Los milagros surgen de un estado mental milagroso, o de un estado de estar
listo para ellos.
Más
adelante, esto se llama "mentalidad recta" T-2.V.3:1. En otras palabras, primero cambiamos nuestra mente del
ego, la mente errada, a la manera de pensar del Espíritu Santo, que es la mente recta. Eso es lo que constituye el milagro.
Renunciamos a la inversión en la manera de percibir del ego—ataque, separación, etc.—y en su lugar escogemos la del Espíritu Santo—perdón y unidad, al ver todas las cosas como oportunidades para aprender que estamos perdonados.