Lección 62

Perdonar es mi función por ser la luz del mundo

Reconocer nuestra verdadera Identidad continuará en esta y la próxima lección. Jesús comienza a esclarecer la función de ser la luz del mundo en función al perdón. El texto explica que el proceso de perdón no ocurre entre dos personas, ocurre en el único nivel donde puede sanar, este nivel es la mente. Realmente no perdonamos a la persona, sino la proyección de nuestra culpa. De hecho, es todo lo que puedo perdonar, ya que todo el cosmos por bello que resplandezca no deja de ser una proyección de la culpa.

L-62.1. Tu perdón es lo que lleva a este mundo de tinieblas a la luz. Tu perdón es lo que te permite reconocer la luz en la que ves. El perdón es la demostración de que tú eres la luz del mundo. Mediante tu perdón vuelves a recordar la verdad acerca de ti. En tu perdón, por lo tanto, reside tu salvación.

La implicación de esta frase es que sin el perdón solo vemos obscuridad. Demostrar ser la luz del mundo es un compromiso de ver con los ojos de Cristo. El velo ilusorio, cuando es puesto en tela de duda con la ayuda del Espíritu Santo, tiene la bondad de des-hacer de manera silenciosa, la densidad perceptual, y en ello reside la salvación. El enfoque del Curso es siempre las nubes (obscuridad) que impiden el fluir de los pensamientos de Dios (luz) a nuestra mente-correcta. La densa capa (ego) impide que los impulsos milagrosos lleguen a la conciencia.

L-62.2:1-2 Las ilusiones que tienes acerca de ti y acerca del mundo son una y la misma. Por eso es por lo que todo perdón es un regalo que te haces a ti mismo.

El mundo es una creencia falsa de culpa fabricada y proyectada desde la mente ya que las ideas no abandonan su fuente. Tu y yo somos parte de esta fibra que teje la mente, la ilusión de multiplicidad se resume en términos prácticos en una gran ilusión. Estamos aprendiendo a reconocer que no existen grados en los milagros que es equivalente a decir que no existen grados de ilusión. Aprender esto es perdonar un grano de arena y una bomba nuclear es lo que Jesús nos quiere enseñar. Al ser parte de una sola ilusión el regalo de perdón no es ni mas ni menos que tu propio perdón concedido desde la parte correcta de tu mente.

L-62.2:3 Tu meta es descubrir quién eres, al haber negado tu Identidad atacando a la creación y a su Creador.

En el instante en que el Hijo se creyó separado de la perfecta Unidad, elige ser indivi-dual. El sistema de pensamiento del ego necesita ser des-hecho, olvidando todas así las ideas que se contraponen al amor.

….Conoceremos nuestro Ser en la medida en que descubramos lo que no somos.

T-16.IV.6:1-2 Tu tarea no es ir en busca del amor, sino simplemente buscar y encontrar todas las barreras dentro de ti que has levantado contra él. No es necesario que busques lo que es verdad, pero sí es necesario que busques todo lo que es falso.

L-62.2:4-5 Ahora estás aprendiendo a recordar la verdad. Para ello, el ataque tiene que ser reemplazado por el perdón, de manera que los pensamientos de vida puedan reemplazar a los pensamientos de muerte.

Recordando lo que se practicó en la lección 22 (las formas de venganza), será necesario —antes— identificar el hecho de que —sí— tenemos pensamientos de ataque para que estos puedan ser deshechos. El perdón es inefectivo y sin sentido sin estar primero consciente de lo que tiene que ser perdonado. El Curso no debe ser usado como defensa de la obscuridad.

L-62.3:1 Recuerda que en todo ataque apelas a tu propia debilidad, mientras que cada vez que perdonas apelas a la fortaleza de Cristo en ti.

Esta cita es un eco del texto: Siempre eliges entre tu debilidad y la fortaleza de Cristo en ti. T-31.VIII.2:3

L-62.3:2-4 ¿Te vas dando cuenta, pues, de lo que el perdón hará por ti? Eliminará de tu mente toda sensación de debilidad, de tensión y de fatiga. Arrasará con todo vestigio de temor, culpabilidad y dolor.

el perdón es la cesación de todo sufrimiento.

Un lectura cuidadosa y consciente asegura no tergiversar las palabras del Maestro en el contexto del mundo. La sensación de debilidad, de tensión y de fatiga son mentales y es ahí donde tienen que ser des-hechas.  Son el reflejo de la creencia en la separación y no con el hecho de que los cuerpos en los que creemos estar requieran reposo… Sin embargo, Jesús apela a nuestra necesidad de sentirnos bien y por lo tanto presenta un remedio para nuestras tensiones y fatigas. Lo que sana es la aceptación de la Expiación: el abandono en la creencia que la separación ocurrió.

L-62.3:5 Reinstaurará en tu conciencia la invulnerabilidad y el poder que Dios le confirió a Su Hijo.

Alcanzar reconocer el estado de consciencia mental, y el poder que ahí reside es lo que Jesús por medio de su curso esta tratando de enseñarnos. La triple defensa del ego, culpa-mundo-ataque, son las ancestrales armas que el Espíritu Santo desea cambiar por lirios de perdón, y así derrocar la creencia del triple veneno doblemente sellada en el olvido, motivo principal de estas lecciones.

L-62.4. Regocijémonos de poder comenzar y concluir este día practicando la idea de hoy, y de usarla tan frecuentemente como nos sea posible en el transcurso del día. Ello te ayudará a que pases un día tan feliz como Dios Mismo quiere que tú seas. Y ayudará a aquellos que te rodean, así como a aquellos que parecen encontrarse lejos en el espacio y en el tiempo, a compartir esta felicidad contigo.

El texto enseña que un alumno feliz (T-14.II), implica la voluntad de aprender las lecciones de perdón que van surgiendo a lo largo del día, a pesar de la resistencia a las mismas. Es importante reconocer que la mente lugar donde se lleva acabo la corrección esta afuera de la dimensión de tiempo-espacio, es por ello que no tenemos pensamientos privados, y el porque podemos sanar en el nivel individual como colectivo.
 
ver: principio 25 del milagro

El Espíritu Santo lleva la luz de la verdad a las tinieblas y deja que resplandezca sobre ti. Y a medida que resplandece en ti, tus hermanos la ven, y al darse cuenta de que esta luz no es obra tuya, ven en ti mucho más de lo que tú mismo ves. Ellos serán los felices alumnos de la lección que esa luz les muestra porque les enseña a liberarse de lo que no es nada y de todas las obras de lo que no es nada. No podrán ver que las pesadas cadenas que parecen atarlos a la desesperación no son nada hasta que tú les lleves la luz. Se darán cuenta entonces de que las cadenas han desaparecido y de que, por lo tanto, no podían haber sido nada… Y tú te darás cuenta de esto junto con ellos. Y puesto que les enseñaste lo que es la felicidad y la liberación, ellos se convertirán en tus maestros de liberación y felicidad. (T-14.II.4:3-6,8-9).

L-62.5. Tan a menudo como puedas hoy, con los ojos cerrados a ser posible, repite para tus adentros:

Perdonar es mi función por ser la luz del mundo. Cumpliré mi función para así poder ser feliz.

Dedica entonces uno o dos minutos a reflexionar sobre tu función, y la felicidad y liberación que te brindará. Deja que pensamientos afines acudan a ti libremente, pues tu corazón reconocerá estas palabras, y en tu mente se encuentra la conciencia de que son verdad. Si te distraes, repite la idea y añade:

Deseo recordar esto porque quiero ser feliz.

Las palabras finales de Jesús nos invitan a reflexionar sobre la unión inquebrantable de causa y efecto que no puede sino ser obvia, salvo que no la queramos vivenciar, de permitirle a nuestro corazón sentir el gozo del perdón que se alza nítido por encima de la ilusión, la tristeza, la depresión y todo aquello que bloquea la presencia del amor en nosotros.  Nuestra felicidad, por lo tanto, esta irreversiblemente ligada a nuestra función de perdonar. No nos dejemos distraer ni un solo momento porque quiero ser feliz.

Recursos Adicionales:
T-14.IX.7-8 - Nuestro Poder Curativo