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Ofrece la otra mejilla

T5.IV.4 Yo oí una sola Voz —la del Espíritu Santo— porque comprendí que era imposible que pudiese expiar únicamente para mí mismo. Escuchar una sola Voz implica que has decidido compartirla para así poderla oír tú mismo. La mente que estaba en mí se siente todavía irresistiblemente atraída hacia todas las mentes creadas por Dios, porque la Plenitud de Dios es la plenitud de Su Hijo. Nada puede hacerte daño, y no debes mostrarle a tu hermano nada que no sea tu plenitud. Muéstrale que él no puede hacerte daño y que no le guardas rencor, pues, de lo contrario, te estarás guardando rencor a ti mismo. Ese es el significado de: "Ofrécele también la otra mejilla".



El amor aflorará de inmediato en cualquier mente
que de verdad lo desee, pero tiene que desearlo de verdad
Esto quiere decir:
desearlo sin ninguna ambivalencia, 
y esta forma de desear está completamente
desprovista de la "compulsión de obtener" del ego.
T-4.III.4.7-8 (texto pag 67)



T-4.VII.5 Dios, que abarca todo lo que existe, creó seres que lo tienen todo individualmente, pero que quieren compartirlo para así incrementar su gozo. Nada real puede incrementarse excepto compartiéndolo. Por eso es por lo que Dios te creó a ti.

La Abstracción Divina se deleita compartiendo.



Lección 23 (fragmento)
Ves el mundo que has fabricado, pero no te ves a ti mismo como el que fabrica las imágenes. 
L-23.4:1

Referencias a la lección:

T-27.VII.7:6-9 Así es como surgieron todas las ilusiones. El que las teje no se da cuenta de que es él mismo quien las urde ni cree que la realidad de éstas dependa de él. Cualquiera que sea su causa, es algo completamente ajeno a él, y su mente no tiene nada que ver con lo que él percibe. No puede dudar de la realidad de sus sueños porque no se da cuenta del papel que él mismo juega en su fabricación y en hacer que parezcan reales.

T-27.VII.13:1-2 Tú eres el soñador del mundo de los sueños. Éste no tiene ninguna otra causa, ni la tendrá jamás

T-27.VIII.6. Devolvámosle al soñador el sueño del que se desprendió, el cual él percibe como algo que le es ajeno y que se le está haciendo a él.

T-28.II.4. En realidad no ha ocurrido nada, excepto que te quedaste dormido y tuviste un sueño en el que eras un extraño para ti mismo y tan sólo una parte del sueño de otro. El milagro no te despierta, sino que simplemente te muestra quién es el soñador.

T-28.II.7. El milagro establece que estás teniendo un sueño y que su contenido no es real. Éste es un paso crucial a la hora de lidiar con ilusiones. Nadie tiene miedo de ellas cuando se da cuenta de que fue él mismo quien las inventó. Lo que mantenía vivo al miedo era que él no veía que él mismo era el autor del sueño y no una de sus figuras.

T-29-IV.1. "...No puedes quedarte con algunos sueños y despertar de otros, pues o bien estás dormido o bien despierto. Y soñar tiene que ver únicamente con una de estas dos posibilidades.

T-29-IV.2. Los sueños que te parecen gratos te retrasarán tanto como aquellos en los que el miedo es evidente. Pues todos los sueños son sueños de miedo, no importa en qué forma parezcan manifestarse. El miedo se ve adentro o afuera, o en ambos sitios. O puede estar oculto tras formas agradables. Pero nunca está ausente del sueño, pues el miedo es el elemento básico de todos los sueños. Puede que la forma en que éstos se manifiestan cambie, pero es imposible que se compongan de ninguna otra cosa.



Nada puede prevalecer contra un Hijo de Dios que encomienda su Espíritu en las Manos de su Padre.
Al hacer esto,
la mente despierta de su sueño y
recuerda a su creador.


Toda sensación de separación desaparece


T-3.II.5:1



T-4.II.11.8 ¿Quién es el "tú" que vive en este mundo?


La noción del YO es tan arraigada que cuando el Curso ultiliza el pronombre TU no se nos ocurre pensar que nunca esta hablando o dirigiendose a TÍ... El que esta leyendo no eres TU que TU crees ser... espero esta nota por Ken Wapnick y parafraseada al español.

Jesús se remite al tomador de decisiones/mente que siempre esta fuera del tiempo a motivarlo que eliga de nuevo, que eliga despertar. En ningún momento Jesús le habla a un "yo/cuerpo" porque no hay cuerpo como algo que tiene existencia inerente absoluta y permanente por no decir que su naturaleza es netamente inlusoria. El curso enseña que en ningun momento se experimenta el cuerpo como algo ahora sino que siempre se anticipa. Es decir la que la arraigada identificacion con el cuerpo es un pre-condicionamiento mental sostenido en una falsa creacion de la mente. Desde el cimiento del Curso el hecho de que creamos existir como un "yo" y crear una realidad alterna; realidad misma que por tener con semilla la culpa, no los hace real. El ego fabrica la impermanencia tiempo-espacio y se "castiga" asi mismo con la muerte del cuerpo aun en esto cree usurpar el poder de Dios y hacer justacia al castigar al cuerpo por sus pecados. Esto es simplemente el guion del ego. Si Jesús nos hablara como cuerpos y no al tu que creemos ser, el estaria tan demente como las figuras que creen estar "aquí" en el sueño. Nuestra mente es la causa y el mundo el efecto de una mente que cree que puede dividirse para tener individualidad y concederle una realidad que no tiene. Nuestro cuerpo es un holograma proyectado, un truco de tiemp-espacio que aparece como real y que sirve para los propositos del ego hasta que el tomador de decisiónes se decida por la voz que habla por Dios, el Espíritu Santo.

"...Todavía tienes muy poca confianza en mí, pero ésta aumentará a medida que recurras más y más a mí - en vez de a tu ego - en busca de consejo. Los resultados te irán convenciendo cada vez más de que ésta es la única elección cuerda que puedes hacer. Nadie que aprenda por experiencia propia que cierta elección le brinda paz y alegría, mientras que otra le precipita al caos y al desastre tiene más necesidad de persuasión. Es más eficaz aprender a base de recompensas que a base de dolor porque el dolor es una ilusión del ego y no puede producir más que un efecto temporal. Las recompensas de Dios, en cambio, se reconocen inmediatamente como eternas..."

Puesto que este reconocimiento lo haces tú y no el ego, el reconocimiento mismo establece que tú y el ego no podéis ser lo mismo. Tal vez creas que ya has aceptado esto, pero aún no estás convencido de ello en absoluto.

Prueba de ello es el hecho de que crees que debes escaparte del ego. Sin embargo, no puedes escaparte de él humillándolo; controlándolo o castigándolo.
T-4.VI.3

El milagro establece que estás teniendo un sueño y que su contenido no es real. 

Éste es un paso crucial
a la hora de lidiar con ilusiones.

Nadie tiene miedo de ellas cuando se da cuenta de que fue él mismo quien las inventó. 
T-28.II.7:1

T-26.V.3 Dios te dio Su Maestro para que reemplazase al que tú inventaste, no para que estuviese en conflicto con él. Y lo que Él ha dispuesto reemplazar ya ha sido reemplazado.  El tiempo tan solo duró un instante en tu mente, y no afectó a la eternidad en absoluto. Y así es con todo el tiempo que ha pasado; y todo permanece exactamente como era antes de que se construyese el camino que no lleva a ninguna parte.

El brevísimo lapso de tiempo en el que se cometió el primer error -en el que todos los demás errores están contenidos- encerraba también la Corrección de ese primer error y de todos los demás que partieron de él.

Y en ese breve instante el tiempo desapareció, pues eso es lo que jamás fue.
Aquello a lo que Dios dio respuesta ha sido resuelto y ha desaparecido.



Todo lo que Dios dispone no sólo es posible, sino que ya ha tenido lugar. Por eso es por lo que el pasado ha desaparecido. 

En realidad nunca tuvo lugar.
 
Lo único que es necesario es deshacerlo en tu mente, 
que sí creyó que tuvo lugar.   
T-18.IV.8:4


IV. La práctica del instante santo
[T-15.IV.1] Es posible aprender este curso inmediatamente, a no ser que creas que lo que Dios dispone requiere tiempo.

[T-4.III.4] El amor aflorará de inmediato en cualquier mente que de verdad lo desee, pero tiene que desearlo de verdad.

[T-5.VI.12] Ahora debes aprender que sólo la paciencia infinita produce resultados inmediatos. Así es como el tiempo se intercambia por la eternidad. La paciencia infinita recurre al amor infinito, y, al producir resultados ahora hace que el tiempo se haga innecesario.


Los sueños que te parecen gratos (los de hadas) te retrasarán tanto como aquellos en los que el miedo es evidente (pesadillas). Pues todos los sueños son sueños de miedo, no importa en qué forma parezcan manifestarse.

El miedo se ve adentro o afuera, o en ambos sitios. O puede estar oculto tras formas agradables (cuerpos). Pero nunca está ausente del sueño (sin cuerpo no hay sueño), pues el miedo es el elemento básico de todos los sueños. Puede que la forma en que éstos se manifiestan cambie, pero es imposible que se compongan de ninguna otra cosa.
T-29-IV.2
 
T-31-I.7 Solamente se pueden aprender dos lecciones. Cada una de ellas da lugar a un mundo diferente. Y cada uno de esos mundos [efectos] se deriva irremediablemente de su fuente. [causa] El mundo (que proyecta la mente divida) es el resultado inevitable de la lección que enseña que el Hijo de Dios es culpable. Es un mundo de terror y desesperación.

En él no hay la más mínima esperanza de hallar felicidad.


Ningún plan que puedas idear para tu seguridad tendrá éxito.


No puedes buscar dicha en él y esperar encontrarla. Mas éste no es el único resultado que se puede derivar de lo que has aprendido. Por mucho que te hayas esforzado por aprender la tarea que elegiste, la lección que refleja el amor de Dios es todavía más fuerte. Y aprenderás que el Hijo de Dios es inocente, y verás otro mundo.

La verdadera oración debe evitar convertirse en una súplica. Debes pedir, más bien, recibir lo que ya ha sido dado:
aceptar lo que ya está aquí.

S1/I.1:6


El secreto de la verdadera oración es olvidarte de las cosas que crees necesitar. Pedir cosas concretas es parecido a contemplar el pecado y luego perdonarlo.
S1/I.4:1

Cada día, cada hora y cada minuto, e incluso cada segundo, estás decidiendo entre la crucifixión y la resurrección, entre el ego y el Espíritu Santo. 

El ego es la elección en favor de la culpabilidad; el Espíritu Santo, la elección en favor de la inocencia. De lo único que dispones es del poder de decisión. Aquello entre lo que puedes elegir ya se ha fijado porque aparte de la verdad y de la ilusión no hay ninguna otra alternativa. Ni la verdad ni la ilusión traspasan los límites de la otra, ya que son alternativas irreconciliables entre sí y ambas no pueden ser verdad. Eres culpable o inocente, prisionero o libre, infeliz o feliz. T-14.III.4. 

Los sueños son desahogos emocionales en el nivel de la percepción en los que literalmente profieres a gritos: "¡Quiero que las cosas sean así!" Y aparentemente lo consigues. Mas los sueños son inseparables de su fuente. 

La ira y el miedo los envuelven, y en cualquier instante la ilusión de satisfacción puede ser invadida por la ilusión de terror. Pues el sueño de que tienes la capacidad de controlar la realidad y de sustituirla por un mundo que prefieres es aterrante. Tus intentos de eliminar la realidad son aterradores, pero no estás dispuesto a aceptar esto. T-18.II.4. 

Cada día, y cada minuto de cada día, y en cada instante de cada minuto, no haces sino revivir ese instante en el que la hora del terror ocupó el lugar del amor. Y así mueres cada día para vivir otra vez, hasta que cruces la brecha entre el pasado y el presente, la cual en realidad no existe. 

Esto es lo que es toda vida: un aparente intervalo entre nacimiento y muerte y de nuevo a la vida; la repetición de un instante que hace mucho que desapareció y que no puede ser revivido. T-26.V.13. 

...el tiempo no es otra cosa que la creencia demente de que lo que ya pasó todavía está aquí y ahora.

El milagro no hace nada. Lo único que hace es deshacer.
Y de este modo, cancela la interferencia a lo que se ha hecho.
No añade nada, sino que simplemente elimina. T-28.I.1.

Y lo que elimina hace mucho que desapareció, pero puesto que se conserva en la memoria, sus efectos parecen estar teniendo lugar ahora.

El Espíritu Santo te Guía sólo a fin de evitarte dolor.   

Obviamente nadie se opondría a este objetivo si lo reconociese. Mas el problema no estriba en si lo que el Espíritu Santo dice es verdad o no, sino en si quieres escucharle o no. No puedes reconocer lo que es doloroso, de la misma manera en que tampoco sabes lo que es dichoso, y, de hecho, eres muy propenso a confundir ambas cosas. La función primordial del Espíritu Santo es enseñarte a distinguir entre una y otra. Lo que a ti te hace dichoso le causa dolor al ego, y mientras tengas dudas con respecto a lo que eres, seguirás confundiendo la dicha con el dolor. Esta confusión es la causa del concepto de sacrificio. Obedece al Espíritu Santo, y estarás renunciando al ego. Pero no estarás sacrificando nada. Al contrario, estarás ganándolo todo. Si creyeses esto, no tendrías conflictos. T-7.X.3.

Hemos dicho que el Espíritu Santo te enseña la diferencia que existe entre el dolor y la dicha. Eso es lo mismo que decir que te enseña la diferencia que hay entre estar aprisionado y ser libre. No puedes hacer esta distinción sin Él porque te has enseñado a ti mismo que el aprisionamiento es libertad. ¿Cómo ibas a poder distinguir entre una cosa y otra cuando crees que ambas son lo mismo? ¿Cómo ibas a poder pedirle a la parte de tu mente que te enseñó a creer que son lo mismo que te enseñase de qué manera son diferentes? T-8.II.5.


SUFRIMIENTO - uno de los testigo básicos del ego para la realidad del cuerpo y de la inexistencia del espíritu, pues que el cuerpo parece experimentar sufrimiento o dolor; tener dolor, por lo tanto, es negar a Dios, mientras que tener consciencia de nuestra verdadera invulnerabilidad como el Hijo de Dios es negar la realidad del dolor.

(sufrimiento y dolor se usan como virtuales sinónimos.)

T-27.VI.3. El cuerpo, que de por sí carece de propósito, contiene todas tus memorias y esperanzas. Te vales de sus ojos para ver y de sus oídos para oír, y dejas que te diga lo que siente. Mas él no lo sabe. Cuando invocas los testigos de su realidad, te repiten únicamente los términos que les proporcionaste para que él los usara. No puedes elegir cuál de entre ellos es real, pues cualquiera que elijas es igual que los demás. Lo único que puedes hacer es decidir llamarlo por un nombre o por otro, pero eso es todo. No puedes hacer que un testigo sea verdadero sólo porque lo llames con el nombre de la verdad. La verdad se encuentra en él si lo que representa es la verdad. De lo contrario, miente, aunque lo invoques con el santo Nombre de Dios Mismo.
T-27.VI.4. El Testigo de Dios no ve testigos contra el cuerpo. Tampoco presta atención a los testigos que con otros nombres hablan de manera diferente en favor de la realidad del cuerpo. Él sabe que no es real. Pues nada podría contener lo que tú crees que el cuerpo contiene dentro de sí. El cuerpo no puede decirle a una parte de Dios cómo debe sentirse o cuál es su función. El Espíritu Santo, sin embargo, no puede sino amar aquello que tú tienes en gran estima. Y por cada testigo de la muerte del cuerpo, Él te envía un testigo de la vida que tienes en Aquel que no conoce la muerte. Cada milagro que Él trae es un testigo de la irrealidad del cuerpo. Él cura a éste de sus dolores y placeres por igual, pues todos los testigos del pecado son reemplazados por los Suyos.
T-27.I.7. La enfermedad, no importa en qué forma se manifieste, es el testigo más convincente de la futilidad y el que refuerza a todos los demás y les ayuda a pintar un cuadro en el que el pecado está justificado. 
Los enfermos creen que todas sus extrañas necesidades y todos sus deseos antinaturales están justificados. 
Pues ¿quién podría amar una vida que queda truncada tan pronto, y no atribuirle valor a los gozos pasajeros? 

¿Qué placer hay que sea duradero? 

¿No tienen los débiles el derecho de creer que cada migaja de placer robado constituye su justa retribución por la brevedad de sus vidas? Pues pagarán con su muerte por todos sus placeres tanto si disfrutan de ellos como si no.   
A la vida siempre le llega su final, sea cual sea la forma en que ésta se viva. Por lo tanto, se deleitan con lo pasajero y con lo efímero.

Cuando tu cuerpo, tu ego y tus sueños hayan desaparecido, sabrás que eres eterno. 

Tal vez pienses que ésto se logra con la muerte, pero con la muerte no se logra nada porque la muerte no es nada.

T/6.V.A.1 


Dios es la única Causa, y la culpabilidad es algo ajeno a Él.

No le enseñes a nadie que te ha hecho daño, pues si lo haces, te estarás enseñando a ti mismo que lo que es ajeno a Dios tiene poder sobre ti. 

Lo que no tiene causa no puede existir. No des testimonio de ello, ni fomentes el que ninguna mente lo crea. 

Recuerda siempre que la mente es una, y que la causa es una. No aprenderás a comunicarte con esta unicidad hasta que no aprendas a negar lo que no tiene causa y a aceptar como tuya la Causa que es Dios. - T-14.III.8. 

"...En realidad, "Causa" es un término que le corresponde propiamente a Dios, y Su "Efecto" es Su Hijo. Esto supone una serie de relaciones de Causa y Efecto completamente diferentes de las que tú introduces en tus creaciones falsas. El conflicto fundamental en este mundo es, pues, entre la creación y la creación falsa. Todo miedo está implícito en la segunda, y todo amor en la primera. El conflicto es, por lo tanto, entre el amor y el miedo. - T-2.VII.3.

C-4.1 / Clarificación de Términos

El mundo que ves no es más que la ilusión de un mundo.
Dios no lo creó, pues lo que 
Él crea tiene que ser tan eterno como Él.
En el mundo que ves, no obstante, no hay nada que haya de perdurar para siempre.  Algunas cosas durarán en el tiempo algo más que otras. 
Pero llegará el momento en el que a todo lo visible le llegue su fin.

T-21.II.5. El mundo que ves no es sino el testigo fútil de que tenías razón. Es un testigo demente. Tú le enseñaste cuál tenía que ser su testimonio, y cuando te lo repitió, lo escuchaste y te convenciste a ti mismo de que lo que decía haber visto era verdad. Has sido tú quien se ha causado todo esto a sí mismo. Sólo con que comprendieses esto, comprenderías también cuán circular es el razonamiento en que se basa tu "visión". Eso no fue algo que se te dio. Ése fue el regalo que tú te hiciste a ti mismo y que le hiciste a tu hermano. Accede, entonces, a que se le quite y a que sea reemplazado por la verdad. Y a medida que observes el cambio que tiene lugar en él, se te concederá poder verlo en ti mismo.