¿Quien es el "tú"?

No se puede hacer demasiado hincapié en el hecho de que corregir la percepción es simplemente un expediente temporal. Dicha corrección es necesaria únicamente porque la percepción falsa es un obstáculo para el conocimiento, mientras que la percepción fidedigna es un trampolín hacia él.

El valor de la percepción correcta reside en la conclusión inevitable de que toda percepción es innecesaria. 
Esto elimina el obstáculo por completo.  

Te preguntarás cómo puede ser posible esto mientras parezca que vives en este mundo. Esa es una pregunta razonable. No obstante, tienes que asegurarte de que realmente la entiendes.

¿Quién es el "tú" que vive en este mundo?

El Espíritu es inmortal, y la inmortalidad es un estado permanente. El Espíritu es tan verdadero ahora como siempre lo fue y lo será siempre, ya que no entraña cambios de ninguna clase.

[El Espíritu] no es un continuo, ni se puede entender tampoco comparándolo con un opuesto. El conocimiento nunca admite comparaciones. En eso estriba su diferencia principal con respecto a cualquier otra cosa que la mente pueda comprender.

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Considera, entonces, los plateados milagros y los dorados sueños de felicidad como los únicos tesoros que quieres conservar dentro del almacén del mundo. La puerta está abierta, no para que entren ladrones, sino tus hermanos hambrientos, quienes confundieron el brillo de una piedrecilla con oro y almacenaron un puñado de nieve reluciente creyendo que era plata. Sin embargo, a este lado de la puerta abierta no tienen nada.

¿Qué es el mundo, sino una diminuta brecha que parece desgarrar la eternidad y fragmentarla en días, meses y años?

¿Y qué sois vosotros que vivís en el mundo, sino una imagen fragmentada del Hijo de Dios, donde cada uno de los fragmentos está oculto dentro de un trocito de barro separado e inseguro?

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