Propósito


El propósito de la Expiación

T-1.IV.3. La oscuridad es falta de luz de la misma manera en que el pecado es falta de amor. No tiene cualidades únicas propias. Es un ejemplo de la creencia en la "escasez", de la cual sólo se pueden derivar errores. La verdad es siempre abundante. Los que perciben y reconocen que lo tienen todo no tienen necesidades de ninguna clase. El propósito de la Expiación es devolvértelo todo, o más bien, devolvérselo a tu conciencia. Se te dio todo cuando fuiste creado, exactamente como se les dio a todos los demás.

T-4.IV.5. Cuando te sientas culpable, recuerda que el ego ciertamente ha violado las leyes de Dios, pero tú no. Los "pecados" del ego déjamelos a mí. Ése es el propósito de la Expiación. Pero hasta que no cambies de parecer con respecto a aquellos a quienes tu ego ha herido, la Expiación no podrá liberarte. Si te sigues sintiendo culpable es porque tu ego sigue al mando, ya que sólo el ego puede experimentar culpabilidad. Eso no tiene por qué ser así.

T-13.X.6. Mientras de algún modo creas que está justificado considerar a otro culpable, independientemente de lo que haya hecho, no buscarás dentro de ti, donde siempre encontrarías la Expiación. A la culpabilidad no le llegará su fin mientras creas que está justificada. Tienes que aprender, por lo tanto, que la culpabilidad es siempre demente y que no tiene razón de ser. El propósito del Espíritu Santo no es desvanecer la realidad. Si la culpabilidad fuese real, la Expiación no existiría. El propósito de la Expiación es desvanecer las ilusiones, no considerarlas reales y luego perdonarlas.


Propósito

T30-VII.3. Solamente un propósito firme puede otorgarle a cualquier acontecimiento un significado estable. Pero tiene que otorgarles a todos ellos el mismo significado. Si a cada acontecimiento se le otorga un significado diferente, ello quiere decir que cada uno de ellos tiene un propósito diferente. Y ése sería todo el significado que tendrían.

T30-VII.4. Abrigar un propósito común es el único medio por el que la percepción puede estabilizarse, y por el que se le puede dar una sola interpretación al mundo y a todas las experiencias que se tienen en él. En ese propósito común, todo el mundo y todas las cosas que ves comparten el mismo juicio. Ahora no tienes por qué juzgar, pues has aprendido que a todo se le ha dado el mismo significado, y te alegras de poder verlo por todas partes. Dicho significado no puede cambiar porque tu deseo es percibirlo en todas partes, inalterado por las circunstancias. Por lo tanto, se lo otorgas a todos los acontecimientos y dejas que ellos te ofrezcan estabilidad a ti.

T30-VII.5. Librarte de juzgar radica simplemente en esto: todas las cosas tienen el mismo propósito, el cual tu compartes con todo el mundo. Y no hay nada en el mundo que pueda oponerse a ese propósito, pues es el propósito de todas las cosas y también el tuyo. Tener un mismo propósito pone fin a todas las ideas de sacrificio, las cuales no pueden sino atribuir un propósito para el que gana y otro para el que pierde. Sin esta idea no podría haber pensamientos de sacrificio. Y es esta idea de que puede haber diferentes objetivos lo que hace que la percepción oscile y el significado cambie. Con un objetivo unificado esto se vuelve imposible, pues tu conformidad hace que la interpretación sea estable y duradera.

T30-VIII.6. Eso es lo que contemplarás cuando decidas que no hay ninguna apariencia que prefieras conservar en lugar de lo que tu hermano realmente es. No dejes que la tentación de preferir un sueño permita que la incertidumbre se presente ahí. No te sientas culpable y temeroso cuando un sueño acerca de lo que él es te tiente. Pero no le atribuyas a ese sueño el poder de reemplazar lo inmutable en tu hermano en la percepción que tienes de él. No hay falsa apariencia que no desaparezca, si en lugar de ella pides un milagro. No hay dolor del que él no se pueda liberar, sólo con que desees que él sea lo que no puede sino ser. ¿Por qué habrías de temer ver a Cristo en él? Pues en todo lo que ves no haces sino contemplarte a ti mismo. Y conforme él sane, tú te liberarás de la culpabilidad, pues lo que él aparenta ser es la imagen que tú tienes de ti mismo.

T31.V.9. Por tal razón, las lecciones del Espíritu Santo están diseñadas de manera que cada paso sea fácil, y aunque a veces puede producirse cierta incomodidad y angustia, ello no afecta lo que se ha aprendido, sino que constituye una re-interpretación de lo que parecen ser las pruebas a su favor. 

Consideremos, pues, qué prueba hay de que tú seas lo que tu hermano hizo de ti. Pues si bien aún no te das cuenta de que eso es lo que piensas, es indudable que a estas alturas ya eres consciente de que te comportas como si eso fuese lo que piensas. ¿Reacciona él por ti? ¿Y sabe él acaso lo que va a ocurrir exactamente? ¿Puede ver tu futuro y determinar por adelantado lo que debes hacer en toda circunstancia? Él tendría que haberte creado tanto a ti como al mundo para poder tener tal presciencia de lo que ha de suceder.

T31.V.12. Hay alternativas con respecto a eso que crees ser. Podrías, por ejemplo, ser lo que has elegido que tu hermano sea. Esto ubica al concepto del yo más allá de una condición de ser algo completamente pasivo, por lo menos, allana el camino para que se pueda tomar una decisión consciente, y para reconocer -aunque sea parcialmente- que tuvo que haber tenido lugar alguna interacción. Se entiende en parte que tú elegiste por los dos, y que lo que él representa tiene el significado que tú le diste. Ello muestra también algunos atisbos de Visión con respecto a la ley de la percepción según la cual lo que se ve refleja el estado mental del perceptor. Mas ¿quién eligió primero? Si tú eres aquello que elegiste que tu hermano fuese, tuvo que haber alternativas entre las que elegir, y alguien tuvo que haber decidido primero cuál de ellas elegir y cuál rechazar.

T31.V.15. No busques tu Ser en símbolos. No hay concepto que pueda representar lo que eres. ¿Qué importa qué concepto aceptes mientras percibas un yo que se relaciona con el mal y que reacciona ante cosas perversas? Pues en tal caso, tu concepto de ti mismo seguirá desprovisto de significado. Y no te percatarás de que sólo te relacionas contigo mismo. Ser testigo de un mundo culpable indica que el mundo ha guiado tu aprendizaje y que lo consideras tal como te consideras a ti mismo. El concepto del yo abarca todo lo que contemplas, y nada está excluido de esa percepción. Si algo te puede herir, lo que estás viendo es una representación de tus deseos secretos. Eso es todo. Y lo que ves en cualquier clase de sufrimiento que padezcas es tu propio deseo oculto de matar.

T31.V.16. Son muchos los conceptos de ti mismo que forjarás según progreses en tu aprendizaje. Cada uno producirá cambios que se verán reflejados en tus relaciones, conforme la percepción que tienes de ti mismo vaya cambiando. Y cada vez que tenga lugar un cambio se producirá en ti cierta confusión, mas siéntete agradecido de que el aprendizaje del mundo vaya soltando la presa que había hecho en tu mente. Descansa seguro y contento en la confianza de que finalmente desaparecerá por completo y dejará a tu mente en paz. El papel de acusador se presentará en muchos sitios y de muchas maneras. Y en cada caso parecerá acusarte. Mas no temas que no vaya a ser erradicado.

T31.VI.3. La salvación no te pide que contemples el Espíritu y no percibas el cuerpo. Simplemente te pide que ésa sea tu elección. Pues puedes ver el cuerpo sin ayuda, pero no sabes cómo contemplar otro mundo aparte de él. Tu mundo es lo que la salvación habrá de deshacer, permitiéndote así ver otro que tus ojos jamás habrían podido encontrar. Cómo va a lograrse esto no es algo que deba preocuparte. No comprendes cómo apareció ante ti lo que ves, pues si lo comprendieses, desaparecería. El velo de la ignorancia está corrido igualmente sobre lo bueno que sobre lo malo, y se tiene que traspasar para que ambas cosas puedan desaparecer a fin de que la percepción no encuentre ningún lugar donde ocultarse. ¿Cómo se puede hacer esto? No se puede hacer en absoluto. Pues ¿qué podría aún quedar por hacer en el universo que Dios creó?

T31.VII.1. Aprender significa cambiar. La salvación no intenta valerse de medios que todavía sean tan ajenos a tu modo de pensar que no te sirvan de nada, ni tampoco es su intención producir cambios que tú no puedas reconocer. 

Mientras perdure la percepción habrá necesidad de conceptos, y la tarea de la salvación es cambiarlos. Pues tiene que lidiar, valiéndose de contrastes, no de la verdad, la cual no tiene opuestos ni puede cambiar. De acuerdo con los conceptos del mundo, los culpables son "malos" y los inocentes "buenos". Y no hay nadie aquí que no tenga un concepto de sí mismo que cuenta con lo "bueno" para que le perdone lo "malo". No puede tampoco confiar en el aspecto."bueno" de nadie, pues cree que el "malo" anda por ahí al acecho. Éste concepto hace hincapié en la traición, de modo que resulta imposible tener confianza. Nada de esto puede cambiar mientras percibas lo "malo" en ti.