Los milagros son ejemplos de recto pensar que armonizan tus percepciones
con la verdad tal como Dios la creó.
Un poco más
adelante, el Curso usa la palabra
"mentalidad recta" T-2.V.3:1,
i.e., pensar en armonía con el Espíritu
Santo más bien que con el ego. El milagro
no expresa la verdad de Dios directamente, pero se alinea con ésta o la
refleja. La verdad de Dios es que todos somos uno. En este mundo,
experimentamos la unidad al trascender todas las barreras de separación del
ego: pensamientos de ira, ofensa, sacrificio, etc.
Si bien la percepción verdadera no es la verdad, tampoco está en conflicto con ella. Esto es igual que la idea que discutimos antes acerca del "reflejo de la santidad," o los "heraldos de la eternidad"
[vea arriba, pág. 64].
Estos
reflejos son la meta del Curso, pues
son los efectos inevitables cuando deshagamos todas las barreras a la verdad.