En la eternidad las demoras no importan, pero en el tiempo son ciertamente trágicas.
Has elegido estar en el tiempo en vez de en la eternidad, y, por consiguiente, crees estar en el tiempo. Sin embargo, tu elección es a la vez libre y modificable.
No te corresponde estar en el tiempo.
Te corresponde estar únicamente en la eternidad, donde Dios Mismo te ubicó para siempre.
T-5.VI.1