Principio 2

Los milagros—de por sí—no importan. Lo único que importa es su Fuente, El Cual está más allá de toda posible evaluación.

El hecho de que Fuente esté escrito con mayúsculas, por supuesto, nos dice que la Fuente es Dios, y Dios está presente en nuestra mente, en nuestra mente dividida, a través del Espíritu Santo. Lo que también es importante aquí es percatarnos de que los milagros no importan, porque éstos son parte del mismo mundo ilusorio del que forma parte el ego. Si el milagro es una corrección, es entonces una corrección de un pensamiento ilusorio, lo cual también convierte al milagro en una ilusión. Sólo se necesita en el mundo de la ilusión. Usted no necesita el perdón en el Cielo. Como dije antes, no se necesita un milagro en el Cielo. Se necesita el perdón o un milagro únicamente en un lugar donde se cree en el pecado, el sufrimiento, el sacrificio, la separación, etc.

Lo único que en verdad importa es Dios o la creación de Dios, que es el espíritu, que es el Cristo en nosotros. En este mundo, sin embargo, el milagro sí importa, porque esa es la corrección que nos permite recordar eventualmente Quiénes somos en realidad. El Curso también se refiere al perdón como una ilusión. En un lugar dice que esta es la ilusión final [L-pI.198.3]. Lo que la hace diferente de todas las demás ilusiones en el mundo es que el perdón es el final de la ilusión. Todas las demás ilusiones aquí realmente engendran ilusiones, de modo que refuerzan la fantasía de que estamos separados o de que el ataque es real y está justificado.

El perdón es una ilusión que nos enseña que no hay ilusiones.

Si usted dice que no podemos lograr amor completo en esta vida, ¿cómo nos relacionamos con Jesús?

Bueno, permítanme calificar eso. Yo creo que hay muy, muy, pocas excepciones, tales como Jesús, quien es el mayor símbolo del Amor de Dios. Además, hay algunas personas que han trascendido totalmente sus egos, y que permanecen aquí por un tiempo para ayudar a otras personas a lograrlo. Ellos son los que en el Oriente se conocen como avatares o bodhisattvas: personas que han trascendido totalmente sus egos, pero que permanecen asidos a una astilla del ego para poder quedarse aquí en el cuerpo. Ya no están aquí para aprender lecciones. Pero, como indica el Curso en algún lugar, esto es tan raro que no vale la pena hablar de ello M-26.2-3.

¿Qué son nuestras creaciones?

"Creaciones" es una de esas palabras técnicas que el Curso utiliza y que no explica realmente. Se refiere al proceso de creación que compartimos con Dios. Uno de los atributos básicos del espíritu es que siempre está extendiéndose. Este no es un proceso que ocurre en el tiempo o el espacio, por lo cual es tan difícil para nosotros concebirlo. Dios se extiende a Sí Mismo—como espíritu, Él siempre está extendiéndose—eso es lo que se llama creación. Nosotros somos el resultado de eso, no el nosotros tal como nos identificamos sentados en este salón, sino el "nosotros" que es el Cristo y que somos todos. Cada uno de nosotros es una parte de ese Cristo que es una extensión de Dios, ya que Cristo es parte de Dios, El también comparte los atributos básicos de Dios. Uno de esos atributos es la extensión, así que Cristo también se extiende. Aquello que extiende el Cristo es lo que el Curso llama "creaciones." Las creaciones son realmente las extensiones nuestras en nuestro verdadero estado. Repito, lo que lo hace tan difícil de entender, es que este proceso no tiene contraparte o término alusión a algo en este mundo. Cuando el Curso utiliza la palabra "crear", como lo hará en uno de estos principios del milagro, no se refiere a tener un pensamiento creativo, a crear una obra de arte o algo así por el estilo,—no es que el Curso esté en contra de nada de eso—sólo que usa la palabra con una acepción distinta.

"Crear" es un vocablo que Un Curso En Milagros siempre utiliza para señalar lo que hace el espíritu. Si usted quiere pensar en conformidad con la idea tradicional de la Trinidad, la Segunda Persona de la Trinidad consistiría no solo de Cristo, del cual cada uno de nosotros es una parte, sino también de las extensiones de Cristo, que son nuestras creaciones.

El Curso parece prometer que nuestras creaciones nos están esperando. ¿Es eso así?

Es una metáfora que nos alienta. Usted se acerca a la meta y allí están ellos a cada lado animándole. Eso es una metáfora, por supuesto, la idea es que nuestra propia integridad constantemente nos pide que recordemos quiénes somos. En la última parte del segundo principio—La Fuente está mucho más allá de toda evaluación— "evaluación" es una palabra que pertenece a este mundo. Siempre estamos evaluando, y el hecho de que estemos evaluando algo es, obviamente, un proceso de juicio; es un proceso de percepción. Si usted habla de evaluación, habla de un evaluador que evalúa algo o a alguien. Así que habla de separación: sujeto y objeto. Obviamente, todo el proceso de evaluación tiene pertinencia únicamente en el mundo de la percepción, el cual no es el mundo de Dios. Dios está más allá de toda evaluación porque Él está más allá del juicio; Él está más allá de la forma; Él está más allá de la separación; Él está más allá de la percepción.

El milagro sólo importa en la medida que nos enseñe que aquí nada importa. Una vez aprendamos esa lección, el uso del milagro habrá terminado. Es lo que el Curso nos enseña sobre el tiempo: su único propósito es enseñarnos que el tiempo no existe.
ver pág. 37.

Lo mismo puede decirse del mundo y del cuerpo: El único propósito que tiene el mundo y que tiene el cuerpo es enseñarnos que ni el mundo ni el cuerpo existen pero no podemos aprenderlo sin estar aquí en un cuerpo. Es por eso que Un Curso En Milagros nos enseña muy claramente que no debemos negar nuestras experiencias físicas aquí o negar nuestro cuerpo. T-2.IV.3:8-11. Sólo nos dice que debemos mirarlos en una forma distinta.