Lección 65

Mi única función es la que Dios me dio.

Cuando nos sentimos tentados a pensar que tenemos otra función que no sea perdonar, debemos reconocer que estamos involucrados en una defensa. Muchas funciones que pensamos tener parecen importantes: salvar al mundo, amigos, trabajo, o ser un maestro de Un Curso en Milagros, etc. Cualquiera que sea la forma, no es nuestra función, Dios no nos la dio. Dios no sabe nada sobre cosas especificas y la función que Él me “dio” consiste en simplemente recordar que soy un Hijo de Dios.  El perdón hace que eso sea posible y este es el tema de esta lección.

L-65.1:1-2 La idea de hoy reafirma tu compromiso con la salvación. También te recuerda que no tienes ninguna otra función salvo ésa.

La salvación significa salvarse de la mente-errada, y de la creencia de que nosotros estamos en lo correcto y Jesús esta equivocado. Significa des-hacer la creencia de que somos individuos actuando por iniciativa propia y que proyectamos a los demás la responsabilidad por las míseras elecciones que hemos hecho.

L-65.1:3 Ambos pensamientos son obviamente necesarios para un compromiso total. La salvación no podrá ser tu único propósito mientras sigas abrigando otros.

“Ambos pensamientos” significa únicamente la función de salvación y ninguna función que no sea esa. Significa reconocer el aspecto positivo nuestra función de perdonar—y el aspecto negativo—la creencia que tenemos otra función. En el siguiente párrafo Jesús hace hincapié en la necesidad de estar conscientes en las percepciones de la mente-recta y la mente-errada.

L-65.1:4-5 Aceptar la salvación como tu única función entraña necesariamente dos fases: el reconocimiento de que la salvación es tu función, y la renuncia a todas las demás metas que tú mismo has inventado.


Antes de que podamos iniciar el proceso gradual de renunciar a nuestros pensamientos triviales, primero tenemos que estar conscientes de estos. Esto a su vez, pone de relieve la necesidad de ser honestos con nosotros mismos y con Jesús para derrocar la meta oculta del especialismo del ego. El texto dice:

T-4.III.8.1 Examina detenidamente qué es lo que estás realmente pidiendo. Sé muy honesto contigo mismo al respecto, pues no debemos ocultarnos nada el uno al otro.

T-4.IV.2:4-5 Examina honestamente qué es lo que has pensado que Dios no habría pensado, y qué no has pensado que Dios habría querido que pensases. Examina honestamente tanto lo que has hecho como lo que has dejado sin hacer, y cambia entonces de mentalidad para que así puedas pensar con la mente de Dios.

Dicho de otra manera: Decir “si” a nuestra verdadera función es decir “no” a todos los caminos de proyección que responsabilizan a otros por nuestros errores de percepción. Pensar con la mente de Dios es entre otras cosas, reconocer el ilusorio mundo que aparenta estar “afuera”.

T-21.VII.13.1-3 La felicidad elusiva, la que cambia de forma según el tiempo o el lugar, es una ilusión que no significa nada. La felicidad tiene que ser constante porque se alcanza mediante el abandono del deseo de lo que no es constante. La dicha no se puede percibir excepto a través de una visión constante.

T-12.II.1:5 La tarea del obrador de milagroso es, por lo tanto, negar la negación de la verdad.

L-65.2. Ésta es la única manera en que puedes ocupar el lugar que te corresponde entre los salvadores del mundo.

Aquí Jesús hace referencia al texto donde nos dice, que elijamos de nuevo si queremos ocupar el lugar que nos corresponde entre los salvadores del mundo, o preferir quedarnos en el infierno y mantener a nuestros hermanos allí. [T-31.VII.1:5]

L-65.2-3 Ésta es la única manera en que puedes decir, y decirlo en serio: "Mi única función es la que Dios me dio". Y ésta es la única manera en que puedes encontrar paz.

Vale la pena estar plenamente consciente del énfasis que Jesús hace al decir “única función” como calificador no negociable en la encomienda que Dios nos ha dado. Perdonar, esta intima e irrevocablemente ligado a al paz. No tenemos otra función que no sea el perdón y la “única” manera de encontrar paz mental es desempeñar nuestra función, la cual, es des-hacer o retirar la inversión en la creencia de que el ego nos pueda ofrecer algo verdaderamente útil o duradero. Cuando se elige la ira, o cualquier forma de disgusto, negamos que la paz existe. Cuando el tomador de decisiones elige en contra del ego, su elección es irrevocable, y nuestro Guía, el Espíritu Santo se alza con claridad en nuestra mente consciente.

M-20.3:3-7 La paz de Dios no puede hacer acto de presencia allí donde hay ira, pues la ira niega forzosamente la existencia de la paz. Todo aquel que de alguna manera o en cualquier circunstancia considere que la irá está justificada, proclama que la paz es una insensatez, y no podrá por menos que creer que no existe. En esas condiciones no se puede hallar la paz de Dios. El perdón es, por lo tanto, la condición indispensable para hallarla. Lo que es más, donde hay perdón tiene que haber paz.

L-65.3:1-3 Hoy, y durante los próximos días, reserva diez o quince minutos para una sesión de práctica más prolongada, en la que trates de entender y aceptar el verdadero significado de la idea de hoy. La idea de hoy te ofrece el que puedas escapar de todas las dificultades que percibes. Pone en tus manos la llave que abre la puerta de la paz, la cual tú mismo cerraste. 
 
Por reales que parezcan las “dificultades que percibes”, el perdón, que es la llave de la felicidad que mas adelante veremos en la Lección 121; nos brinda el escape definitivo de la interpretación del mundo basado en la visión del Espíritu Santo. La llave que abre la puerta de la felicidad se llama perdón. Aquel que la sostenga abrirá la puerta de la salvación. Esta llave no esta en manos de Jesús o de Dios, tampoco esta en las manos de Un Curso de Milagros. En nuestras manos esta abrir la puerta a al verdad o a las mentiras del ego. En nosotros esta abrir la mente a la voz de Espíritu o del ego.

L-65.3:4 Es la respuesta a la incesante búsqueda en la que has estado enfrascado desde los orígenes del tiempo.

“Desde los orígenes del tiempo” no es una referencia a tu yo individual, sino a la búsqueda colectiva del Hijo de Dios, en todos los niveles de existencia, en la busca de felicidad, de paz y la ausencia de dolor. El ego cada vez es mas ingenioso en encontrar “nuevas” soluciones a nuestro estado interno de carencia, conduciéndonos una y otra vez por complejos laberintos de infelicidad. Mientras busquemos satisfacción en los instrumentos del mundo estaremos buscando en el lugar inadecuado y esto es música para los oídos sordos del ego. Busca y no encuentres!... Por ello es imperativo recordar que el perdón ocurre en el nivel de la mente y no de la forma. Una vez que hayamos hecho la elección a favor del Espíritu Santo, Él no dilatará en  mostrarnos amorosamente que la verdad y la felicidad jamás podrán ser encontrados en los laberintos del mundo.

T-31-IV.2.1 La verdadera elección no es algo ilusorio. Mas el mundo no te la puede ofrecer. Todos sus caminos no hacen sino conducir a la desilusión, a la nada y a la muerte. Sus alternativas no constituyen una verdadera elección. No intentes escaparte de tus problemas aquí, pues el mundo fue concebido precisamente para que no se pudiese escapar de ellos. No te dejes engañar por los diferentes nombres que se le han dado a sus caminos. Todos tienen la misma finalidad. Todos te conducen a la muerte.

T-31-IV.7-8 No pienses que puedes encontrar la felicidad siguiendo un camino que te aleja de ella. Eso ni tiene sentido ni puede ser la manera de alcanzarla. para alcanzar una meta tienes que proceder en dirección a ella, no en dirección contraria. Y todo camino que vaya en dirección contraria te impedirá avanzar hacia la meta que te has propuesto alcanzar. Hay una elección que tienes el poder de hacer una vez que hayas visto las verdaderas alternativas.

L-65.4:1-2 Trata, en la medida de lo posible, de llevar a cabo las sesiones de práctica más largas a la misma hora todos los días. Trata asimismo, de fijar esa hora de antemano, y de adherirte luego al máximo al horario establecido.

Jesús nos pide que establezcamos una estructura en tiempo y forma con la finalidad de crear hábitos conducentes a la realización de nuestro despertar interior. Aceptar el compromiso es una forma de decir no al miedo que inevitablemente surgirá en torno a estas practicas sin nuestra voluntad no esta propiamente encaminada. Establecer un horario consistente es una forma de elegir con anterioridad y ganarle a la desidia. La practica requiere de disciplina externa antes de que las enseñanzas de Jesús puedan ser interiorizadas. Esta estructura de ser vista por lo que es, ofrecerá una ventana hacia nuestra resistencia, tratemos pues, de no juzgarla y simplemente pedirle a Espíritu Santo su fortaleza para adherirnos a la practicas diarias.

L-65.4:3 El propósito de esto es organizar tu día de tal manera que hayas reservado tiempo para Dios, así como para todos los propósitos y objetivos triviales que persigues.

Aquí no se nos esta pidiendo que abandonemos las trivialidades de nuestras vidas, sino mas bien, que tomemos la iniciativa de organizar nuestro día de manera que dediquemos unos minutos al objetivo de la salvación. Él Espíritu Santo no quiere privarte de tus relaciones especiales, sino transformarlas. [T-17.IV.2:3]

L-65.4:4 Esto es parte del entrenamiento a largo plazo que tu mente necesita para adquirir disciplina, de modo que el Espíritu Santo pueda valerse de ella de manera consistente para el propósito que comparte contigo.

Jesús en el texto nos dice: Eres demasiado tolerante con las divagaciones de tu mente, y condonas pasivamente sus creaciones falsas. [T-2.IV.4.1]. Aún estamos en la etapa inicial en donde el entrenamiento mental no es lo suficientemente solidó como para considerarse confiable. Por lo tanto la comunicación con el Espíritu Santo no es optima. Conforme avancemos en la practica los ejercicios serán menos estructurados.

L-65.5. En la sesión de práctica más prolongada, comienza repasando la idea de hoy. Luego cierra los ojos y repite la idea para tus adentros una vez más, observando tu mente con gran detenimiento a fin de poder captar cualquier pensamiento que cruce por ella. Al principio, no trates de concentrarte exclusivamente en aquellos pensamientos que estén relacionados con la idea de hoy. Trata, más bien, de poner al descubierto cada pensamiento que surja para obstaculizarla. Toma nota de cada uno de ellos con el mayor desapego posible según se presente, y deséchalos uno por uno a medida que te dices a ti mismo:

Este pensamiento refleja un objetivo que me está impidiendo aceptar mi única función.

Regresamos nuevamente a las “búsquedas mentales” que ahora nos deberían resultar mas familiares. El enfoque de la meditación prolongada es el anclaje mental sobre a la idea principal “Mi única función es la que Dios me Dio”, para no perdernos, mientras que estamos atentos a todo tipo de pensamientos detractores que lleguen desde el ego a nuestra consciencia. Tomamos nota uno por uno y los inoculamos con la frase: Este pensamiento refleja un objetivo que me está impidiendo aceptar mi única función.

L-65.6:1-2 Después de un rato, te resultará más difícil poder detectar los pensamientos que causan interferencia. Sigue tratando, no obstante, durante un minuto más o menos, intentando detectar algunos de los pensamientos vanos que previamente eludieron tu atención, pero sin afanarte o esforzarte innecesariamente en ello.

Nuevamente, Jesús nos recuerda de nuestras divagaciones mentales y pensamientos “fútiles” que tienden a eludirnos, pero el querer encontrarlos es lo que tiene importancia, ya que esto refleja la pequeña dosis de buena voluntad para nuestra sanación. [T-18.IV,V].

Luego repite para tus adentros:
L-65.6:3-4 Que en esta tabla rasa quede escrita mi verdadera función.

Es nuestro deber despejar la “tabla rasa”; enfasis que se hace a lo largo de Un Curso en Milagros. Nuestras abarrotadas mentes están llenas de pensamientos de separación, culpa, odio, ataque, sufrimiento, placer, especialismo, arrogancia y muerte. El closet esta atestado de la oscuridad que pálida la lucida Expresión de la Expiación en la mente del Hijo que se cree separado.  La clave radica en liberar el abarrotamiento sin emitir juicio alguno acerca de la “futilidad” que llena el closet de la mente; darnos cuenta que el tilichero simplemente es la barrera que mantiene alejado el amor que Jesús nos profesa a diario. Nuestra función es limpiar la mente, sin emitir juicio alguno por lo que allí se encuentra, y así, el verdadero amor que esta mas allá de las baratijas del ego, pueda ser plenamente restaurado a nuestra consciencia.

L-65.6:5 No es preciso que uses estas mismas palabras, pero trata de tener la sensación de que estás dispuesto a que tus propósitos ilusorios sean reemplazados por la verdad.

Nuestros propósitos ilusorios llevados a la verdad es un tema recurrente a lo largo de Un Curso de Milagros. Debemos llevar la obscuridad de nuestra mente a la luz de la Expiación. Las palabras no son importantes sino el deseo de no ocultar nada al Espíritu Santo o Jesús, así para que sean Ellos, Quienes hagan el trabajo “sucio”. Es aquí, donde la dosis de buena voluntad, la motivación de llevar la oscuridad de nuestros errores a la luz de la corrección se hace patente y necesaria. El énfasis de las “búsquedas mentales” de las primeras lecciones continuará por mucho, mucho tiempo como una practica fundamental en el adiestramiento mental. Alertas y libre de juicios, entreguemos todo aquello que impide el feliz reconocimiento, que la luz mora en nuestra mente y es función que Dios nos dio.

L-65.7. Finalmente, repite la idea de hoy una vez más y dedica el resto de la sesión de práctica a reflexionar sobre la importancia que dicha idea tiene para ti, el alivio que su aceptación te ha de brindar al resolver todos tus conflictos de una vez por todas, y lo mucho que realmente deseas la salvación, a pesar de tus absurdas ideas al contrario.

Continuamente tratamos de resolver nuestros conflictos en algún nivel externo, es decir, por medio de la conducta. Esto inevitablemente conduce a mayores conflictos, ya que por regla general involucramos a los demás para satisfacer necesidades especiales y lograr aunque sea temporalmente la sensación de felicidad y alivio. La verdadera y única elección que nos liberaría de manera definitiva de todos nuestras búsquedas fútiles, es aprender a elegir la Voz que habla por Dios y no la del ego. Establecer una verdadera alianza con el Espíritu Santo nos brindara la verdadera inspiración y dirección que nos llevara por el camino de la paz. Jesús apela a nuestro verdadero deseo de salvación y no a las ideas o actitudes que creemos nos traerán la salvación.  En estos ejercicios se nos pide reconocer —la arrogancia del ego— que cree saber y percibir la verdadera felicidad. La humildad, por otro lado, acepta que no entendemos lo que nos hará feliz y así: 
“La humildad trae paz porque no exige que tú debas regir el universo, ni juzgar las cosas como quisieras que fuesen”. S-1.V.1:4
Las siguientes dos citas paralelas esclarecen ideas importantes: “La Confusión entre Dicha y Dolor” y “La Diferencia entre Aprisionamiento y Libertad” y sus pasajes representativos son:

T-7.X.3:1-6 El Espíritu Santo te dirigirá sólo a fin de evitarte dolor. Obviamente nadie se opondría a este objetivo si lo reconociese. Mas el problema no estriba en si lo que el Espíritu Santo dice es verdad o no, sino en si quieres escucharle o no. No puedes reconocer lo que es doloroso, de la misma manera en que tampoco sabes lo que es dichoso, y, de hecho, eres muy propenso a confundir ambas cosas. La función primordial del Espíritu Santo es enseñarte a distinguir entre una y otra. Lo que a ti te hace dichoso le causa dolor al ego, y mientras tengas dudas con respecto a lo que eres, seguirás confundiendo la dicha con el dolor.

T-8.II.5 Hemos dicho que el Espíritu Santo te enseña la diferencia que existe entre el dolor y la dicha. Eso es lo mismo que decir que te enseña la diferencia que hay entre estar aprisionado y ser libre. No puedes hacer esta distinción sin Él porque te has enseñado a ti mismo que el aprisionamiento es libertad. ¿Cómo ibas a poder distinguir entre una cosa y otra cuando crees que ambas son lo mismo? ¿Cómo ibas a poder pedirle a la parte de tu mente que te enseñó a creer que son lo mismo que te enseñase de qué manera son diferentes?

L-65.8. En las sesiones de práctica más cortas, que deben hacerse por lo menos una vez por hora, usa el siguiente modelo al aplicar la idea de hoy:

Mi única función es la que Dios me dio.
No quiero ninguna otra ni tengo ninguna otra.

Cierra los ojos en algunas ocasiones al practicar esto, y en otras, mantenlos abiertos mientras miras a tu alrededor. Lo que ahora ves será totalmente diferente cuando aceptes la idea de hoy sin reservas.

Nuevamente el énfasis en la practica de (abrir y cerrar) los ojos, refleja que: las ideas no abandonan su fuente. Nuestros pensamientos a (ojos cerrados) permanecen en nuestro interior a pesar de los intentos del ego de distanciarnos de ellos viéndolos afuera por medio del mecanismo de proyección (ojos abiertos). Y así, es como nuestras percepciones serán transformadas en su totalidad cuando cambiemos nuestra manera de pensar, cambiara nuestra forma de ver.