Los milagros reorganizan la percepción y colocan todos los niveles en su debida
perspectiva. Esto cura ya que toda enfermedad es el resultado de una confusión
de niveles.
Los niveles
que se están confundiendo son los niveles de la mente y del cuerpo. El ego toma
el problema de la culpa en nuestras mentes, que es la verdadera enfermedad, y
dice que no es la mente la que está enferma, que es el cuerpo el que está
enfermo. Cambia del nivel de la mente al nivel del cuerpo. El milagro regresa el problema adonde
comenzó, y afirma que no es el cuerpo el que está enfermo, es la mente la que
está enferma.
Eso es todo
lo que hace el milagro. Regresa el
problema adonde radica. Repito, el milagro
le devuelve a la causa [la mente] la función de causalidad. El Curso es muy, muy enfático al respecto.
No hay nada de clase alguna que esté enfermo en el cuerpo. El cuerpo no hace
absolutamente nada. El cuerpo es neutral. Hay una lección en el libro de
ejercicios que dice: "Mi cuerpo es algo completamente neutro" L-PII.294.
El cuerpo meramente lleva a cabo los dictados de la mente.
Como dije antes, el cuerpo no puede sanarse
porque el cuerpo jamás estuvo enfermo. Es la mente la que está enferma y, por
consiguiente, es la mente la que tiene que sanarse. La enfermedad de la mente
es la separación, o la culpa; la cura de la mente es el perdón, o la unión. El milagro logra esto al devolver el
problema al lugar donde radica.