Todos los días deberían consagrarse a los milagros. El propósito del tiempo
es que aprendas a usarlo de forma constructiva. El tiempo es, por lo tanto, un
recurso de enseñanza y un medio para alcanzar un fin. El tiempo cesará cuando
ya no sea útil para facilitar el aprendizaje.
Básicamente,
este principio expone la meta fundamental del Curso, que es ayudarnos a que pasemos cada hora del día, todos los
días de nuestras vidas, en una continua contemplación de todas las cosas como
el Espíritu Santo nos pide que las
contemplemos. Esto quiere decir que continuamente veamos todo lo que ocurre en
nuestras vidas como lecciones que Él quiere que aprendamos que cada cosa que
ocurre es una oportunidad de aprendizaje si nos aprovechamos de la misma. Así,
todo lo que confrontamos debemos verlo como una oportunidad de escoger el
agravio del ego o el milagro del Espíritu Santo.
Hay
veces, durante el día, en que mi ego grita tan fuerte que no recuerdo que debo
acudir al Espíritu Santo. Si comenzara mi día con una afirmación universal:
"Espíritu Santo, por favor, permanece conmigo todo el día," ¿qué
pasaría?
Lo dudo. Si
usted hace eso y luego no piensa en Él en algún momento, eso es magia. Lo que
diría Un Curso En Milagros es que
usted debe comenzar su día en esa forma y pensar en Él todo el día, también. De
otra manera, usted va a pensar que el uso del piloto automático se encargará de
todo. En un sentido eso es cierto, si usted realmente permanece en piloto
automático. Pero yo creo que eso requiere una cantidad tremenda de disciplina,
y si tuviéramos esa clase de disciplina, no necesitaríamos un libro de
ejercicios. Al principio del Capítulo 30,
hay una sección que se titula Reglas para tomar decisiones. T-30.I que es una manera muy sencilla
de decirnos cómo debemos empezar. Afirma exactamente lo que usted dice, pero
luego explica en detalles lo que debe hacer si se le olvida. Yo creo que
debemos empezar nuestro día de esa manera, pero luego debemos reforzarlo
continuamente. De lo contrario, es muy, muy fácil recurrir al ego.
Considero
que una de las razones por las cuales no siempre recuerdo pedir que pueda ver a
través de la visión del Espíritu Santo es que hay una parte de mí que, a pesar
de todas mis decisiones conscientes, aún quiere ver a mi manera. Ahora bien,
esa no es una parte consciente de mí. Siempre es un choque cuando descubro que
está ahí. ¿Qué se puede hacer con el inconsciente?
Cuando
usted se da cuenta, no se siente culpable, sino que trata de hacerse más y más
alerta al momento en que esa parte inconsciente se manifiesta. Eso es lo que
ocurre cuando trabaja con este material por un tiempo. Puede parecerle que su
vida empeora o que usted se siente más infeliz. Lo que ocurre en realidad es
que usted se torna más sensitivo a cosas suyas que de otro modo jamás habría
conocido. Lo que tiene que hacer es sólo tratar de estar alerta a cuando está
proyectando algo. Es mucho trabajo arduo, y no es fácil. Requiere vigilancia.
La tercera
lección del Espíritu Santo en el
Capítulo 6, Mantente alerta sólo en favor de Dios y de Su Reino. T-6.V-C, realmente significa estar
alerta en contra del ego; y sí requiere mucho trabajo arduo. Esto es en
realidad un adiestramiento mental, siempre estar pensando en la otra manera de
interpretar algo. Hay una línea en el texto que vuelve loco a todo el mundo
porque reconoce su significado. Dice: "¿Preferirías tener razón a ser feliz?"
T-29.VII.1:9.
Acerca
del mismo tópico, hay una sección en el Curso que trata sobre tres preguntas, y
la última contesta las tres anteriores; pregunta...
"¿Y
deseo ver aquello que negué porque es la verdad?". T-21.VII.5:14. En realidad, todo esto es parte del último obstáculo
a la paz, el temor a Dios. T-19.IV-D,
porque el ego siempre enseña que la verdad, si realmente la mirásemos, nos
destruiría. La verdad acerca de nosotros es tan horrible y devastadora, porque
somos personas tan despreciables, que si en verdad mirásemos, Dios nos daría
muerte. Lo que tenemos que hacer es desmenuzar el sistema de pensamiento que
nos enseña eso y percatarnos de que la verdad no es que seamos estas personas
terribles, sino que somos esta persona santa que es el Hijo de Dios. Eso
requiere mucho trabajo porque el otro sistema de pensamiento es una parte
integrante de nosotros.
La sección
titulada El miedo a mirar adentro T-21.IV,
describe primero lo que el ego nos dice que veríamos si mirásemos en
nuestro interior: un pecador sin esperanza. Luego dice: ¿Pero qué tal si
mirases adentro y vieses que no hay pecado? Ese es el verdadero miedo; pero es
el miedo del ego. Es por eso que preferimos ver las cosas a nuestro modo y no a
la manera de Dios.
Si el mundo es una alucinación y nosotros lo fabricamos, y, por consiguiente, se hizo como un ataque a Dios, como enseña el Curso L-pII.3.2:1, eso significa que este mundo es un gran símbolo de nuestro pecado en contra de Dios. Si no hay nada ahí, entonces todo es fabricado; es sólo un tonto desatino.
Es entonces
que el ego se aterra. Que todo el mundo del pecado no es nada más que una tonta
equivocación es la única cosa que el ego jamás nos permitiría ver. Es por tal
razón que, cuando el Curso nos dice
repetidamente que el pecado no existe, al ego no le gusta nada.
Todo el sistema de pensamiento del ego está fundamentado en el pecado. Eso es lo que hace real a este mundo, lo cual implica que niega la realidad de la Voluntad de Dios.
"El propósito del tiempo es que
aprendamos a usarlo de forma constructiva."
Eso fue lo
que dije al principio: el propósito del tiempo es enseñarnos que el tiempo no
existe. Es así, pues, un recurso de enseñanza y un medio hacia un fin, que es
la forma en que Un Curso En Milagros
lo percibe todo en este mundo. Nada es un fin de por sí; nada en sí es real; es
sólo un instrumento de enseñanza. Pero no nieguen el mundo ni el cuerpo; eso no
es lo que enseña el Curso. Más bien,
debemos mirarlos en forma distinta. Todo lo que ocurre, en la medida en que nos
aprietan los botones o nos perturba en la forma que sea, se convierte en una
oportunidad de aprender nuestras lecciones.
Esto
incluye no sólo las cosas en nuestro mundo personal, sino también en el mundo
más amplio -cosas como el hambre, el Holocausto, la crucifixión. No las
negamos, ni negamos que ocurrieron en el mundo de la ilusión, pero sí cambiamos
la manera en que las percibimos: de víctimas y victimarios, vemos a todo el
mundo—incluyéndonos a nosotros mismos—pidiendo el amor que no creemos merecer.
El mundo
entero es un salón de clases: nuestras vidas individuales son clases que
tomamos en esta universidad. Todo este camino se convierte entonces en un currículo
que tenemos que aprender, y nuestras experiencias individuales se tornan en
clases específicas que tomamos para deshacer la culpa que hemos hecho
específica. Ese es el propósito del mundo, el propósito del tiempo.
"El
tiempo cesará cuando ya no sea útil para facilitar el aprendizaje." Cuando
hayamos cumplido el propósito del tiempo, cuando el último de los hijos
separados de Dios recobre su mente correcta,—eso es lo que Un Curso En Milagros llama el Segundo
Advenimiento, que es el despertar del Hijo de su pesadilla. Esto le abre
paso al Juicio Final, que es la
última elección entre la verdad y la ilusión T-2.VIII; L-pII.10. Es cuando el
mundo entero, como dice el Curso, se
disuelve "en la nada de dónde provino" C-4.4:5.