Dios y de Su creación unificada que existía antes de la separación en el cual no hay diferencias o formas, por lo cual excluye al mundo de la percepción; no debe confundirse con el uso común de “conocimiento” que implica el dualismo de un sujeto que conoce y un objeto que es conocido; en el Curso refleja la experiencia pura de no-dualidad, en la cual no existe la dicotomía sujeto-objeto.

CREACIÓN (15) – la extensión del ser o espíritu de Dios, la Causa, que resulto en su Hijo, el Efecto; se describe como el primer Advenimiento de Cristo; la función del Hijo en el Cielo es crear, tal como fue la de Dios al crearlo a Él. 

[La Creación existe únicamente en el nivel del conocimiento, y no es equivalente a la “creación” o “creatividad” tal como se utilizan estos términos en el mundo de la percepción.]

CREACIONES (16) – las extensiones de nuestro espíritu; los efectos de nuestra capacidad creadora, análoga a la creación cuando Dios creó a Su Hijo al extenderse a Sí Mismo; como extensiones de Cristo, nuestras creaciones son parte de la Segunda Persona de la Trinidad; la creación sigue su curso en el Cielo, más allá del tiempo y del espacio, e independiente de la falta de consciencia que de la misma tiene el Hijo en este mundo.

CRISTO (17) – la Segunda Persona de la Trinidad; el único Hijo de Dios o la totalidad de la Filiación, el ser que Dios creo por medio de la extensión de su espíritu, aunque Cristo crea tal como lo hace Su Padre, Él no es el Padre puesto que Dios creo a Cristo, pero Cristo no creo a Dios.

[Cristo no debe equipararse exclusivamente con Jesús.]

JESÚS (58) – la fuente del Curso, su primera persona o “Yo”; el primero que completo su parte en la Expiación, lo cual lo capacitó para que se hiciera cargo de todo el plan; al trascender su ego, Jesús se ha identificado con Cristo y ahora puede servir como nuestro modelo para aprender y ser la ayuda siempre presente cuando lo invocamos en nuestro de perdonar. 

[Jesús no debe equipararse exclusivamente con Cristo, la Segunda Persona de la Trinidad.]

ESPÍRITU (36) – la naturaleza de nuestra verdadera realidad la cual, al ser de Dios, es inmutable y eterna; se contrasta con el cuerpo, la encarnación del ego, el cual cambia y muere; el Pensamiento en la Mente de Dios que es el Cristo unificado.

ESPÍRITU SANTO/VOZ POR DIOS/RESPUESTA (37) – la Tercera Persona de la Trinidad Quien se describe metafóricamente en el Curso como la Respuesta de Dios a la separación; el Vínculo de Comunicación (Eslabón) entre Dios y Sus Hijos separados, y que salva la brecha entre la Mente de Cristo y nuestra mente dividida; la memoria de Dios y Su hijo que trajimos con nosotros al sueño; Aquel Que ve nuestras ilusiones (percepción) y nos conduce a través de ellas hacia la verdad (conocimiento); la Voz de Dios que habla por Él y por nuestro Ser real, recordándonos la Identidad que olvidamos; también se conoce como Puente, Consolador, Guía, Mediador (Intercesor), Maestro y Traductor.

HIJO DE DIOS (49)
conocimiento: La Segunda Persona de la Trinidad; el Cristo que es nuestro verdadero Ser. 
percepción: nuestra identidad como Hijos separados, o el Hijo de Dios como ego con una mente errada y correcta; la frase bíblica “hijo del hombre” rara vez se usa para designar al Hijo como separado.
TRINIDAD (127) – la unidad de Sus Niveles no se puede entender en este mundo; consiste de (1) Dios, el Padre y Creador, (2) Su Hijo, Cristo, nuestro verdadero Ser, que incluye a nuestras creaciones y (3) el Espíritu Santo, la Voz por Dios.

REINO DE DIOS, CIELO ver: Cielo (10)

3.¿QUE ES QUE? / DUALIDAD-ILUSIÓN

EGO (32) – La creencia en la realidad del yo (ser) separado o falso, el cual se hizo como substituto del Ser que Dios creó; el pensamiento de separación que hace que surjan el pecado, la culpa y el miedo, y un sistema de pensamiento basado en el especialismo para protegerse a sí mismo; la parte de la mente que cree estar separada de la Mente de Cristo; esta mente tiene dos partes: mente errada y mente correcta; casi siempre el ego se utiliza para designar la “mente errada” pero puede incluir la parte de la mente dividida que puede aprender a escoger la mente correcta.

[No debe equipararse con el “ego” del psicoanálisis, pero se puede equiparar, más o menos, con la psiquis entera, de la cual el “ego” psicoanalítico forma parte.]


ILUSIÓN (53) – algo que se cree que es real pero que no lo es; la ilusión última es la separación de Dios, sobre la cual descansan todas las manifestaciones del mundo separado de Dios, sobre lo que puede considerarse como distorsiones en percepción; i.e., ver ataque en lugar de un pedido de amor, pecado en vez de error, las ilusiones del mundo refuerzan la creencia de que el cuerpo tiene un valor en sí, una fuente de placer o de dolor; el perdón es la ilusión final, puesto que perdona lo que jamás fue, y conduce más allá de la ilusión hacia la verdad de Dios.

GLOSARIO

— A —

ABUNDANCIA (1) –  el principio del Cielo que contrasta con la creencia del ego en la escasez; al Hijo de Dios jamás puede faltarle nada o tener necesidades, puesto que los regalos de Dios, otorgados eternamente en la creación, siempre están con él. 

ACEPTAR LA EXPIACIÓN (2) – aceptar la irrealidad de la separación, el pecado y la culpa, la enfermedad y la muerte, al seguir el adiestramiento específico de perdonar nuestras relaciones especiales—como nos enseña el Espíritu Santo—que corrige nuestros errores; esta es nuestra única responsabilidad, nuestra función en la Expiación.

ALTAR (3) – la parte de la mente que elige a Dios o al ego, no es una estructura externa, sino una actitud o devoción.
mente-errada: utilizada a veces como símbolo de la presencia del ego: escurre sangre.

mente-correcta: símbolo de la Presencia de Dios en nosotros, el lugar de encuentro de Dios con su Hijo: rociado con los lirios (azucenas) del perdón.
AMOR (4)
conocimiento: la esencia del ser de Dios y de la relación con Su creación, que inmutable y eterna; está más allá de definición y enseñanza, y solo puede experimentarse o conocerse una vez que las barreras de la culpa se han eliminado por medio del perdón.

percepción verdadera: es imposible en el mundo ilusorio de la percepción, pero puede expresarse aquí a través del perdón; es la emoción que dio Dios, en contraste con la emoción de miedo del ego, y se manifiesta en cualquier expresión de verdadera unión con otro.
ÁNGELES (5) – extensiones del Pensamiento de Dios; símbolo de la luz y protección de Dios que siempre nos rodea, puesto que en verdad nosotros jamás nos hemos separado de Él; no debe confundirse con la idea popular de ser celestiales, los cuales son inherentemente ilusorios.

ANTI-CRISTO (6) – símbolo del ego y de la creencia de que existe un poder que puede oponerse a la omnipotencia de Dios y que puede negar la realidad de Cristo. Nota: No debe confundirse con el termino cristiano que denota la presencia verdadera del mal [o del diablo] en el mundo.

ATAQUE (IRA) (7) – el intento de justificar la proyección de la culpa sobre los demás, para demostrar su carácter pecaminoso y su culpa de manera tal que nosotros podamos sentirnos libres de ésta; debido a que el ataque es siempre una proyección de nuestra responsabilidad por la separación, jamás se justifica; también se utiliza para denotar el pensamiento de habernos separado de Dios; por lo cual creemos que Dios a su vez nos atacará y nos castigará.

— B —

BRECHA (8) – el espacio ilusorio entre nosotros y Dios, y entre nosotros y los demás, causado por la creencia en la separación, en este espacio surgen los sueños de enfermedad y odio, puesto que la proyección hacia los cuerpos siempre tiene que ir seguida por la creencia que tiene la mente en la separación.

— C —

CANCIÓN DEL CIELO (9) – símbolo del amor y gratitud que unen a Dios y Sus Hijos, quienes creyeron una vez que estaban separados de su Creador, en El Canto de La Oración, se utiliza como un símbolo de la comunión silente entre Dios y Cristo.

CAUSA-EFECTO (10) – causa y efecto son mutuamente dependientes, puesto que la existencia de uno determina la existencia del otro; además, si algo no es causa no puede existir, ya que todo ser tiene efectos.
conocimiento: Dios es la única Causa, y Su Hijo es Su Efecto.
percepción: el pensamiento de separación—el pecado—es la causa de sueño de sufrimiento y muerte, que es el efecto del pecado; el perdón deshace el pecado al demostrar que el pecado no tiene efecto; i.e., la paz de Dios y nuestra amorosa relación con Él no se afecta en lo absoluto con lo que los demás nos han hecho; por lo tanto, al no tener efectos, el pecado no puede ser causa por lo cual no puede existir.
CIELO (11) – el mundo no-dualista del conocimiento, donde moran Dios y Su Creación en la perfecta unidad de Su Voluntad y espíritu; aunque excluyente del mundo de la percepción, el Cielo puede reflejarse aquí en la relación santa y el mundo real.

ver: conocimiento (14)

COMUNICACIÓN (12)
conocimiento: sinónimo de creación, una expresión de nuestra relación unificada con Dios la cual puede compararse, con un fluir del espíritu y del amor; sólo el espíritu puede communicarse, contrario al ego, que está separado por naturaleza.
percepción verdadera: nosotros experimentamos comunicación en nuestra mente correcta a través del Espíritu Santo, al permitir que Su Amor se comparta por medio de nosotros.

COMUNIÓN (13) – la unión del Padre, Hijo y Espíritu Santo, Que pareció romperse con la separación; la consciencia de esta unión del espíritu se restablece en nosotros a través de la relación santa; no debe confundirse con el significado católico tradicional del término, el cual recalca el compartir del cuerpo (no de la mente) de Jesús en la liturgia de la Eucaristía de la misa; por medio de la transustanciación del pan y el vino en el cuerpo y la sangre de Jesús.

CONOCIMIENTO (14) – el Cielo, o el mundo de Dios y de Su creación unificada que existía antes de la separación en el cual no hay diferencias o formas, por lo cual excluye al mundo de la percepción; no debe confundirse con el uso común de “conocimiento” que implica el dualismo de un sujeto que conoce y un objeto que es conocido; en el Curso refleja la experiencia pura de no-dualidad, en la cual no existe la dicotomía sujeto-objeto.

CREACIÓN (15) – la extensión del ser o espíritu de Dios, la Causa, que resulto en su Hijo, el Efecto; se describe como el primer Advenimiento de Cristo; la función del Hijo en el Cielo es crear, tal como fue la de Dios al crearlo a Él. Nota: La Creación existe únicamente en el nivel del conocimiento, y no es equivalente a la “creación” o “creatividad” tal como se utilizan estos términos en el mundo de la percepción.

CREACIONES (16) – las extensiones de nuestro espíritu; los efectos de nuestra capacidad creadora, análoga a la creación cuando Dios creó a Su Hijo al extenderse a Sí Mismo; como extensiones de Cristo, nuestras creaciones son parte de la Segunda Persona de la Trinidad; la creación sigue su curso en el Cielo, más allá del tiempo y del espacio, e independiente de la falta de consciencia que de la misma tiene el Hijo en este mundo.

ver: creación (15)

CRISTO (17) – la Segunda Persona de la Trinidad; el único Hijo de Dios o la totalidad de la Filiación, el Ser que Dios creó por medio de la extensión de Su espíritu; aunque Cristo crea tal como lo hace Su Padre, Él no es el Padre puesto que Dios creó a Cristo, pero Cristo no creó a Dios. Nota: Cristo no debe equipararse exclusivamente con Jesús.

ver: creaciones (16), visión (133)

CRUCIFIXIÓN (18) – un símbolo del ataque del ego en contra de Dios y por consiguiente en contra del Hijo de Dios, lo cual da testimonio de la “realidad” del sufrimiento, el sacrificio, la victimización y la muerte que el mundo parece manifestar; también se refiere al asesinato de Jesús, un ejemplo extremo que nos enseñó que nuestra verdadera Identidad de amor jamás puede ser destruida, puesto que la muerte no tiene poder sobre la vida.

CUERPO – (19)
nivel I: la encarnación del ego; el pensamiento de separación proyectado por la mente y convertido en forma; el testigo de la aparente realidad de la separación ya que es una limitación para el amor, y lo excluye de nuestra consciencia; incluye nuestros cuerpos físicos así como nuestras personalidades.
nivel II: es inherentemente neutral, ni “bueno” ni “malo”; su propósito se lo da la mente. 
mente-errada: el símbolo de la culpa y el ataque
mente-correcta: el medio para aprender y enseñar el perdón, a través del cual se deshace la culpa; el instrumento de salvación mediante el cual el Espíritu Santo nos habla.

CULPA (20) – el sentimiento que se experimenta en relación con el pecado; su reflejo desde nuestras mentes se ve en todos los sentimientos negativos y las creencias que tenemos acerca de nosotros mismos, en su mayoría inconscientes; la culpa descansa sobre un sentido de indignidad inherente, aparentemente aún más allá del poder perdonador de Dios, Quien erróneamente creemos que exige castigo por nuestro aparente pecado de separación contra El; al seguir el consejo del ego de que mirar la culpa nos destruirá, negamos la presencia de esta en nuestras mentes, y luego la proyectamos en forma de ataque, bien sea sobre los demás  en forma de ira o sobre nuestros cuerpos en forma de enfermedad.

ver: principio de escasez (101)

CURACIÓN (SANACIÓN) (21) – la corrección en la mente de la creencia en la enfermedad que hace que la separación y el cuerpo parezcan reales; el efecto de unirse con otro en el perdón, lo cual cambia la percepción de cuerpos separados—la fuente de toda enfermedad—al propósito compartido de la curación en este mundo; puesto que la curación está basada en la creencia de que nuestra verdadera Identidad es el espíritu, no el cuerpo, la enfermedad de cualquier clase que sea tiene que ser ilusoria, ya que sólo un cuerpo o ego puede sufrir, la curación refleja de esta manera el principio de que no hay orden [grados] de dificultad en los milagros.

— D —
DAR-RECIBIR (22)
mente-errada: si uno da tiene menos, lo que refuerza la creencia del ego en la escasez y el sacrificio, y ejemplariza su principio de “dar para obtener” en que da para obtener más algo a cambio de lo que da; al creer que puede dar regalos de culpa y miedo, la versión del ego de dar es realmente proyección.
mente-correcta: dar y recibir son idénticos, lo cual refleja el principio de abundancia del Cielo y la ley de extensión; el espíritu jamás puede perder, puesto que cuando uno da amor, recibe amor; los regalos del Espíritu Santo son cualitativos no cuantitativos, y por consiguiente aumentan en la medida en que se comparten; el mismo principio funciona en el nivel del ego, porque en la medida que damos culpa (proyección) así la recibimos.

ver: regalo (106)

DECISIÓN (23) – la última libertad que nos queda como prisioneros de este mundo ilusorio es nuestro poder de decidir; si bien no se conoce en el Cielo, la decisión es necesaria aquí ya que lo que hay que corregir es la decisión de estar separados de nuestra Fuente; esto se logra al escoger al Espíritu Santo en lugar del ego, al escoger la mentalidad correcta en vez de la mentalidad errada.

ver: libre albedrío (64), mente (75)

DEFENSAS (24)
mente-errada: la dinámica que utilizamos para “protegernos’ de nuestra culpa, nuestro miedo y del aparente ataque de los demás, las defensas más importantes de esta dinámica son la negación y la proyección; Por su naturaleza misma “las defensas dan lugar a lo que quieren defender” puesto que refuerzan la creencia en nuestra propia vulnerabilidad la cual simplemente aumenta nuestro miedo y nuestra creencia de que necesitamos defensa.
mente-correcta: se re-interpreta como el medio que nos libera del miedo; ej., la negación oculta ¨la negación de la verdad,¨ y el proyectar nuestra culpa hace posible que adquiramos conciencia de lo que hemos negado, de manera que podamos perdonarlo realmente.
DESEO-VOLUNTAD (25) – el ego desea, el espíritu ejerce su voluntad.
conocimiento: el ejercicio de la voluntad expresa creación, que es la verdad
percepción: desear puede reflejar mentalidad errada o correcta, ambas son inherentemente ilusorias, puesto que desear implica que existe una realidad distinta a la unidad del Cielo.
DESPERTAR (26) – el Curso habla de la separación como si fuera un sueño del cual necesitamos despertar; la salvación, por lo tanto, consiste en escuchar al Espíritu Santo—la llamada a que despertemos—en nosotros mismos y en nuestros hermanos, de ese modo aceptamos la unidad de los unos con los otros que deshace la separación la cual originó el sueño en el principio.

DIABLO (DEMONIO) (27) – una proyección del ego, la cual intenta negar la responsabilidad de nuestro pecado y culpa proyectándolos hacia un agente externo que, por consiguiente, parece afectarnos con su “maldad”

DICHA (FELICIDAD, GOZO, JÚBILO) (28) – la dicha es una de las características del maestro de Dios, la cual comparte con todo el Cielo; la felicidad es la voluntad de Dios para nosotros, la cual se logra a través del cumplimiento de nuestra función de perdonar y despertar del sueño de la muerte.

DIOS (29) – la Primera Persona de la Trinidad, el Creador, la Fuente de todo ser o de toda vida; el Padre, Cuya Paternidad se establece por la existencia de Su Hijo, Cristo; la Primera Causa, Cuyo Hijo es Su Efecto; la esencia de Dios es espíritu, el cual se comparte con toda la creación, cuya unidad es el estado de Cielo.

DISOCIACIÓN (30) – una defensa del ego que separa al ego del Espíritu Santo—la mente errada de la mente correcta—dividiendo lo que parece atemorizante, lo cual simplemente refuerza el miedo que es la meta del ego; el intento del ego de separar dos sistemas de pensamiento conflictivos y mantenerlos a ambos en nuestras mentes, de modo que su sistema de pensamiento de obscuridad esté a salvo de que la luz lo deshaga.

ver: división (31)

DIVISIÓN (CISMA) (31) – sin explícitamente aparecer como tales, el Curso describe cuatro niveles de divisiones, las cuales se reflejan en el mundo a través de nuestras relaciones especiales:
1. El pensamiento original de separación cuando creímos habernos separado de Dios, lo cual nos lleva a la creencia en dos mentes: La Mente de Cristo y la mente dividida.
2. La siguiente división de la mente dividida en mentes errada y correcta: los hogares del ego y del Espíritu Santo.
3. La separación de la mente errada y de la mente correcta por medio de la creencia en el sistema de pensamiento del ego de pecado, culpa, miedo; el Amor del Espíritu Santo ahora a sido sepultado bajo el especialismo del ego, y a Dios se le teme en vez de aceptársele.
4. La división ontológica final en la que se niega la culpa en nuestras mentes y se proyecta hacia fuera, se fabrica un mundo separado de ataque y de muerte, un mundo que parece estar separado de la mente que lo pensó.
ver: disociación (30)

DOLOR – ver: sufrimiento (122)

— E —

EGO (32) – La creencia en la realidad del yo (ser) separado o falso, el cual se hizo como substituto del Ser que Dios creó; el pensamiento de separación que hace que surjan el pecado, la culpa y el miedo, y un sistema de pensamiento basado en el especialismo para protegerse a sí mismo; la parte de la mente que cree estar separada de la Mente de Cristo; esta mente tiene dos partes: mente errada y mente correcta; casi siempre el ego se utiliza para designar la “mente errada” pero puede incluir la parte de la mente dividida que puede aprender a escoger la mente correcta. Nota: No debe equipararse con el “ego” del psicoanálisis, pero se puede equiparar, más o menos, con la psiquis entera, de la cual el “ego” psicoanalítico forma parte.

ENFERMEDAD (33) – un conflicto en la mente (culpa) que se desplaza hacia el cuerpo; el intento del ego de defenderse en contra de la verdad (espíritu) al concentrar la atención en el cuerpo; un cuerpo enfermo es el efecto de la mente enferma o dividida que es la causa, y que representa el deseo de hacer culpables a otros a travéz del sacrificio de sí mismo, y de la proyección de la responsabilidad del ataque sobre ellos.

ver: sufrimiento (122)

ENSEÑANZA—APRENDIZAJE (34) – lo que creemos que somos es lo que enseñamos siempre, y lo que enseñamos refuerza nuestra creencia: así pues, la enseñanza y el aprendizaje ocurren todo el tiempo, son realmente idénticos, y por lo tanto no se puede separar a la una del otro; nuestra elección de lo que enseñamos y aprendemos procede de nuestra identidad como espíritu o como ego.

ESPINAS (35) – el símbolo de la crucifixión que utiliza el Curso, el pecado y la culpa del Hijo de Dios; el regalo del ego que proyecta la culpa hacia los demás y los ataca por ello, se contrasta con los lirios, (azucenas), el regalo de perdón.

ESPÍRITU (36) – la naturaleza de nuestra verdadera realidad la cual, al ser de Dios, es inmutable y eterna; se contrasta con el cuerpo, la encarnación del ego, el cual cambia y muere; el Pensamiento en la Mente de Dios que es el Cristo unificado.

ESPÍRITU SANTO/VOZ POR DIOS/RESPUESTA (37) – la Tercera Persona de la Trinidad Quien se describe metafóricamente en el Curso como la Respuesta de Dios a la separación; el Vínculo de Comunicación (Eslabón) entre Dios y Sus Hijos separados, y que salva la brecha entre la Mente de Cristo y nuestra mente dividida; la memoria de Dios y Su hijo que trajimos con nosotros al sueño; Aquel Que ve nuestras ilusiones (percepción) y nos conduce a través de ellas hacia la verdad (conocimiento); la Voz de Dios que habla por Él y por nuestro Ser real, recordándonos la Identidad que olvidamos; también se conoce como Puente, Consolador, Guía, Mediador (Intercesor), Maestro y Traductor.

ESTRELLA (38) – símbolo de Cristo, de la luz y Presencia de Dios que brilla siempre en nosotros, y que el perdón revela.

EXPIACIÓN (39) – el plan de corrección del Espíritu Santo para deshacer el ego y sanar la creencia en la separación; se puso en efecto después de la separación, y se completará cuando cada Hijo separado haya cumplido su parte en la Expiación por medio del perdón total; su principio es que la separación jamás ocurrió.

EXPIACIÓN, ACEPTAR LA (2) – aceptar la irrealidad de la separación, el pecado y la culpa, la enfermedad y la muerte, al seguir el adiestramiento específico de perdonar nuestras relaciones especiales—como nos enseña el Espíritu Santo—que corrige nuestros errores; esta es nuestra única responsabilidad, nuestra función en la Expiación.

EXTENSIÓN
 (40)
conocimientoel proceso activo de la creación, en el cual el Espíritu fluye de Sí mismo: Dios crea a Cristo; puesto que el Cielo está más allá del tiempo y del espacio, la “extensión” no puede entenderse como un proceso espacial o temporal.
percepción verdadera:  extender la visión del Espíritu Santo o de Cristo en la forma de perdón o de paz; el uso que le da el Espíritu Santo a la ley de la mente, en contraste con la proyección del ego; puesto que las ideas no abandonan su fuente, lo que se extiende permanece en la mente, desde donde se refleja hacia el mundo de ilusión.
— F —

 (41) – la expresión de aquello donde escogemos depositar nuestras confianzas; somos libres de tener fe en el ego o en el Espíritu Santo, en la ilusión de pecado en otros o en la verdad de su santidad como Hijos de Dios.

FORMA-CONTENIDO (42) – la multitud de formas del mundo esconde la sencillez del contenido de éstas: verdades o ilusión, amor o miedo; el ego intenta convencernos de que nuestros problemas, están en el nivel de la forma, de modo que su contenido subyacente—miedo—se escape de la atención y de la corrección; el Espíritu Santo corrige todos nuestros aparentes problemas en su origen—la mente—al sanar el contenido de miedo del ego con Su Amor lo cual demuestra que no hay grados de dificultad en los milagros o en la solución de problemas.

FUNCIÓN (43)
conocimiento: creación, la extensión del Amor de Dios o Espíritu; Dios crea a Su Hijo, Cristo, Quien a Su Vez crea como lo hace Su Padre; nuestra función de crear, la cual sigue en curso por toda la eternidad, restablece a nuestra consciencia cuando se complete la Expiación.
percepción: perdón, curación (sanación), salvación, aceptar la Expiación para nosotros mismos; nuestra “función especial” es perdonar nuestras relaciones especiales; la función del Espíritu Santo es llevar a cabo el plan de la Expiación, al recordarle a cada Hijo de Dios cuál es su función especial.
— G —

GRACIA (44) – nuestro estado natural como espíritu, cuya consciencia regresa a nosotros cuando completamos nuestras lecciones de perdón; un aspecto del Amor de Dios en este mundo; está por encima del aprendizaje, porque no se puede enseñar, pero es la meta del aprendizaje, puesto que todas las lecciones apuntan hacia su amor.

GRANDES RAYOS (45)
conocimiento: la extensión de la luz de Dios, nuestra verdadera realidad como Cristo; los Grandes Rayos son del espíritu, y no tienen que ver con el cuerpo en lo absoluto. 
percepción verdadera: la presencia de la luz de Cristo en la mente separada; aparentemente separados de los Grandes Rayos de Dios los cuales no se ven, esta luz se manifiesta como una chispa en cada Hijo, y se hace visible a través del perdón de nuestras relaciones especiales.
GRATITUD (46)
conocimiento: Dios está agradecido de Su creación por completarlo, y junto con el Espíritu Santo y Jesús, El agradece nuestros esfuerzos para regresar a Él; debe entenderse como una metáfora para el Amor de Dios, puesto que en realidad Él no tiene una consciencia separada que pueda sentir gratitud por otra. 
percepción verdadera: la expresión de agradecerle nuestra existencia a nuestro Creador, así y como a la existencia de todas las “cosas vivientes” que nos ofrecen la oportunidad de acordarnos de Él; nuestra gratitud de unos a otros refleja nuestro reconocimiento de que la salvación llega por medio del perdón, y así se convierte en la manera de recordar a Dios.
ver: canción (himno) del Cielo (9)

GUERRA (47) – símbolo de la creencia del ego en el conflicto entre sí mismo y su imagen de un Dios vengativo Que trata de destruirlo; este conflicto se proyecta hacia la experiencia de nosotros mismos en guerra con el mundo y con todos en él.

— H —

HACER (FABRICAR)-CREAR (48) – el espíritu crea, mientras que el ego hace (fabrica).
conocimiento: la creación solo ocurre dentro del mundo del conocimiento, verdad creadora.
percepción: hacer, conocido también como mal-crear, solo conduce a ilusiones; raramente se aplica al Espíritu Santo, a Quien se describe como Hacedor (Artífice) del mundo real.

ver: creación (15) 

HIJO DE DIOS (49)
conocimiento: La Segunda Persona de la Trinidad; el Cristo Que es nuestro verdadero Ser. 
percepción: nuestra identidad como Hijos separados, o el Hijo de Dios como ego con una mente errada y correcta; la frase bíblica “hijo del hombre” rara vez se usa para designar al Hijo como separado.
HUMILDAD-ARROGANCIA (50) – la humildad es de la mente correcta, la cual reconoce su dependencia de Dios, mientras que la arrogancia es de la mente errada, la cual siente que está en competencia con Él; el espíritu descansa en la grandeza de Dios, de Quien deriva su poder, mientras que la grandiosidad del ego proviene de creer que él es Dios, y que posee el poder para determinar nuestra función en el plan de Dios; de esta manera el ego confunde la humildad con la arrogancia, y nos dice que somos indignos de ser los instrumentos de la salvación de Dios.

— I —

LAS IDEAS NO ABANDONAN SU FUENTE (51) – la expresión de la ley de causa y efecto, puesto que causa y efecto no pueden separarse: una idea no puede abandonar la fuente que la pensó.
conocimiento: la extensión del Pensamiento de Dios, Su Hijo, jamás ha abandonado su Fuente, puesto que lo que es de Dios jamás puede separarse de Él.
percepción: el mundo de la separación jamás ha abandonado su fuente en la mente separada, aunque el mundo parece ser externo a la mente; así pues, no hay mundo material, solo existe una ilusión proyectada de un mundo.
mente-errada: la proyección de la culpa de nuestras mentes por medio del ataque refuerza la presencia de la misma en la mente que la pensó.
mente-correcta: extender el Amor del Espíritu Santo a través del perdón—ver el Espíritu Santo en otros—aumenta la consciencia de Su amorosa Presencia en nosotros mismos.
ÍDOLO (52) – símbolo de la substitución del ego por nuestro verdadero Ser o Dios; una falsa creencia de que puede haber algo distinto a Dios, o más que Dios, y por consiguiente separado del El, una creencia que se proyecta luego sobre la relación: personas, cosas o ideas; el anti-Cristo.

ILUSIÓN (53) – algo que se cree que es real pero que no lo es; la ilusión última es la separación de Dios, sobre la cual descansan todas las manifestaciones del mundo separado de Dios, sobre lo que puede considerarse como distorsiones en percepción; i.e., ver ataque en lugar de un pedido de amor, pecado en vez de error, las ilusiones del mundo refuerzan la creencia de que el cuerpo tiene un valor en sí, una fuente de placer o de dolor; el perdón es la ilusión final, puesto que perdona lo que jamás fue, y conduce más allá de la ilusión hacia la verdad de Dios. 

INFIERNO (54) – el cuadro ilusorio del ego de un mundo más allá de la muerte el cual quiere castigarnos por nuestros pecados; el infierno es, pues, la culpa del pasado proyectada al futuro, pasando por alto el presente, también se usa para designar el sistema de pensamiento del ego.

INOCENCIA (55)
conocimiento: se utiliza ocasionalmente para referirse a Dios o a Sus atributos.
percepción: mente-errada: el rostro (cara) de inocencia que utiliza el ego para esconder su verdadera intención de atacar, y hacer a los demás culpables por aparentemente haberle infligido sufrimiento a una víctima inocente.
percepción: mente-correcta: la corrección que le hace el Espíritu Santo a nuestra creencia en la pecaminosidad; consciencia de nuestra inocencia y pureza como Hijo de Dios no es devuelta por medio del perdón de nuestra culpa y el logro de la percepción verdadera.
INSTANTE SANTO (56) – el intervalo fuera del tiempo en el cual escogemos el perdón en vez de la culpa, el milagro en vez del agravio, el Espíritu Santo en vez del ego; la expresión de nuestra pequeña disposición (Pequeña Dosis de Buena Voluntad 129) de vivir en el presente, el cual se abre hacia la eternidad, en vez de aferrarnos al pasado y temerle al futuro, que nos mantiene en el infierno; también se utiliza para señalar el instante santo final, el mundo real, la culminación de todos los instantes santos que hemos escogido a lo largo del camino.

INVULNERABILIDAD (57) – nuestro estado natural como el Hijo de Dios; puesto que nuestro estado natural es espíritu y no el cuerpo, nada del mundo del ego puede hacernos daño; el reconocimiento de nuestra invulnerabilidad se convierte en la base de nuestra indefensión, la condición para que perdonemos.

IRA  – ver: ataque (7)

— J —

JESÚS (58) – la fuente del Curso, su primera persona o “Yo”; el primero que completo su parte en la Expiación, lo cual lo capacitó para que se hiciera cargo de todo el plan; al trascender su ego, Jesús se ha identificado con Cristo y ahora puede servir como nuestro modelo para aprender y ser la ayuda siempre presente cuando lo invocamos en nuestro deseo de perdonar. Nota: Jesús no debe equipararse exclusivamente con Cristo, la Segunda Persona de la Trinidad.

JUGUETES (59) – símbolo del mundo del pecado, y el cual refleja su inherente carencia de significado y su inocuidad, a pesar de su aparente solidez y fuerza.

JUICIO (60)
conocimiento: estrictamente hablando de Dios no juzga, puesto que lo que El crea es perfecto y uno con El; la referencia que hace el Curso al Juicio de Dios refleja Su reconocimiento de Su Hijo como Hijo Suyo, amado para siempre y uno con El.
percepción:
mente-correcta: condenación, mediante la cual se separa a la gente entre los que deben odiarse y los que deben “amarse”, un juicio que siempre se basa en el pasado.
mente-correcta: visión, mediante la cual vemos a la gente expresando amor o pidiendo amor, un juicio inspirado por el Espíritu Santo y el cual siempre se basa en el presente.
JUICIO FINAL (61)
conocimiento: se contrasta con el punto de vista cristiano tradicional sobre el juicio y el castigo para reflejar la amorosa relación de Dios con todos Sus Hijos: Su Juicio Final
percepción verdadera: se contrasta con el punto de vista cristiano tradicional del juicio y del castigo, y se equipara con el fin de la Expiación cuando, después del Segundo Advenimiento, se hace la última distinción entre la verdad y la ilusión, se deshace toda la culpa, y se nos devuelve nuestra consciencia como Cristo—el Hijo de Dios vivo.
JUSTICIA (62) – la corrección que le hace el Espíritu Santo a la injusticia del mundo; la creencia de que los Hijos de Dios son igualmente amados e igualmente santos, y que deshace los juicios basados en la separación; el fin del sacrificio y de la creencia de que la ganancia de uno es la perdida de otro; se conoce como “la roca sobre la cual descansa la salvación”

— L —

LEYES DE DIOS (63) – los principios que expresan la existencia de Dios y la extensión de Su Reino.
conocimiento: incluyen creación, amor, verdad y vida eterna.
percepción verdadera: reflejadas en este mundo como el perdón, el milagro, la curación (sanación) y la libertad, en contraste con las leyes del ego de proyección, especialismo, sufrimiento y muerte—las leyes de caos.

LIBRE (ALBEDRÍO) (64) (1) – existe únicamente en el mundo ilusorio de la percepción, donde parece que el Hijo de Dios tiene el poder de separarse de Dios; puesto que en el nivel perceptual escogimos estar separados, también podemos escoger cambiar de idea; esta libertad de elección—entre mentalidad errada y mentalidad correcta—es la única libertad posible en este mundo; en el estado no-dualista de perfecta Unidad del Cielo, no puede existir el escoger, y por lo tanto el libre albedrío, tal como lo entendemos generalmente, en realidad no tiene significado alguno. Nota: no debe confundirse con "libertad de la voluntad," la cual refleja que la Voluntad de Dios no puede ser aprisionada por el ego y por lo tanto tiene que permanecer libre para siempre.

LIBRE (ALBEDRÍO) (64) (2)  un aspecto de nuestro libre albedrío dentro de la ilusión: somos libres para creer que es la realidad, pero puesto que la realidad fue creada por Dios, no somos libres para cambiarla en forma alguna; nuestros pensamientos no afectan la realidad, pero sí afectan lo que creemos y experimentamos como realidad.

LIRIOS (AZUCENAS) (65)   símbolo que utiliza el Curso para el perdón y la inocencia del Hijo de Dios; el regalo de perdón que nos ofrecemos unos a otros, en contraste con el regalo del ego de espinas (ataque, crucifixión)

conocimiento: metáfora que se usa para describir la esencia del espíritu. Dios y Cristo.
percepción verdadera: metáfora que describe la visión de Cristo, o el perdón, el cual nos une en relaciones santas y remueve los tenebrosos velos de culpa que nos mantienen arraigados en el sueño del ego. 
ver: Traer la Oscuridad (Ilusiones) a la Luz (Verdad) (126), Grandes Rayos (45)

— M —

MAESTRO DE DIOS (67) – en el instante en que decidimos unirnos con otro, una decisión de unirnos a la Expiación, nos convertimos en maestros de Dios; al enseñar la lección de perdón del Espíritu Santo, la aprendemos para nosotros mismos y reconocemos que nuestro Maestro es el Espíritu Santo Quien enseña a través de nosotros por medio de nuestro ejemplo de perdón y de paz; también se le conoce como "obrador de milagros," "mensajero" y "ministro de Dios"; se usa como sinónimo para los estudiantes de Un curso de Milagros.

MAGIA (68) – el intento de resolver un problema donde no está, i.e., tratar de resolver un problema de la mente por medio de medidas físicas o "insensatas" la estrategia del ego de mantener el verdadero problema—la creencia en la separación—alejado de la Respuesta de Dios; la culpa se proyecta sobre otros fuera de nuestras mentes (ataque) o sobre nuestros cuerpos (enfermedad) y buscamos resolverla allí, en vez de permitir que el Espíritu Santo la deshaga en nuestras mentes; también se conoce como "falsa curación (sanación)" en el Anexo a: Un Curso de Milagros - El Canto de la Oración.

MEDIO-FIN (69) – a pesar de la multitud de medios que hay en el mundo, sólo permanecen dos medios o metas: la verdad o la ilusión; el cuerpo puede servirle a cualquiera de esos dos fines, de acuerdo con lo que elija la mente.  
mente errada: el cuerpo se utiliza como el medio que origina la meta del pecado o la culpa, y que refuerza la ilusión a través de la relación especial. 
mente correcta: el cuerpo se utiliza como un medio para lograr la meta del perdón, lo cual nos conduzca hacia la verdad a través de la relación santa.
MEDITACIÓNES INSENSATAS (INSENSATECES) (70) - se usa a menudo para designar los intentos del ego de entender ideas del mundo del conocimiento que están más allá de su compresión; ocasionalmente se utiliza para referirse a los esfuerzos por entender el sistema el pensamiento del ego.

MEMORIA DE DIOS (71) – la etapa final de la Expiación, que sigue al haber visto el rostro (faz) de Cristo en todos nuestros hermanos y que precede al paso final, el cual toma Dios Mismo; recordamos a Dios a través del perdón, el cual deshace todas las creencias en la separación que nos oscurecían Su Presencia.

MENTALIDAD CORRECTA (72) – la parte de nuestras mentes separadas que contiene al Espíritu Santo—la Voz del perdón y la razón; repetidamente se nos pide que escojamos ésta en vez de la mentalidad errada, que sigamos la dirección del Espíritu Santo en vez de la del ego, y que de ese modo regresemos a la Mentalidad-uno de Cristo.

MENTALIDAD ERRADA (73)  la parte de nuestras mentes separadas y divididas que contiene al ego—la voz del pecado, la culpa y el miedo y el ataque; constantemente se nos pide que elijamos la mentalidad correcta en vez de la mentalidad errada, la cual nos aprisiona aún más en el mundo de la separación.

MENTALIDAD-UNO (74) – la Mente de Dios o de Cristo; la extensión de Dios que es la Mente unificada de la Filiación; puesto que trasciende tanto la mente correcta como la mente errada, existe solamente en el nivel del conocimiento y del Cielo.

MENTE (75)
conocimiento: el agente activado del espíritu, del cual es equivalente aproximado, y al cual le proporciona su energía creadora. 
percepción: el agente de selección; somos libres de creer que nuestras mentes pueden apartarse o separarse de la Mente de Dios (mentalidad errada), o que pueden regresar a ella (mentalidad correcta); así pues, se puede entender que la mente dividida tiene tres partes: la mente errada, la mente correcta, y la parte de la mente (tomador de decisiones) que escoge entre ellas; no debe confundirse con el cerebro, el cual es un órgano físico y por consiguiente un aspecto de nuestro ser corporal.

ver: Mente de Dios (76), división (31)

MENTE DE DIOS (76) – equiparada con la función creativa de Dios al cual representa el agente activado del espíritu, y al cual le proporciona su energía creadora; como una extensión de Dios, la Mente de Cristo—el pensamiento de Dios—comparte en los atributos de la Mente de Dios—Mentalidad-uno; después de la separación, la Mente de Cristo pareció dividirse en dos: Mente y mente.

MIEDO (77) – la emoción del ego, la cual contrasta con el amor, que fue la emoción que Dios nos dio; el miedo se origina en el esperado castigo por nuestros pecados, que demanda nuestra culpa; el terror que resulta de lo que creemos nos merecemos y que nos lleva a defendernos—por medio de la dinámica de proyección de ego—atacando a los demás, lo cual simplemente refuerza nuestra sensación de vulnerabilidad y de miedo, y establece un círculo vicioso de miedo y defensa.

MILAGRO (78) – el cambio de idea que modifica nuestra percepción del mundo del ego de pecado, culpa, y miedo al mundo de perdón del Espíritu Santo; invierte la proyección al devolverle a la mente su función causativa, lo cual nos permite escoger de nuevo; trasciende las leyes de este mundo para reflejar las leyes de Dios; se logra al unirnos con el Espíritu Santo o Jesús y es el medio para sanar nuestra propia mente y las mentes de otros. Nota: no debe confundirse con el concepto tradicional de los milagros como cambios en los fenómenos externos.

MIRAR AL EGO (79) – la esencia del perdón; mirar nuestro sistema de pensamiento egoista con la bondad sin emitir juicio y la paciencia del del Espíritu Santo o Jesús; puesto que la culpa es lo que nos impide mirar nuestro especialismo, apoyando así al ego y ocultando su verdadera naturaleza, el mirar nuestros pensamientos de ataque sin juzgarlos, es lo que deshace al ego: así pues, mirar el ego sin que sintamos culpa y miedo es la esencia de la Expiación.

ver: Traer la Oscuridad (Ilusiones) a la Luz (Verdad) (126)

MUERTE (80)
mente errada: el testigo último de la aparente realidad del cuerpo y de que nos separamos de nuestro Creador, Que es la vida; si el cuerpo muere entonces tiene que haber vivido, lo cual significa que su hacedor—ego—tiene que ser real y tener vida además; también el ego lo concibe como el máximo castigo por el pecado de habernos separado de Dios.
mente correcta: el tranquilo abandonar del cuerpo después de que éste ha cumplido su propósito como instrumento de enseñanza.
MUNDO (81) 
nivel I: el efecto de la creencia del ego en la separación la cual es su causa; es dar forma al pensamiento de separación y ataque a Dios; puesto que es la expresión de la creencia en el tiempo y el espacio, no fue creado por Dios, Quien trasciende el tiempo y el espacio totalmente; a menos que se refiera específicamente al mundo del conocimiento, mundo sólo se refiere a la percepción, el mundo de la post-separación del ego.

nivel II: mente errada: una prisión de separación que refuerza la creencia del ego en el pecado y la culpa, y perpetúa la aparente existencia de este mundo.
nivel II: mente correcta: un salón de clases donde aprendemos nuestras lecciones de perdón, el mecanismo de enseñanza de Espíritu Santo para ayudarnos a trascender el mundo: así el propósito del mundo es enseñarnos que no hay mundo.
MUNDO REAL (82) – el estado mental en que, por medio del perdón total, el mundo de la percepción se libera de la proyección de la culpa que habíamos puesto sobre él; así pues, es la mente la que tiene que cambiarse, no el mundo, y vemos a través de la visión de Cristo la cual bendice en vez de condenar, el sueño feliz del Espíritu Santo; el fin de la Expiación, que deshace nuestros pensamientos de separación y permite que Dios dé el paso final.

— N —

NAVIDAD (83)  la fiesta con que se conmemora el nacimiento tradicional de Jesús; se utiliza como símbolo de renacer de Cristo en nosotros mismos: "la hora (tiempo) de Cristo"

NEGACIÓN (84)
mente errada: evitar la culpa por medio de empujar fuera de nuestra consciencia de la decisión que la hizo, lo cual la hace inaccesible a la corrección o a la Expiación; equivalente aproximado de la represión; protege la creencia del ego de que él, y no Dios, es nuestra fuente.
mente correcta: se utiliza para negar el error y afirmar la verdad: para negar "la negación de la verdad"
NIÑO (CRIATURA) (85)  Metáfora que describe la "poca sabiduría" de los Hijos separados, quienes son como niñitos que no comprenden el mundo, y por lo tanto necesitan que su hermano mayor, Jesús, les enseñe lo que es verdadero de lo que es falso, el mundo de la realidad del mundo de la fantasía; si fuéramos adultos espiritualmente adelantados no necesitaríamos la ayuda que provee Un Curso de Milagros.

NO HACER EL ERROR REAL (86) – Uno de los elementos clave en el plan de perdón del Espíritu Santo, el cual corrige el plan del ego de hacer real el error y que inevitablemente nos conduce a erigir defensas en contra suya debido al miedo, o a perdonar falsamente; el verdadero perdón, por otra parte, reconoce el error como un pedido de amor y de correción; hacer el error real, como cuando simpatizamos falsamente con otro, o mágicamente esperamos resolver un problema externo, nos arraiga más profundamente en el sistema de pensamiento del ego, mientras que ver todos los problemas o formas de sufrimiento como reflejos externos de la culpa interna permite que ocurra la verdadera curación de la mente.

NO HAY ORDEN (GRADOS) DE DIFICULTAD EN LOS MILAGROS (87) – El primer principio de los milagros; algo es cierto o falso, sin que existan niveles reales dentro de cada categoría; no hay orden (grados) de dificultad en la corrección de las ilusiones puesto que estas son igualmente irreales, y solo se requiere el cambio de la ilusión a la verdad; de igual manera, no hay orden (grados) de dificultad en la curación, puesto que cualquier forma de enfermedad (ilusión), aun la muerte misma, se deshace en la mente—donde en verdad radica—cuando se trae a la verdad allí; la corrección de la primera ley de caos del ego: hay una jerarquía de ilusiones.

NOMBRE DE DIOS (88) – Utilizado como un símbolo para designar la Identidad de Dios, cuyo Ser compartimos como Hijo Suyo; el símbolo de la santidad de Dios, que también es nuestra.

— O —

ORACIÓN (89) – Pertenece al mundo de la percepción, tal como se entiende popularmente, puesto que le pedimos a Dios algo que creemos que necesitamos; nuestra única verdadera oración, por otra parte, es por el perdón ya que este nos devuelve la consciencia de que ya tenemos lo que necesitamos; tal como se utiliza en el Curso mismo, no incluye las experiencias de comunión con Dios que nos llegan durante los períodos de quietud o meditación; se compara con una escalera en El Canto de Oración (el himno de la oración) y se enfatiza tanto el proceso del perdón como la comunión entre Dios y Cristo, la Canción que es el final mismo de la escalera.

— P —

PALABRA DE DIOS (90) – La "respuestas" de Dios a la separación; usada diversamente para diferentes aspectos de esta respuesta: e.g.; perdón, paz, Expiación y Espíritu Santo.  Nota: no se refiere a Jesús o Cristo, como sucede en la Biblia.

PASCUA (91) – Día de fiesta en que se conmemora la resurrección de Jesús; puesto que la resurrección simboliza la trascendencia del ego en al cual se supera la muerte, la Pascua se utiliza como un símbolo de que el Hijo de Dios ofrece y acepta la redención (o la trascendencia del ego) por miedo del perdón.

PASO FINAL (ÚLTIMO PASO) (92)  Este paso, que Le pertenece a Dios, ocurre cuando la Expiación se ha consumado y todas las interferencias del ego se han eliminado; cuando no quede nada que nos separe de Dios, El da el paso final, y nos alza hacia Sí Mismo; estrictamente hablando Dios no da pasos, y el término en realidad se refiere a nuestra experiencia de regresar a nuestra Fuente que jamás abandonamos verdaderamente.

PAZ (93)  La meta del Curso; la condición para el logro del conocimiento y el regreso a casa; oculta por cuatro obstáculos—nuestra atracción al ataque (culpa), el dolor, la muerte y el miedo a Dios—los cuales se superan al enseñar y aprender el perdón.

PECADO (94) – La creencia en la realidad de nuestra separación de Dios, la cual el ego considera como un acto imposible de corregir porque representa el ataque a nuestro Creador, Quien como consecuencia jamás nos perdonaría; esta creencia nos lleva a la culpa, la cual exige castigo; es equivalente a la separación, y es el concepto central en el sistema de pensamiento del ego, del cual lógicamente surgen todos los otros; para el Espíritu Santo, es un error en nuestro pensamiento que debe corregirse y por consiguiente olvidarse y sanarse

PENSAMIENTOS DE DIOS (95)
conocimiento: la extensión no espacial de la Mente de Dios o espíritu; incluye a toda la creación, a nuestro verdadero Ser así como a nuestras creaciones; al ser parte de Dios, Sus pensamientos comparten en Sus atributos; unificado, eterno, informe, creativo e inmutable.
percepción verdadera: raramente se utiliza para referirse a pensamientos del mundo real; e,g., paz, salvación, curación (sanación) y el milagro.

PERCEPCIÓN (96)
nivel I: el mundo dualista de forma y de diferencias que surgió después de la separación, mutuamente excluyente del mundo no-dualista del conocimiento, este mundo surge de nuestra creencia en la separación y no tiene realidad fuera de este pensamiento.
nivel II: procede de la proyección: lo que vemos internamente determina lo que vemos fuera de nosotros; crucial para la percepción, por lo tanto, es nuestra interpretación de la "realidad" en vez de lo que parece ser objetivamente real.
mente errada: la percepción de la culpa y del pecado refuerza la creencia en la realidad de la separación. 
mente correcta: la percepción de oportunidades para perdonar sirve para deshacer la creencia en la realidad de la separación.
PERCEPCIÓN VERDADERA (97) – ver a través de los ojos de Cristo, la visión del perdón que corrige las percepciones falsas de separación del ego la regla la verdadera unidad del Hijo de Dios; no debe equipararse con la visión física, es la actitud que deshace las proyecciones de culpa, y nos permite contemplar el mundo real en lugar del mundo de pecado, miedo, sufrimiento y muerte.

PERDÓN (98) – Mirar nuestro especialismo en unión del Espíritu Santo o de Jesús, sin culpa o sin juicio; nuestra función especial la cual cambia la percepción que tenemos de otro como "enemigo" (odio-especial) o como "ídolo-salvador" (amor especial) a una percepción de hermano o amigo, y le quita todas las proyecciones de culpa; la expresión del milagro o visión de Cristo, que ve a toda la gente unida en la Filiación de Dios, y que mira más allá de las aparentes diferencias que reflejan la separación: así pues, el percibir el pecado como real hace imposible el verdadero perdón; el perdón reconoce que lo que pensamos que nos hicieron nos lo hicimos nosotros mismos, puesto que somos responsables de nuestros guiones, y por lo tanto solo nosotros podemos privarnos de la paz de Dios: así pues, perdonamos a los demás por lo que no nos han hecho, no por lo que han hecho.

PERIODOS DE INESTABILIDAD (99) – Nuestra culpa y nuestro miedo no pueden deshacerse sin que los resolvamos a través de las oportunidades para perdonar que utiliza el Espíritu Santo; este mirar con honradez dentro de nuestras mentes acompañados por el Espíritu Santo o Jesús—un proceso contra el cual el ego nos aconseja—es lo que nos lleva a estos periodos de incomodidad y de ansiedad que inevitablemente sentimos en el proceso de cambiar de la mentalidad errada a la mentalidad correcta.

PREGUNTAS (100) – El curso presenta nuestra decisión básica de elegir entre Dios y el ego en forma de diferentes preguntas. 

PRINCIPIO DE ESCASEZ (101) – un aspecto de la culpa; la creencia de que estamos vacíos e incompletos, y que carecemos de lo que necesitamos; esto nos lleva a la búsqueda de ídolos o relaciones especiales para llenar la escasez que experimentamos dentro de nosotros mismos; inevitablemente la proyectamos en sentimientos de privación, por lo que creemos que otros nos despojan de la paz que en realidad nosotros mismo nos demos arrebatado; contrasta con el principio de abundancia de Dios.

PROCESO (102) Un Curso de Milagros enfatiza que en el sueño de la separación el perdón ocurre con el tiempo, y es por lo tanto un proceso de crecimiento; nuestro miedo al Amor de Dios es tan grande que nos aferramos a nuestro especialismo como protección, y de ese modo aprendemos suavemente y pacientemente que la culpa y el ataque del ego refuerzan el dolor, mientras que el perdón del Espíritu Santo conduce a la dicha. 

ver: períodos de inestabilidad (99)

PROYECCIÓN (103) - la ley fundamental de la mente: "la proyección hace la percepción"—lo que vemos internamente determina lo que vemos fuera de nuestras mentes.
mente errada: refuerza la culpa al desplazarla sobre algún otro, al atarla allí y negar su presencia en nosotros; un intento de desviar sobre los otros nuestra responsabilidad por la separación.
mente correcta: el principio de extensión, el cual permite que el perdón del Espíritu Santo se extienda (proyecte) a través de nosotros.
PUENTE (104) – Símbolo que representa la transición de la percepción al conocimiento, por lo cual a menudo se equipará con el Espíritu Santo, el mundo real y con el paso final de Dios; también se usa para referirse al cambio de la falsa percepción a la verdadera percepción y al mundo real.

— R —

RAZÓN (105) – mentalidad correcta: pensar de acuerdo con el Espíritu Santo, al elegir seguir Su dirección, aprender Sus lecciones de perdón, ver impecabilidad más bien que pecado, y escoger la visión del juicio. Nota: no debe confundirse con racionalismo

REGALO (DON) (106)
conocimiento: los regalos de Dios son amor, vida y libertad, los cuales jamás no pueden ser arrebatados, aun cuando se pueden negar en el sueño de este mundo.
mente errada: los regalos del ego son el miedo, el sufrimiento y la muerte, aunque a menudo no los reconocemos por lo que son; los regalos del ego son "comprados" por medio del sacrificio.
mente correcta: los regalos de Dios son traducidos por el Espíritu Santo en perdón y gozo, los cuales se nos dan en la medida que los damos a otros.
ver: dar-recibir (22)

REINO DE DIOS, CIELO ver: Cielo (10)

RELACIÓN SANTA (107) – El medio que utiliza el Espíritu Santo para deshacer la relación profana (no santa) o especial y que cambia la meta de la culpa hacia la meta del perdón o de la verdad; el proceso del perdón por medio del cual alguien que ha percibido a otro como separado se une con él en su mente a través de la visión de Cristo.

RELACIONES ESPECIALES (108) – Relaciones sobre las cuales proyectamos la culpa, y que utilizamos como substitutos del amor y de nuestra relación con Dios; las defensas que refuerzan la creencia en el principio de escasez mientras aparentan estar des-haciéndola—dan lugar a lo que quieren defender—puesto que las relaciones especiales intentan llenar la carencia que percibimos en nosotros mismos al quitarle a los otros a quienes inevitablemente vemos como separados, reforzando así una culpa que finalmente procede de nuestra imaginada separación de Dios: el pensamiento de ataque que es la fuente original de nuestro sentimiento de escasez; todas nuestras relaciones en este mundo comienzan como relaciones especiales puesto que comienzan con la percepción de separación  y diferencias, la cual debe entonces corregir el Espíritu Santo a través del perdón para convertirla en una relación santa; el especialismo tiene dos formas: el odio especial justifica la proyección de la culpa por medio del ataque; el amor especial esconde el ataque en la ilusión del amor, donde creemos que nuestras necesidades especiales las llenan personas especiales con atributos especiales, por lo cual las amamos: en este sentido, el amor especial es el equivalente aproximado de la dependencia, la cual engendra desprecio u odio.

RESPUESTA – ver: Espíritu Santo (37)

RESURRECCIÓN (109) – El despertar del sueño de la muerte; el total cambio de pensamiento que trasciende al ego y su percepción del mundo, del cuerpo y de la muerte, y que nos permite identificarnos completamente con nuestro verdadero Ser; también se refiere a la resurrección de Jesús.

REVELACIÓN (110) – La comunicación directa de Dios hacia Su Hijo la cual refleja la forma original de comunicación presente en nuestra creación; procede de Dios hacia Su hijo, pero no es recíproca; un breve retorno a este estado es posible en este mundo.

RISA (SONRISA) (111) – el Curso nos pide que no tomemos en serio al ego y su mundo, pues esto los hace reales en nuestras mentes; más bien, nos exhorta a que nos riamos dulcemente del sistema de pensamiento del ego y de sus aparentes consecuencias, y que nos acordemos al fin de reírnos de la "diminuta", alocada idea."

ROSTRO (FAZ DE CRISTO) (112) – símbolo del perdón; el rostro (la faz) de la verdadera inocencia que se ve en otro cuando miramos a través de la visión de Cristo, libre de nuestra proyecciones de culpa; así pues es la extensión hacia otros de la inocencia que vemos en nosotros mismos, independiente de lo que ven nuestros ojos físicos. Nota: no debe confundirse el rostro de Jesús, ni con nada externo.

— S —

SACRIFICIO (113) – Una creencia central en el sistema de pensamiento del ego: alguien tiene que perder si otro ha de ganar; el principio de renunciar para recibir (dar para obtener); ej., para recibir el Amor de Dios debemos pagar un precio, generalmente en la forma de sufrimiento para expiar nuestra culpa (pecado); para recibir el amor de otro, tenemos que pagarlo a travéz del convenio del amor  especial; es lo opuesto del principio de salvación o justicia: nadie pierde y todos ganan.

SALVACIÓN (114) – La Expiación, o el des-hacimiento de la separación; estamos "salvados" de nuestra creencia en la realidad del pecado y la culpa a través del cambio de idea que el perdón y el milagro originan.

SEGUNDO ADVENIMIENTO (115) – La curación (sanación) de la mente de la Filiación; el retorno colectivo a la consciencia de nuestra realidad como el Hijo uno de Dios, la cual tuvimos en nuestra creación, el Primer Avenimiento; precede al Juicio Final, después, del cual este mundo de ilusión se termina

SEPARACIÓN (116) – La creencia en el pecado que afirma una identidad separada de nuestro Creador; pareció ocurrir una vez, y el sistema de pensamiento que surgió de esa idea está representado por el ego; ha tenido como resultado, un mundo de percepción y de forma, de dolor, sufrimiento y muerte, real en el tiempo, pero desconocido en la eternidad.

SER (117) – Nuestra verdadera Identidad como el Hijo de Dios; sinónimo de Cristo, la Segunda Persona de la Trinidad, y la cual contrasta con el falso ser, el ego, que hicimos como substituto de la creación de Dios; raramente usado para referirse al Ser de Dios.

SOY TAL COMO DIOS ME CREÓ  (118) – una expresión del principio de la Expiación; la afirmación que reconoce que la separación de Dios jamás ocurrió en realidad; la negación de este principio refuerza la creencia en nuestro ego o falso ser y en el cuerpo; al aceptar esta afirmación sana la separación y nos devuelve la consciencia de nuestra verdadera Identidad con el Hijo de Dios, nuestro Ser.

SUEÑO (119) – el estado de la post-separación en el cual el Hijo de Dios sueña con un mundo de pecado, culpa y miedo y cree que ésta es la realidad y que el Cielo es el sueño; el Hijo, que es el soñador, es la causa del mundo el cual es el efecto, aun cuando esta relación entre causa y efecto parece que está invertida en este mundo, donde parece que nosotros somos el efecto o la víctima del mundo; ocasionalmente se usa para referirse a sueños en el sueño, aunque no hay diferencia real entre ellos y el soñar despierto, porque ambos son parte del mundo ilusorio de la percepción.

ver: sueño feliz (121)

SUEÑO (ESTAR DORMIDO) (120) – generalmente designa el estado de separación de Dios, en Quien permanecemos despiertos como Cristo; nuestras experiencias dentro del sistema del pensamiento del ego constituyen nuestros sueños de especialismo, en los cuales creemos que hemos logrado lo imposible al separarnos de nuestro Creador; usado con menor frequencia en el sentido popular del sueño físico, donde se enfatiza que no hay diferencia entre nuestros sueños al dormir por la noche y nuestro sueños "despiertos" durante el día.

ver: sueño (119)

SUEÑO FELIZ (121) – la corrección que le hace el Espíritu Santo al sueño de dolor y sufrimiento del ego; aunque ilusorio aún, el sueño feliz nos conduce más allá de todas las otras ilusiones hacia la verdad; es el sueño de perdón en el cual se ve al fin el mundo real y se logra la salvación.

SUFRIMIENTO/DOLOR (122) – uno de los testigos básicos del ego para la realidad del cuerpo y de la inexistencia del espíritu, puesto que el cuerpo parece experimentar sufrimiento o dolor; tener dolor, por lo tanto, es negar a Dios, mientras que tener consciencia de nuestra verdadera invulnerabilidad como el Hijo de Dios es negar la realidad del dolor. Nota: sufrimiento y dolor se usan como virtuales sinónimos.

ver: enfermedad

— T —

TENER-SER (123) – estado del Reino donde no existe distinción entre lo que tenemos y lo que somos; una expresión del principio de abundancia: todo lo que tenemos proviene de Dios y jamás puede perderse o necesitarse, y el cual incluye nuestra Identidad como Hijo Suyo; una parte integrante de las tres "Lecciones de Espíritu Santo"

TENTACIÓN (124) – vernos a nosotros mismos o a otros como egos o cuerpos y negar nuestra verdadera Identidad como Cristo al desear hacer las ilusiones reales.

TIEMPO (125)
nivel I: parte integrante del mundo ilusorio de la separación del ego, en contraste con la eternidad, la cual existe solo en el Cielo; a pesar de que el tiempo parece ser lineal, el mismo está contenido en un instante diminuto que ya ha sido corregido y deshecho por el Espíritu Santo, y en verdad jamás ocurrió.

nivel II: mente errada: el medio para mantener el ego al preservar los pecados del pasado por medio de la culpa, la cual se proyecta al futuro por miedo al castigo, y pasa por alto el presente que es la aproximación más cercana a la eternidad.

nivel II: mente correcta: el medio para para deshacer el ego al perdonar el pasado a través del instante santo, el instrumento de los milagros; cuando se complete el perdón, el mundo del tiempo habrá cumplido el propósito del Espíritu Santo y sencillamente desaparecerá.

TRAER LA OSCURIDAD (ILUSIONES) A LA LUZ (VERDAD) (126) – el proceso por medio del cual se deshace la negación y la disociación, al expresar la decisión de traer nuestra culpa hasta la luz del Espíritu Santo para mirarla y perdonarla, en vez de mantenerla, por temor, en la oscuridad de nuestras mentes inconscientes donde jamás puede verse y deshacerse; el vivir de ilusiones provoca enfermedad y dolor, el traerlas a la verdad constituye la curación y la salvación.

TRINIDAD (127) – la unidad de Sus Niveles no se puede entender en este mundo; consiste de (1) Dios, el Padre y Creador, (2) Su Hijo, Cristo, nuestro verdadero Ser, que incluye a nuestras creaciones y (3) el Espíritu Santo, la Voz por Dios.

— U —

UN CURSO DE MILAGROS (128) – frecuentemente el Curso se refiere a sí mismo; su meta no es amor o Dios, sino el deshacimiento, a través del perdón, de las interferencias de la culpa y del miedo que impiden nuestra aceptación de Él; su centro de interés, por lo tanto, es el ego y el deshacimiento de este, más que de Cristo o el espíritu.

UNA PEQUEÑA DOSIS DE BUENA VOLUNTAD (129) – esto, junto con el Espíritu Santo, es todo lo que requiere la Expiación; nuestro ego parece hacer imposible el des-hacimiento de la culpa, y por nuestra cuenta sería imposible, pero la buena voluntad de perdonar permite que el Espíritu Santo la deshaga por nosotros; mirar nuestra culpa sin juzgarnos, o mirar nuestra culpa con el Espíritu junto a nosotros.

UNIDAD (UNICIDAD) (130)
conocimiento: la realidad de Dios y Cristo, Cuya perfecta unidad constituye el Cielo.
percepción: se refleja en el mundo por medio del perdón, el des-hacimiento de nuestra creencia en intereses separados; el unirnos con los demás, a través del des-hacimiento de nuestro pensamientos de especialismo es sencillamente la aceptación de nuestra unidad (unicidad) inherente con el Hijo de Dios; el compartir este propósito del perdón es nuestra sola y única función, la cual refleja nuestra función en el Cielo.
ver: Mentalidad-uno (74)

UNIÓN (131) – a pesar del sueño de separación, los Hijos de Dios permanecen unidos unos con otros como Cristo, y unidos con Dios en perfecta unidad; sin embargo, puesto que todos compartimos la ilusión de que estamos separados, primero debemos compatir la ilusión de unirnos unos con los otros, lo cual refleja el proceso del perdón que ocurre en nuestras mentes; sólo entonces podemos despertar y recordar que ya estamos unidos; unirnos con Jesús o el Espíritu Santo es el prerrequisito para la unión con nuestros hermanos.  Nota: no debe confundirse con la unión externa.

— V —

VERDAD-ILUSIÓN (132) – algo es o verdadero o falso, realidad o ilusión; no puede haber componenda: o somos creados por Dios o hecho por el ego; este principio explica porque no hay grados de dificultad en los milagros, puesto que todo lo que se necesita para sanar o para que ocurra el milagro es cambiar de las ilusiones del ego a la verdad del Espíritu Santo.

VISIÓN (133) – la percepción de Cristo o del Espíritu Santo que mira más allá del cuerpo hacia el espíritu que es nuestra verdadera Identidad; la visión del perdón y de la impecabilidad a través de la cual se ve el  mundo real; puramente interna, y refleja una decisión de aceptar la realidad en vez de juzgarla; un cambio de actitud del propósito que tiene el ego para el cuerpo (especialismo) al propósito del Espíritu Santo (perdón), por lo que no debe equipararse con la visión física.

VOLUNTAD DE DIOS (134) – la expresión del Ser de Dios, la cual solo crea; aunque parece estar dividida por la separación y los deseos del ego, su integridad y su unidad con la voluntad de la Filiación permanece inalterada e intacta.

VOZ POR DIOS – ver: Espíritu Santo (37)