Todos los milagros significan vida, y Dios es el Dador de la vida. Su Voz
te guiará muy concretamente. Se te dirá todo lo que necesites saber.
Esta es
otra manera de decir que los milagros proceden del amor. Reflejan el amor del
Cielo, y obviamente también reflejan la vida del Cielo, la cual no tiene nada
que ver con lo que llamamos vida, que es la vida del cuerpo, o la vida de la
personalidad, todo lo cual es realmente una parte del cuerpo. La verdadera vida
proviene de Dios, y esa es la vida del espíritu el cual es inmortal y eterno.
El milagro es lo que nos conduce de regreso a Dios.
"Su Voz", que es una de las definiciones
que el Curso da del Espíritu Santo, "te guiará muy concretamente. Se te dirá todo lo que necesites saber." Una de las
preguntas más comunes que hace la gente es: Si el Curso afirma que se te dirá muy específicamente, ¿por qué yo no
oigo respuestas específicas?" Estoy seguro de que todo el mundo se hace
esa pregunta y tiene ese problema. Uno de los obstáculos para escuchar las
cosas que el Espíritu Santo nos
diría es que exigimos oírlas. Muchas veces las preguntas que le hacemos al Espíritu Santo no son realmente
preguntas; son afirmaciones.
Fabricamos
un problema y luego exigimos que Él nos dé la respuesta, lo cual es, por
supuesto, otra expresión de la arrogancia del ego al creerse que sabe cuáles
son los problemas, y también cuáles son las respuestas. Pero muy a menudo
cuando le pedimos ayuda a Dios u oramos pidiendo ayuda, lo que hacemos es
plantear el problema como lo vemos nosotros y luego Le pedimos que nos lo
resuelva y, por supuesto, cuando no lo resuelve, creemos tener un caso cerrado
en contra de Él: "Dices que vas a contestarme muy concretamente, y aquí
estoy. Soy tan honrado y tan serio y devoto y fiel y no oigo nada." Lo que
hemos hecho, en realidad, sin percatarnos de ello, es cerrar la puerta. No es
que el Espíritu Santo no nos hable,
es que no podemos escucharlo.
¿Es así porque en
nuestras mentes queremos
que nos contesten la oración a nuestro modo?
que nos contesten la oración a nuestro modo?
Cierto. En
un lugar, el Curso habla de que al
ego le da una rabieta y grita: "¡Quiero que las cosas sean así!". T-18.II.4:1. Lo hacemos de niños, pero
también lo hacemos de adultos. "Así es cómo lo quiero." Recuerdo que
a veces Helen solía reclamarle a Jesús y le decía: "¡Esto no es
negociable!" Nunca funcionó bien para ella. No lo intenten. Además,
recuerden que cuando el Curso dice
que el Espíritu Santo nos dirá todo
lo que necesitemos saber, es porque Él conoce mejor que nosotros lo que
necesitamos saber.
¿No
es eso cierto también en el sentido de que consciente o subconscientemente no
sólo esperamos cierta clase de respuesta, sino que también definimos el
problema?
Sí, eso es
lo que quiero decir. Fabricamos un problema y luego exigimos una respuesta al
mismo. El problema consiste en que estamos diciendo: "Este es mi
problema," en vez de admitir básicamente, "No estoy en paz, por favor
ayúdame a estar en paz." La verdadera causa de no estar en paz es que
abrigamos algo en contra de alguien. Hay una ausencia básica de perdón en
nosotros, así que la solución ha de venir siempre en la forma de algún aspecto
del perdón, de alguna unión con alguien. No importa si es en un nivel de
conducta o de pensamiento. Recuerden de nuevo, la clave es reconocer que cada
problema que creemos tener en el mundo nos indica una falta de perdón.
Una de mis
líneas favoritas en el Curso, porque
parece no tener absolutamente ningún sentido, es la que dice: "Es cierto
que no parece que todo pesar no sea más que una falta de perdón" L-pl.193.4:1. Traducido, quiere decir
que es cierto que todas las angustias o problemas no aparentan ser lo que
realmente son. Creemos que la angustia proviene de todos los diversos tipos de
problemas que creemos tener, pero lo que realmente sucede es que el ego ha
lanzado una cortina de humo para que no nos percatemos de que cada angustia que
experimentamos procede de la ausencia de perdón o de la creencia de que estamos
separados. Podemos entender que la solución a cualquier angustia y a cualquier
problema en nuestro mundo—bien sea nuestro mundo personal o el mundo en
general—sería unirnos y curarnos a través del perdón.
¿Podría decir algo sobre
el Espíritu Santo y la confianza: aquello de que sólo nos sentamos y nos
aquietamos?
Sí, y luego
estar alerta y vigilar los pensamientos que no son tranquilos. Una de las
partes cruciales de este proceso es que todo lo que tenemos que hacer es
quitarnos de en medio. No tenemos que hacer nada. La introducción del texto
dice:
"Este Curso no pretende enseñar el significado del amor, pues eso está más allá de lo que se puede enseñar.
Pretende, no obstante, despejar los obstáculos que impiden
experimentar la presencia del amor..." Eso es lo que hace el milagro;
simplemente elimina el obstáculo que nos impide tener consciencia de que somos
hijos de Dios. Todo lo que decimos en relación con el milagro es que éste
deshace o corrige lo que el ego ha hecho. El milagro no hace nada; sino que
deshace. Mientras más serenos estemos, lo cual significa realmente
desprendernos de nuestro ego, en esa misma medida podremos escuchar muy claro
todo lo que necesitemos saber.