Principio 39

El milagro elimina el error porque el Espíritu Santo lo identifica como falso o irreal. Esto es lo mismo que decir que al percibirse la luz la oscuridad desaparece automáticamente.

Es lo mismo que decir que El elimina el error, corrige errores, deshace errores, o expía por los errores. Él se da cuenta de que todos los errores son falsos o irreales. No hay gradaciones en los errores. Uno por cero es lo mismo que cien o mil por cero.

"Esto es lo mismo que decir que al percibir la luz la oscuridad desaparece automáticamente." Una vez usted perciba y reconozca la verdad de quién es, los errores o la oscuridad del ego desaparecerán porque todo lo que los mantiene en su lugar son sus pensamientos acerca de ellos. Recuerden, no hay nada afuera que sea real. Son sólo nuestros pensamientos los que hacen las cosas del mundo reales en nuestras mentes. Y una vez las hemos hecho reales, el ego se vuelve real.

 Y entonces no podemos pasarlo por alto. Como enseña el Curso, no puedes perdonar un pecado una vez lo has hecho real T-30.VI.1-3
No podemos decir que el mundo es ilusorio y nada más que un salón de clases en el cual aprendemos esto mientras creamos que la oscuridad es realidad y que necesita curación y luz. 
La luz no se necesita afuera porque afuera no hay nada. Se necesita en nuestras mentes que creen en la oscuridad, y la oscuridad, por supuesto, no es otra cosa que nuestra propia culpa.


Este principio también refleja la idea de que la luz y la oscuridad son estados mutuamente excluyentes. Cuando usted enciende una luz en una habitación obscura, la oscuridad desaparece. Apaga la luz, y la oscuridad regresa. Es así como podemos entender el "pecado" también. Llame pecado a algo, y éste se ha vuelto real y ya no podrá verse como un pedido de ayuda. 

El pecado pide castigo; el pedido de ayuda o amor suplica ayuda y amor.