-el requisito previo para poder oír la Voz de Dios-
es normalmente un proceso bastante lento, no porque sea difícil, sino porque se tiende a percibir como una afrenta.
El entrenamiento del mundo tiene por meta el logro de un objetivo diametralmente opuesto al de nuestro programa.
El mundo enseña que confiar en nuestro propio juicio es muestra de madurez y fortaleza.
Nuestro programa enseña que abandonar todo juicio es la condición necesaria para la salvación.
M-9.2
El ego no puede sobrevivir sin hacer juicios, y, por consiguiente, se le abandona.
La mente tiene entonces una sola dirección por la que avanzar.
La dirección que sigue es siempre automática, pues no puede sino acatar los dictados del sistema de pensamiento al que se adhiere.
T-4.II.10:3-5
No eres realmente capaz de estar cansado, pero eres muy capaz de agotarte a ti mismo.
La fatiga que produce el juzgar continuamente es algo realmente intolerable.
Es curioso que una habilidad tan debilitante goce de tanta popularidad.
No obstante, si deseas ser el autor de la realidad, te empeñarás en aferrarte a los juicios. También les tendrás miedo, y creerás que algún día serán usados contra ti.
T-3.VI.5:5-9