Obrador de Milagros / Oraciónes

La única responsabilidad del obrador de milagros es aceptar la Expiación para sí mismo.

[T1.I.37] Un milagro es una corrección que yo introduzco en el pensamiento falso. Actúa como un catalizador, disolviendo la percepción errónea y reorganizándola debidamente. Esto te coloca bajo el principio de la Expiación, donde la percepción sana.

[T1.I.44] Los milagros son expresiones de una conciencia interna de Cristo y de haber aceptado Su Expiación.

[T-1.V.3] Cuando la Expiación se haya completado, todos los Hijos de Dios compartirán todas las aptitudes. Dios es imparcial. Todos Sus Hijos disponen de todo Su amor, y Él da todos Sus dones libremente a todos por igual.

[T-1.IV.3] La oscuridad es falta de luz de la misma manera en que el pecado es falta de amor. No tiene cualidades únicas propias. Es un ejemplo de la creencia en la "escasez", de la cual sólo se pueden derivar errores. La verdad es siempre abundante. Los que perciben y reconocen que lo tienen todo no tienen necesidades de ninguna clase. El propósito de la Expiación es devolvértelo todo, o más bien, devolvérselo a tu conciencia.

[T-2.IV.5] El valor de la Expiación no reside en la manera en que ésta se expresa. De hecho, si se usa acertadamente, será expresada inevitablemente en la forma que le resulte más beneficiosa a aquel que la va a recibir.

[T-2.V.4] Si tus inclinaciones a obrar milagros no están funcionando debidamente, es siempre porque el miedo se ha infiltrado en tu mentalidad recta y la ha invertido. Toda forma de mentalidad-no-recta es el resultado de negarte a aceptar la Expiación para ti mismo. Si la aceptases estarías en una posición desde la que podrías reconocer que los que tienen necesidad de curación son simplemente aquellos que aún no se han dado cuenta de que la mentalidad recta es en sí la curación.

[T-2.V.5.1] La única responsabilidad del obrador de milagros es aceptar la Expiación para sí mismo. Esto significa que reconoces que la mente es el único nivel creativo, y que la Expiación puede sanar sus errores. Una vez que hayas aceptado esto, tu mente podrá solamente sanar. 

[T-4.III.4] El amor aflorará de inmediato en cualquier mente que de verdad lo desee, pero tiene que desearlo de verdad.

[T-5.VI.12] Ahora debes aprender que sólo la paciencia infinita produce resultados inmediatos. Así es como el tiempo se intercambia por la eternidad. La paciencia infinita recurre al amor infinito, y, al producir resultados ahora hace que el tiempo se haga innecesario.

[T-5.V.7] Si la única responsabilidad del obrador de milagros es aceptar la Expiación para sí mismo, y te aseguro yo que así es, la responsabilidad, por lo que debe ser expiado no puede entonces recaer sobre ti. Este dilema no puede ser resuelto, excepto aceptando la solución del des-hacimiento. Tú serias responsable de los efectos de tu manera equivocada de pensar si ésta no se pudiera deshacer. El propósito de la Expiación es conservar del pasado únicamente aquello que ha sido purificado: Si aceptas el remedio para el pensamiento desordenado, remedio cuya eficacia es indudable, ¿cómo iban a seguir estando presente sus síntomas?

[T-5.V.8] La continua decisión de permanecer separado es la única razón posible de que siga habiendo sentimientos de culpabilidad. Hemos dicho esto antes, pero no subrayamos los resultados destructivos de tal decisión. Cualquier decisión de la mente afecta tanto al comportamiento como a la experiencia. Lo que tú deseas, esperas que tenga lugar. Esto no es algo ilusorio. Tu mente ciertamente forja tu futuro, y se lo devolverá a la creación plena en cualquier momento si primero acepta la Expiación. Retornará asimismo a la creación plena en el instante en que haya hecho eso. Al haber renunciado a su pensamiento desordenado, la correcta ordenación del pensamiento se hace evidente.

[T-7.VIII.7] Este curso no tiene otro propósito que enseñarte que el ego es algo increíble y que siempre lo será. Tú, que lo inventaste al creer lo increíble, no puedes emitir ese juicio por tu cuenta. Pero cuando aceptas la Expiación para ti mismo, decides en contra de la creencia de que puedes estar solo, desvaneciendo así la idea de la separación y afirmando tu verdadera identificación con todo el Reino como algo que literalmente forma parte de ti.

[T-8.III.6] Una vez que hayas elegido aceptar la Expiación para ti mismo entenderás por qué razón, cuando antes te encontrabas con otra persona, creías que era otra persona. Y cada encuentro santo en el que te entregues completamente te enseñará que eso no es así.

[T-13.in.2] La aceptación de la culpabilidad en la mente del Hijo de Dios fue el comienzo de la separación, de la misma manera en que la aceptación de la Expiación es su final. El mundo que ves es el sistema ilusorio de aquellos a quienes la culpabilidad ha enloquecido. Contempla detenidamente este mundo y te darás cuenta de que así es. Pues este mundo es el símbolo del castigo, y todas las leyes que parecen regirlo son las leyes de la muerte.

[T-13.X.5] Un minuto, o incluso menos, será suficiente para que te liberes del pasado y le entregues tu mente a la Expiación en paz. Cuando les puedas dar la bienvenida a todos, tal como quisieras que tu Padre te la diese a ti, dejarás de ver culpabilidad en ti mismo. Pues habrás aceptado la Expiación, la cual seguía refulgiendo en tu interior mientras soñabas con la culpabilidad, si bien no la veías porque no buscabas dentro de ti.

[T-13.X.6] Mientras de algún modo creas que está justificado considerar a otro culpable, independientemente de lo que haya hecho, no buscarás dentro de ti, donde siempre encontrarías la ExpiaciónEl propósito del Espíritu Santo no es desvanecer la realidad. Si la culpabilidad fuese real, la Expiación no existiría. El propósito de la Expiación es desvanecer las ilusiones, no considerarlas reales y luego perdonarlas.

[T-13.I.6] Cuando hayas aceptado la Expiación, te darás cuenta de que no hay culpabilidad alguna en el Hijo de Dios. Y sólo cuando veas su inocencia podrás entender su unicidad. 

[T-13.X.8] Ahora se te concede poder sanar y enseñar, para dar lugar a lo que algún día será ahora, pero que de momento aún no lo es. El Hijo de Dios cree estar perdido en la culpabilidad, solo en un mundo tenebroso donde el dolor le acosa por todas partes desde el exterior. Cuando haya mirado en su interior y haya visto la radiante luz que allí se encuentra, recordará cuánto lo ama su Padre. Y le parecerá increíble que jamás hubiese podido pensar que su Padre no le amaba y que lo condenaba. En el momento en que te des cuenta de que la culpabilidad es una locura totalmente injustificada y sin ninguna razón de ser, no tendrás miedo de contemplar la Expiación y de aceptarla totalmente.

I. Las condiciones del aprendizaje

[T-14.I.1] Si eres bendito y no lo sabes, necesitas aprender que ciertamente lo eres. (2) El Conocimiento no es algo que se pueda enseñar, pero sus condiciones se tienen que adquirir porque eso fue lo que se desechó. (3) Puedes aprender a bendecir, pero no puedes dar lo que no tienes. 4 Por lo tanto, si ofreces una bendición, primero te tiene que haber llegado a ti. 5 Y tienes también que haberla aceptado como tuya, pues, de lo contrario, ¿cómo ibas a poder darla? 6 Por eso es por lo que los milagros dan testimonio de que eres bendito. (7) Si perdonas completamente es porque has abandonado la culpabilidad, al haber aceptado la Expiación y haberte dado cuenta de que eres inocente. 8 ¿Cómo ibas a percatarte de lo que se ha hecho por ti sin tú saberlo, a menos que hicieras lo que no podrías sino hacer si se hubiese hecho por ti?

III. La decisión en favor de la inocencia

[T-14.3] No puedes establecer ningún acuerdo con la culpa y al mismo tiempo escaparte del dolor que sólo la inocencia mitiga. 2 Vivir aquí significa aprender, de la misma manera en que crear es estar en el Cielo. 3 Cada vez que el dolor de la culpa parezca atraerte, recuerda que si sucumbes a él estarás eligiendo en contra de tu felicidad y no podrás aprender a ser feliz. (4) Con dulzura, por lo tanto, aunque con la convicción que nace del Amor del Padre y de Su Hijo, repite para tus adentros lo siguiente:

5 Pondré de manifiesto lo que experimente.
6 Si soy inocente no tengo nada que temer.
(7) Elijo dar testimonio de mi aceptación de la Expiación, no de su rechazo.

[T-14.7] Lo que dicha lección enseña es sencillamente esto: La ausencia de culpa es invulnerabilidad. 2 Por lo tanto, pon de manifiesto tu invulnerabilidad ante todo el mundo. (3) Enséñales que no importa lo que traten de hacerte, tu perfecta libertad de la creencia de que algo puede hacerte daño demuestra que ellos son inocentes. (4) No pueden hacer nada que te haga daño, y al no dejarles pensar que pueden les enseñas que la Expiación, que has aceptado para ti mismo, es también suya. 5 No hay nada que perdonar. 6 Nadie puede hacerle daño al Hijo de Dios. 7 Su culpabilidad es totalmente infundada, y al no tener causa, no puede existir.

[T-14.V.6] Los maestros de la inocencia, cada uno a su manera, se han unido para desempeñar el papel que les corresponde en el programa de estudios unificado de la Expiación. Aparte de este programa, no hay nada más que tenga un objetivo de enseñanza unificado. En este programa de estudios no hay conflictos, pues sólo tiene un objetivo, no importa cómo se enseñe. Todo esfuerzo que se haga en su favor se le ofrece a la eterna gloria de Dios y de Su creación con el solo propósito de liberar de la culpabilidad. Y cada enseñanza que apunte en esa dirección apunta directamente al Cielo y a la paz de Dios. No hay dolor, pruebas o miedo que esta enseñanza no pueda vencer. El poder de Dios Mismo la apoya y garantiza sus resultados ilimitados.

IV. La práctica del instante santo
[T-15.IV.1] Es posible aprender este curso inmediatamente, a no ser que creas que lo que Dios dispone requiere tiempo.

[T-19.IV.D.9] Nadie puede enfrentarse al temor a Dios sin experimentar terror, a menos que haya aceptado la Expiación y haya aprendido que las ilusiones no son reales. Nadie puede enfrentarse a este obstáculo solo, pues no habría podido llegar a este punto si su hermano no le hubiese acompañado. Y nadie se atrevería a enfrentarse a dicho temor sin haber perdonado a su hermano de todo corazón.

[T-19.IV.D.13] A tu lado se encuentra uno que te ofrece el cáliz de la Expiación, pues el Espíritu Santo está en él. 

T-28.IV.1. Aceptar la Expiación para ti mismo significa no prestar apoyo a los sueños de enfermedad y muerte de nadie. Significa que no compartes con ningún individuo su deseo de estar separado ni dejas que vuelque sus ilusiones contra sí mismo. Tampoco deseas que éstas se vuelquen contra ti. De este modo, no tienen ningún efecto. Y te liberas de los sueños de dolor porque permites que él se libere de ellos. A menos que lo ayudes, sufrirás con él, ya que ése es tu deseo. Y te convertirás en un protagonista en su sueño de dolor, tal como él lo es en el tuyo. De este modo, los dos os convertís en ilusiones sin ninguna identidad. Tú puedes ser cualquier persona o cualquier cosa, según de quién sea el sueño de maldad que compartas. Pero de una cosa puedes estar seguro: que eres perverso, pues compartes sueños de miedo.

MANUAL DE MAESTRO

[M-7.3] En esto es en lo que el Maestro de Dios tiene que confiar. Esto es lo que realmente significa la afirmación de que la única responsabilidad del obrador de milagros es aceptar la Expiación para sí mismo. El Maestro de Dios es un obrador de milagros porque da los regalos que ha recibido. Pero primero tiene que aceptarlos. Eso es lo único que tiene que hacer, ya que no hay nada más que él pueda hacer. Al aceptar la curación puede darla. 

[M-18.4] Para que el Maestro de Dios pueda curar, es esencial, pues, que permita que sus propios errores le sean corregidos. Si siente la más leve irritación al responder a otro, que se dé cuenta de inmediato de que ha hecho una interpretación falsa. Que se dirija entonces a su Eterno Guía interno y deje que sea El Quien juzgue cual debe ser su respuesta. De este modo, el Maestro de Dios se cura y en su curación su alumno se cura con él. La única responsabilidad del Maestro de Dios es aceptar la Expiación para sí mismo. La Expiación es sencillamente la corrección o anulación de los errores. Cuando se haya alcanzado, el Maestro de Dios se habrá convertido, por definición, en un obrador de milagros. Sus pecados le habrán sido perdonados, y el ya no se condenara a si mismo. Cómo podría entonces condenar a otros? ¿Y habría alguien al que su perdón no pudiese curar?

[M-23.2] Hemos repetido en muchas ocasiones que alguien que haya aceptado perfectamente la Expiación para sí mismo puede sanar el mundo.

[C-6.2] Al Espíritu Santo se le describe a lo largo del curso como Aquel que nos ofrece la respuesta a la separación y nos trae el plan de la Expiación, al asignarnos el papel especial que nos corresponde desempeñar en dicho plan y mostrarnos exactamente en que consiste.

LIBRO DE EJERCICIOS

[L-pI.101.5] Acepta la Expiación con una mente receptiva que no abrigue la creencia de que has hecho del Hijo de Dios un demonio. El pecado no existe.


[L-pI.139.7] Nada de lo que el mundo cree es verdad. Pues el mundo es un lugar cuyo propósito es servir de hogar para que aquellos que dicen no conocerse a sí mismos puedan venir a cuestionar lo que son. Y seguirán viniendo hasta que se acepte la Expiación y aprendan que es imposible dudar de uno mismo, así como no ser consciente de lo que se es.

[L-pI.139.10:2-11:3] Acepta hoy la Expiación, no para cambiar la realidad, sino simplemente para aceptar la verdad de lo que eres, y luego sigue tu camino regocijándote en el infinito Amor de Dios. Esto es lo único que se nos pide hacer.

[L-pI.140.4] La Expiación cura absolutamente, y cura toda clase de enfermedad. Pues la mente que entiende que la enfermedad no es más que un sueño no se deja engañar por ninguna de las formas que el sueño pueda adoptar. Donde no hay culpabilidad no puede haber enfermedad, pues ésta no es sino otra forma de culpabilidad. La Expiación no cura al enfermo, pues eso no es curación. Pero sí elimina la culpabilidad que hacía posible la enfermedad. Y eso es ciertamente curación. Pues ahora la enfermedad ha desaparecido y no queda nada a lo que pueda regresar.

6. ¿Que es el Cristo?
[L-pII.6.5] ¿Y por cuánto tiempo habrá de verse esta santa faz, cuando no es más que el símbolo de que el período de aprendizaje ya ha concluido y de que el objetivo de la Expiación por fin se ha alcanzado? Tratemos, por lo tanto, de encontrar la faz de Cristo y de no buscar nada más. Al contemplar Su gloria, sabremos que no tenemos necesidad de aprender nada, ni de percepción, ni de tiempo, ni de ninguna otra cosa excepto del santo Ser, el Cristo que Dios creó como Su Hijo.

[L-pII.297] El perdón es el único regalo que doy.

[L-pII.297]1. El perdón es el único regalo que doy, ya que es el único regalo que deseo. Y todo lo que doy, es a mí mismo a quien se lo doy. Ésta es la sencilla fórmula de la salvación. Y yo, que quiero salvarme, la adoptaré, para regir mi vida por ella en un mundo que tiene necesidad de salvación y que se salvará al aceptar yo la Expiación para mí mismo.

[L-pII.318] Yo soy el medio para la salvación, así como su fin. 

2. Permíteme hoy, Padre mío, asumir el papel que Tú me ofreces al pedirme que acepte la Expiación para mí mismo. Pues lo que de este modo se reconcilia en mí se reconcilia igualmente en Ti.

[L-pII.337] Mi impecabilidad me protege de todo daño.

1. Mi impecabilidad me garantiza una perfecta paz, eterna seguridad, un amor imperecedero, mantenerme eternamente a salvo de todo pensamiento de pérdida y liberarme completamente del sufrimiento. (2) Mi estado sólo puede ser uno de felicidad, pues eso es lo único que se me da. (3) ¿Qué debo hacer para saber que todo esto me pertenece? (4) Aceptar la Expiación para mí mismo y nada más. 5 Dios ya hizo todo lo que había que hacer. (6) Y lo que tengo que aprender es a no hacer nada por mi cuenta, pues sólo necesito aceptar mi Ser, mi impecabilidad—la cual se creó para mí y ahora es mía—para sentir el Amor de Dios protegiéndome de todo daño, para entender que mi Padre ama a Su Hijo y para saber que soy el Hijo que mi Padre ama.

2. Tú que me creaste en la impecabilidad no puedes estar equivocado con respecto a lo que soy. (2) Era yo quien estaba equivocado al pensar que había pecado, pero ahora acepto la Expiación para mí mismo. (3) Padre, mi sueño termina ahora. (4) Amén.

LIBRO DEL MAESTRO

M-2. ¿QUIÉNES SON SUS ALUMNOS?

M-2.1 Para entender el plan de enseñanza-aprendizaje de la salvación, es necesario entender el concepto de tiempo que expone el curso. (2) La Expiación corrige las ilusiones, no lo que es verdad. (3) Corrige, por lo tanto, lo que nunca existió. (4) Lo que es más, el plan para esa corrección se estableció y se completó simultáneamente, puesto que la Voluntad de Dios es enteramente ajena al tiempo. (5) La realidad es también ajena al tiempo, al ser algo propio de Él. (6) En el instante en que la idea de la separación se adentró en la mente del Hijo de Dios, en ese mismo instante Dios dio Su Respuesta. (7) En el tiempo, esto ocurrió hace mucho. (8) En la realidad, nunca ocurrió.

M-3. ¿CUÁLES SON LOS NIVELES DE ENSEÑANZA?

M-3.3. Es difícil entender que el concepto de niveles de enseñanza del curso universal esté tan desprovisto de significado en la realidad como lo está el concepto de tiempo. (2) La ilusión de uno permite la ilusión del otro. (3) Con el tiempo, el maestro de Dios parece comenzar a cambiar de parecer acerca del mundo con una sola decisión, y luego, a medida que la enseña, aprende más y más acerca de esa nueva orientación. (4) Hemos hablado ya de la ilusión del tiempo, pero la ilusión de diferentes niveles de enseñanza parece ser algo distinto. (5) Quizá la mejor manera de demostrar que estos niveles no pueden existir, es simplemente diciendo que todo nivel en la situación de enseñanza-aprendizaje es parte del plan de Dios para la Expiación, y Su plan no puede tener niveles, por ser un reflejo de Su Voluntad. (6) La salvación está siempre lista y siempre está ahí. (7) Los maestros de Dios operan en diferentes niveles, pero el resultado es siempre el mismo.

M-4. ¿CUÁLES SON LAS CARACTERÍSTICAS DE LOS MAESTROS DE DIOS?

M-4.1. Las características superficiales de los maestros de Dios no son en modo alguno similares. (2) Si se les mira con los ojos del cuerpo, se observa que no hay parecido entre ellos, que vienen de ambientes totalmente distintos, que sus experiencias acerca del mundo varían enormemente y que sus “personalidades” externas son muy diversas. (3) Durante las primeras etapas en el desempeño de su función como maestros de Dios, aún no han adquirido las profundas características que los establecerán como lo que son. (4) Dios concede dones especiales a Sus maestros porque tienen un papel especial que desempeñar en Su plan para la Expiación. (5) El que sean especiales es, por supuesto, una condición estrictamente temporal, establecida en el tiempo a fin de que los conduzca más allá de él. (6) Estos dones especiales, nacidos de la relación santa hacia la que se encamina la situación de aprendizaje-enseñanza, se convierten en algo característico de todos los maestros de Dios que han progresado en su aprendizaje. (7) En este sentido todos son iguales.

M-6. ¿TIENE SIEMPRE LUGAR LA CURACIÓN?

M-6.1. Sí, la curación siempre tiene lugar. 2 Es imposible llevar las ilusiones ante la verdad y al mismo tiempo conservarlas. 3 La verdad demuestra que las ilusiones no tienen ningún valor. 4 El maestro de Dios ha visto la corrección de sus propios errores en la mente del paciente, al reconocerla como lo que es. (5) Al haber aceptado la Expiación para sí mismo, también la ha aceptado para el paciente. 6 Sin embargo, ¿qué ocurre cuando el paciente usa la enfermedad como una forma de vida, creyendo que la curación es el camino a la muerte? 7 En estos casos, una curación repentina podría ocasionar una aguda depresión y una sensación de pérdida tan profunda, que el paciente podría incluso tratar de destruirse a sí mismo. 8 Al no tener nada por lo que vivir, podría incluso pedir la muerte. 9 Por su propio bien, pues, la curación debe esperar.

M-7. ¿DEBE REPETIRSE LA CURACIÓN?

M-7.3. En esto es en lo que el maestro de Dios tiene que confiar. (2) Esto es lo que realmente significa la afirmación de que la única responsabilidad del obrador de milagros es aceptar la Expiación para sí mismo. 3 El maestro de Dios es un obrador de milagros porque da los regalos que ha recibido. (4) Pero primero tiene que aceptarlos. 5 No necesita hacer nada más, ya que no hay nada más que pueda hacer. (6) Al aceptar la curación puede darla. 7 Si pone esto en duda, que recuerde Quién dio el regalo y Quién lo recibió. 8 Así se aclaran sus dudas. 9 Pensó que Dios le podía quitar los regalos que le había dado. 10 Eso fue un error, pero es un error que no vale la pena conservar. 11 Por lo tanto, lo único que el maestro de Dios puede hacer es reconocer que fue un error y permitir que sea corregido.

M-13. ¿CUÁL ES EL VERDADERO SIGNIFICADO DEL SACRIFCIO?

M-13.8. Maestro de Dios, no te olvides de lo que realmente es el sacrificio y recuerda lo que cada decisión que tomas significa en términos de costes. 2 Decide en favor de Dios y todo se te dará sin costo alguno. 3 Decide contra Él, y estarás eligiendo lo que no es nada a costa de la conciencia de lo que es todo. 4 ¿Qué quieres enseñar? 5 Recuerda solamente lo que quieres aprender, 6 pues eso es lo único que debe importarte. (7) La Expiación es para ti. 8 Tu aprendizaje la reclama y tu aprendizaje la provee. 9 El mundo no te la ofrece, (10) pero aprende este curso y será tuya. (11) Dios te ofrece Su Palabra, pues tiene necesidad de maestros. 12 ¿Qué otra manera puede haber de salvar a Su Hijo?

M-14. ¿CÓMO ACABARÁ EL MUNDO?

M-14.3. Ciertamente parece que esto se encuentra muy, pero que muy lejos. 2 ”Cuando ya no quede ni un solo pensamiento de pecado” parece ser, en efecto, un objetivo a largo plazo. 3 Pero el tiempo se detiene y sirve al objetivo de los maestros de Dios. (4) En el instante en que cualquiera de ellos acepte la Expiación para sí mismo, no quedará ni un solo pensamiento de pecado. (5) Perdonar un solo pecado no es más fácil que perdonarlos todos. (6) La ilusión de que hay grados de dificultad es un obstáculo que el maestro de Dios tiene que aprender a pasar de largo y dejar atrás. (7) Un pecado que un maestro de Dios perdone completamente, puede consumar la salvación. 8 ¿Puedes comprender esto? 9 No, esto no tiene ningún sentido para los que están aquí. 10 Sin embargo, es la lección final con la que se restaura la unidad. 11 Esto va en contra de la manera de pensar del mundo, pero recuerda que el Cielo también lo hace.

M-18. ¿CÓMO SE LLEVA A CABO LA CORRECCIÓN?

M-18.4. Para que el maestro de Dios pueda curar, es esencial, pues, que permita que sus propios errores le sean corregidos. 2 Si siente la más leve irritación al responder a otro, que se dé cuenta de inmediato de que ha hecho una interpretación falsa. 3 Que se dirija entonces a su Eterno Guía interno y deje que sea Él Quien juzgue cuál debe ser su respuesta. 4 De este modo, el maestro de Dios se cura y en su curación su alumno se cura con él. (5) La única responsabilidad del maestro de Dios es aceptar la Expiación para sí mismo. (6) La Expiación es sencillamente la corrección o anulación de los errores. (7) Cuando se haya alcanzado, el maestro de Dios se habrá convertido, por definición, en un obrador de milagros. 8 Sus pecados le habrán sido perdonados y él ya no se condenará a sí mismo. 9 ¿Cómo podría entonces condenar a otros? 10 ¿Y habría alguien al que su perdón no pudiese curar?

M-22. ¿QUÉ RELACIÓN EXISTE ENTRE LA CURACIÓN Y LA EXPIACIÓN?

M-22.1. La curación y la Expiación no están relacionadas: son lo mismo. (2) No hay grados de dificultad en los milagros porque no hay grados de Expiación. 3 Éste es el único concepto total que es posible en este mundo porque es la fuente de una percepción completamente unificada. (4) La idea de una Expiación parcial no tiene sentido, del mismo modo como es imposible que haya ciertas áreas en el Cielo reservadas para el infierno. (5) Acepta la Expiación y te curarás. (6) La Expiación es la Palabra de Dios. 7 Acepta Su Palabra y ya no quedará nada que pueda dar lugar a la enfermedad. 8 Acepta Su Palabra y todo milagro se habrá realizado. 9 Perdonar es curar. (10) El maestro de Dios ha decidido que aceptar la Expiación para sí mismo es su única función. 11 ¿Qué puede haber, entonces, que él no pueda curar? 12 ¿Qué milagro se le podría negar?

M-22.2. El progreso del maestro de Dios puede ser lento o rápido, dependiendo de si reconoce el estado de total inclusión de la Expiación o de si, por algún tiempo, excluye de Ella ciertas áreas problemáticas. 2 En algunos casos se alcanza una súbita y total conciencia de cuán perfectamente aplicable es la lección de la Expiación a todas las situaciones, mas esos casos son relativamente raros. 3 El maestro de Dios puede haber aceptado la función que Dios le ha encomendado mucho antes de haber comprendido todo lo que esa aceptación le comporta. 4 Sólo el final es seguro. 5 En cualquier momento a lo largo de su camino puede alcanzar el entendimiento necesario de lo que significa la total inclusión. 6 Si el camino le parece largo, que no se desanime. 7 Ya ha decidido qué rumbo quiere tomar. 8 Eso fue lo único que se le pidió. 9 Y habiendo cumplido con lo requerido, ¿le negaría Dios lo demás?

M-22.3. Para que el maestro de Dios pueda progresar, necesita comprender que perdonar es curar. (2) La idea de que el cuerpo puede enfermar es uno de los conceptos fundamentales del sistema de pensamiento del ego. 3 Dicho sistema le otorga autonomía al cuerpo, lo separa de la mente y mantiene intacta la idea del ataque. (4) Si el cuerpo pudiese realmente enfermar, la Expiación sería imposible. 5 Un cuerpo que pudiera ordenarle a la mente hacer lo que a él le plazca podría sencillamente ocupar el lugar de Dios y probar que la salvación es imposible. 6 ¿Qué quedaría entonces que necesitase curación? 7 Pues el cuerpo se habría enseñoreado de la mente. 8 ¿Cómo podría entonces devolvérsele la mente al Espíritu Santo sin destruir el cuerpo? 9 ¿Y quién iba a querer la salvación a ese precio?

M-22.4. Ciertamente no parece que la enfermedad sea una decisión. 2 Ni nadie cree realmente que lo que quiere es estar enfermo. 3 Tal vez pueda aceptar la idea en teoría, pero rara vez la aplica de manera consistente a todas las clases de enfermedad que percibe en sí mismo o en los demás. 4 No es tampoco en este nivel donde el maestro de Dios invoca el milagro de la curación. 5 Él mira más allá de la mente y del cuerpo, y ve únicamente la faz de Cristo resplandeciendo ante él, corrigiendo todos los errores y sanando toda percepción. 6 La curación es el resultado del reconocimiento por parte del maestro de Dios de quién es el que necesita ser curado. 7 Este reconocimiento no tiene un marco de referencia especial. 8 Es verdad con respecto a todas las cosas que Dios creó. 9 En dicho reconocimiento se subsanan todas las ilusiones.

M-22.5. Cuando un maestro de Dios no puede curar es porque se ha olvidado de Quién es. 2 De esta forma, la enfermedad de otro pasa a ser suya. 3 Al permitir que esto suceda, se identifica con el ego de otro y, por consiguiente, confunde a éste con un cuerpo. (4) Al hacer eso, se niega a aceptar la Expiación para sí mismo, y es imposible que pueda ofrecérsela a su hermano en el Nombre de Cristo. 5 De hecho, será incapaz de reconocer a su hermano en absoluto, pues su Padre no creó cuerpos y, por lo tanto, sólo estaría viendo en su hermano lo irreal. 6 Un error no puede corregir otro error, y una percepción distorsionada no cura. 7 Hazte a un lado, maestro de Dios. 8 Te has equivocado. 9 No señales el camino, pues has perdido el rumbo. 10 Dirígete de inmediato a tu Maestro y deja que te cure.

M-22.6. La ofrenda de la Expiación es universal. 2 Es aplicable por igual a todo el mundo y en cualquier circunstancia. 3 En Ella reside el poder de curar a cualquier persona de cualquier clase de enfermedad. (4) No creer esto es ser injusto con Dios y, por ende, serle infiel. (5) El que está enfermo se percibe a sí mismo como separado de Dios. 6 ¿Quieres verle tú además separado de ti? (7) Tu tarea es sanar la sensación de separación que le hizo enfermar. 8 Tu función es reconocer por él que lo que cree acerca de sí mismo no es verdad. 9 Tu perdón debe mostrarle eso. 10 Curar es muy simple. (11) La Expiación se recibe y se ofrece. 12 Habiéndose recibido, tiene que haberse aceptado. 13 Es en el recibir, pues, donde yace la curación. 14 Todo lo demás se deriva de este único propósito.

M-22.7. ¿Quién podría limitar el Poder de Dios? 2 ¿Quién, entonces, podría determinar quién se puede curar y de qué enfermedad, y qué debe permanecer excluido del poder de perdonar de Dios? 3 Esto ciertamente sería una locura. 4 La función de los maestros de Dios no es imponer límites al Padre, ya que no es su función juzgar a Su Hijo. 5 Y juzgar al Hijo es limitar a su Padre. 6 Ambas cosas están igualmente desprovistas de sentido. 7 Sin embargo, esto no se comprenderá hasta que el maestro de Dios reconozca que juzgar y limitar no son sino el mismo error. (8) Con esto recibe la Expiación, pues deja de juzgar al Hijo de Dios y lo acepta tal como el Padre lo creó. 9 Ya no se encuentra separado de Dios, determinando dónde se debe otorgar la curación y dónde debe negarse. 10 Ahora puede decir con Dios: “Éste es mi Hijo amado, que fue creado perfecto y que así ha de permanecer eternamente”.

M-23. ¿DESEMPEÑA JESÚS UN PAPEL ESPECIAL EN LA CURACIÓN?

M-23.2. Hemos dicho repetidamente que alguien que haya aceptado perfectamente la Expiación para sí mismo puede sanar el mundo. 2 De hecho, ya lo hizo. 3 La tentación podrá volver a acosar a otros, pero nunca a Ése. 4 Se ha convertido en el Hijo de Dios resucitado. 5 Ha vencido a la muerte al haber aceptado la vida. 6 Se ha reconocido a sí mismo tal como Dios lo creó, y al hacerlo, reconoció que todo ser vivo forma parte de él. 7 Ahora su poder es ilimitado porque es el Poder de Dios. 8 De esta manera, su nombre se ha convertido en el Nombre de Dios, pues ya no se considera a sí mismo separado de Él.

M-24. ¿EXISTE LA REENCARNACIÓN?

M-24.6. El énfasis de este curso es siempre el mismo: en este momento es cuando se te ofrece total salvación y en este momento es cuando puedes aceptarla. (2) Ésa sigue siendo tu única responsabilidad. (3) La Expiación se puede equiparar al escape total del pasado y a la total falta de interés por el futuro. 4 El Cielo está aquí. 5 No existe ningún otro lugar. (6) El Cielo es ahora. (7) No existe ningún otro tiempo. (8) Los maestros de Dios no se interesan por ninguna enseñanza que no conduzca a esto. 9 Todas las creencias apuntan a ello si han sido interpretadas correctamente. 10 En este sentido, se puede decir que su verdad está determinada por su utilidad. 11 Todas las creencias que facilitan el progreso se deben respetar. 12 Éste es el único criterio que este curso requiere. 13 No se requiere nada más.

M-28. ¿QUÉ ES LA RESURRECCIÓN?

M-28.1. La resurrección, dicho llanamente, es la superación de la muerte o el triunfo sobre ella. 2 Es un redespertar o renacimiento; un cambio de parecer con respecto al significado del mundo. (3) Es la aceptación de la interpretación del Espíritu Santo con respecto al propósito del mundo; la aceptación de la Expiación para uno mismo. 4 Es el fin de los sueños de aflicción y la jubilosa conciencia del sueño final del Espíritu Santo. 5 Es el reconocimiento de los dones de Dios. (6) Es el sueño en el que el cuerpo opera perfectamente al no tener otra función que la de ser un medio de comunicación. 7 Es la lección con la que concluye el aprendizaje, pues con ella se consuma y se supera. 8 Es la invitación a Dios para que dé el paso final. 9 Es el abandono de cualquier otro propósito, cualquier otro interés, cualquier otro deseo o cualquier otro empeño. 10 Es el deseo único que el Hijo tiene por su Padre.

M-29. EN CUANTO A LO DEMÁS...

M-29.3. Hay otra ventaja—y muy importante por cierto—en poner cada vez más en manos del Espíritu Santo todas las decisiones. 2 Aunque su importancia es obvia, tal vez no hayas pensado en este aspecto: (3) seguir las directrices del Espíritu Santo es permitirte a ti mismo quedar absuelto de toda culpa. (4) Es la esencia de la Expiación. (5) Es el núcleo central del programa de estudios. 6 La imaginaria usurpación de funciones que no te corresponden es la causa del miedo. 7 El mundo que ves refleja la ilusión de que has usurpado una función que no te corresponde, haciendo que el miedo sea inevitable. 8 Devolver dicha función a Quien le corresponde es, por lo tanto, la manera de escapar del miedo. (9) Y esto es lo que hace posible que el recuerdo del amor retorne a ti. 10 No pienses, entonces, que necesitas seguir la dirección del Espíritu Santo sólo por razón de tus insuficiencias. (11) Necesitas seguirla porque es la manera de escaparte del infierno.

CLARIFICACIÓN DE TÉRMINOS
INTRODUCCIÓN

C. in.1. Éste no es un curso de especulación filosófica ni está interesado en una terminología precisa. (2) Se orienta únicamente hacia la Expiación o corrección de la percepción. (3) El medio de la Expiación es el perdón. 4 La estructura de la “conciencia individual” es esencialmente irrelevante, puesto que es un concepto que representa el “error original” o “pecado original”. 5 Estudiar el error en sí no conduce a la corrección, si es que en efecto quieres tener éxito en poder pasarlo por alto. (6) Y es precisamente este proceso de pasar por alto lo que el curso se propone enseñar.

C-4. LA PERCEPCIÓN VERDADERA – EL CONOCIMIENTO

C-4.3. El conocimiento no es el remedio para la percepción falsa, puesto que al proceder de distintos niveles, jamás pueden encontrarse. 2 La única corrección posible para la percepción falsa es la percepción verdadera. 3 Ésta no perdurará. 4 Pero mientras dure, su propósito será sanar. 5 La percepción verdadera es un remedio que se conoce por muchos nombres. (6) El perdón, la salvación, la Expiación y la percepción verdadera son todos una misma cosa. 7 Son el comienzo de un proceso cuyo fin es conducir a la Unicidad que los transciende a todos. 8 La percepción verdadera es el medio por el que se salva al mundo de las garras del pecado, pues el pecado no existe. 9 Y esto es lo que la percepción verdadera ve.

C-6. EL ESPÍRITU SANTO

C-6.2. Al Espíritu Santo se le describe a lo largo del curso como Aquel que nos ofrece la respuesta a la separación; el que nos trae el plan de la Expiación, nos asigna el papel especial que nos corresponde desempeñar en él y nos muestra exactamente en qué consiste. 2 Él ha designado a Jesús como el líder para llevar a cabo Su plan, ya que Jesús fue el primero en desempeñar perfectamente su papel. 3 Se le ha dado pleno poder en el Cielo y en la tierra, y lo compartirá contigo cuando tú hayas desempeñado el tuyo. 4 El principio de la Expiación le fue dado al Espíritu Santo mucho antes de que Jesús la pusiera en marcha.

Anexo a Un Curso de Milagros
2. EL PROCESO DE LA PSICOTERAPIA
II. El lugar de la religión en la psicoterapia

P-2.II.8. ¿Qué debe hacer el maestro para asegurarse de que el aprendizaje tenga lugar? ¿Qué debe hacer el terapeuta para que la curación se dé? Sólo una cosa, el mismo requisito que la salvación le pide a todo el mundo: cada uno debe compartir una meta con alguien más para, de ese modo, perder toda noción de intereses separados. Sólo al hacer esto es posible trascender los estrechos límites que el ego quiere imponer al yo. Sólo al hacer esto pueden maestro y alumno, terapeuta y paciente —o podemos tú y yo— aceptar la Expiación y aprender a darla tal como fue recibida.

II. ¿Es la psicoterapia una profesión?

P-3.II.3. Mas aún de esto se puede valer el Espíritu Santo y, a la menor invitación, lo hara. El sanador no sanado puede ser arrogante, egoísta, indiferente e incluso deshonesto. Puede no estar interesado en la curación como su meta principal. Pero algo le sucedió, no importa cuán leve pudo haber sido —ni cuán equivocada la dirección que pudo haber elegido— cuando decidió ser un sanador. Ese “algo” es suficiente. Tarde o temprano ese algo despuntará y crecerá: un paciente tocará su corazón, y el terapeuta silenciosamente le pedirá ayuda. Ha encontrado un terapeuta para sí mismo. Le ha pedido al Espíritu Santo que entre en la relación y la sane. Ha aceptado la Expiación para sí mismo.