Principio 46

El Espíritu Santo es el medio de comunicación más elevado. Los milagros no entrañan ese tipo de comunicación, debido a que son medios temporales de comunicación. Cuando retornes a la forma original de comunicación con Dios, por revelación directa, los milagros dejarán de ser necesarios.

Esto refleja la idea de que el Espíritu Santo se comunica con nosotros desde Dios. Él es ese puente o mediador entre el Cielo y el infierno, o la realidad y el sueño. Esto, repito, es una diferencia entre el milagro y la revelación.


"Cuando retornes a la forma original de comunicación con Dios por revelación directa, los milagros dejarán de ser necesarios." Cuando terminemos nuestra asignación, hayamos recorrido nuestro camino, y hayamos perdonado a todo el que haya que perdonar, ya no necesitaremos al Espíritu Santo como el eslabón que nos una con Dios porque ya no hay ninguna mente separada que necesite unirse con Dios. Entonces habremos recobrado la consciencia de perfecta unidad con El. La meta del milagro no es Dios sino el cambio de percepción que hace expedito el camino hacia Él. Esa es la función del Espíritu Santo. El milagro tiene sentido únicamente en el mundo separado.