Los milagros alaban a Dios a través de ti. Lo alaban al honrar a Sus
creaciones, afirmando así la perfección de las mismas. Curan porque niegan la
identificación con el cuerpo y afirman la identificación con el espíritu.
Una de las
ideas judeo-cristianas es que debemos alabar a Dios. Ciertamente, muchos de los
salmos contienen ese aspecto. Evidentemente, sin embargo, Dios no necesita que
nosotros lo alabemos. Él no tiene un ego que requiera que la gente lo alabe T-4.VII.6:1-3.
La forma en que el milagro alaba a Dios es
simplemente reflejando Su Ser y Su Amor global, no con palabras ni con
acciones.
Una de las
formas en que el amor especial se distingue del amor verdadero es que el amor
especial es siempre un fenómeno exclusivo. Siempre excluye a cierta gente. El
Amor de Dios es global; El no hace excepciones. Como dice la Biblia, Dios no
tiene favoritos. Los milagros alaban este Amor de Dios al unir a todas las
personas en nuestra mente. "Lo alaban al honrar a Sus creaciones,
afirmando así la perfección de las mismas."
El milagro es un cambio en el percibir a
alguien como imperfecto, ya sea que veamos a esa persona como un cuerpo
imperfecto porque él o ella estén físicamente enfermo, o que veamos a esa
persona imperfecta porque la hemos juzgado como pecadora. Cambiamos entonces de
esa percepción a la percepción del Espíritu
Santo que mira más allá del error hacia la verdad, mira más allá de la
oscuridad del ego hacia la luz de Cristo que brilla en esa persona.
"Curan
porque niegan la identificación con el cuerpo y afirman la identificación con
el espíritu." Esta idea es igual a la que expone el Principio 17. Curan porque se mueven de la identificación con el
cuerpo que no es el problema, a la identificación con el espíritu. Es el
espíritu el que constituye la fuente de la respuesta. Y al identificarnos con
Aquello que somos realmente, reconocemos que todo lo demás es simplemente una
defensa en contra de esta verdad.
¿Puede usted hacer eso y
no reconocer dónde están ellos mental o físicamente? En otras palabras, negar
lo que usted ve y querer contemplar la perfección de la persona.
Hay una
manera de mirar que plantea el Curso,
la cual es como una doble visión. Usted no niega lo que ven sus ojos; no niega
que alguien sufra dolor físico o que alguien tenga una necesidad o lo que sea.
Pero al mismo tiempo, usted también se percata de que lo que ve es un pedido de
ayuda. Eso es lo que Un Curso En Milagros
llama el Juicio del Espíritu Santo T-12.I: que la enfermedad y el dolor o
la ira y el ataque, lo que sea que haya hecho la persona, es realmente un
pedido de ayuda y una expresión de que esa persona está identificada con su
ego.
En una situación
específica, ¿cuánto debo soportar?
Usted le
dice al Espíritu Santo o a Jesús o a quienquiera que usted sienta
que le habla: ¿Qué quieres que haga? Si usted cree que empieza a sentirse
perturbado por el problema de la persona, en cualquier nivel que sea, antes de
pedirle a Él qué debe hacer, debe pedirle ayuda para sanar su percepción. Eso
es lo que quiere decir con "la única oración que tiene sentido es la del
perdón" T-3.V.6:3. Usted le
pide primero que lo ayude a cambiar de la manera de mirar del ego a la manera
de mirar de Él, y luego dice: "¿Qué quieres que haga? ¿Cuál sería mi más
amorosa forma de actuar en este momento?" Y entonces lo lleva a cabo.
Primero
usted trata de percatarse de su propia interferencia. Repito, bien sea que la
enfermedad de alguien suscite mucha compasión en usted, culpa, dolor, agravio,
o que las características del comportamiento de alguien le causen mucha ira—es
por eso que usted pide ayuda. Y entonces dice: "¿Qué sería lo más amoroso
que puedo hacer? ¿Qué quieres que haga?" Cualesquiera palabras que quiera
usar están bien, pero ciertamente usted no niega lo que ve.
Esto no es
un Curso de negación. De hecho, el
texto dice, en un pasaje que leí antes, que es casi imposible negar la
experiencia física en este mundo. No sugiere que lo hagamos, porque la línea
siguiente dice que ésta es una forma de negación particularmente inútil T-2.IV 3:8-11.