Uno de los mayores beneficios que se deriva de los milagros es su poder
para liberarte de tu falso sentido de aislamiento, privación y carencia.
Nosotros
sentimos que estamos aislados de nuestro verdadero Ser o de Dios, y nos
sentimos aislados unos de otros. Una vez sentimos que estamos separados,
proyectamos la culpa de ello sobre los demás y creemos que ellos nos privan de
algo. De ahí es que proviene la carencia. Privación es el planteamiento que afirma
que usted me despoja de algo que yo quiero, o necesito, o soy. Esta proyección
niega el hecho de que fui yo mismo quien primero me privé de ello.
La escasez o
carencia tiene que conducir a la privación puesto que la culpa [otra palabra
para la idea de carencia] siempre tiene que proyectarse, una ley fundamental de
la mente. Es la proyección de la responsabilidad por haber escogido creer que
nos falta algo.
Yo no me hice esto—lo hizo usted. Como dice el Curso,
"El secreto de la salvación
no es sino éste: que eres tú el que se está haciendo todo esto a sí mismo"
T-27.VIII.10:1.