S.III.3.1 Alguien sabe más, se ha adiestrado mejor, o es quizas más talentoso y sabio. Puede, por lo tanto, dar sanación a alguien que es inferior y esta bajo su patrocinio… ¿Cómo iba a ser posible esto? La verdadera sanación no puede proceder de la desigualdad asumida y luego aceptada como la verdad, y usarse para sanar a los heridos y calmar la mente que sufre de la agonía de la duda… No te haces a ti mismo el portador del regalo especial que da lugar a la sanación. Lo único que haces es reconocer tu unicidad con el que te pidió ayuda. Pues en está unicidad se desaparece su sentido de separación que es lo que lo enfermó. No tiene sentido administrar remedio alguno excepto donde la fuente de la enfermedad no se encuentra, de lo contrario nunca puede sanarse verdaderamente.