Non-Duality

Para que la verdad [la no-dualidad] pueda llegar hasta ti [como experiencia], el Curso se vale de palabras, simbolos que estan dentro de nuestro mundo dualista para hablarnos sobre lo que no tiene opuesto. La no-dualidad esta fuera del ambito de las percepciones sensoriales, apesar de ello, podemos llegar a la únion con la experiencia del Ser mediante las practicas meditativas que tienen como función detener el dialogo interno lo cual nos conduce a un estado trasendental. Buscamos un instante de silencio y el abandono al entendimiento para facilitar su llegada. Cuando soltamos nuestras ansiedades, deseo materiales, expectativas, y el abandono de interpretaciónes sensoriales, al paso del tiempo, la luz clara de la Mente de Dios aflora como experiencia y se traduce en un hecho trasedental transportandonos mentalmente mas alla de las mismas palabras. Una mente libre de conflitos es el estado natural de la mente, el único lugar donde realmente vivimos. La experiencia se logra mediante la practica de la quietud mental sustentada por la intención y la certeza de que lo que Jesús nos esta diciendo no solo es validable pero duplicable.

[Aseveraciónes no-dualistas.]
T-26.III.1. La complejidad no forma parte de Dios. ¿Cómo podría formar parte de Él cuando Él sólo conoce lo que es uno? Él solamente conoce una sola creación, una sola realidad, una sola verdad y un solo Hijo. Nada puede estar en conflicto con lo que es uno solo.
L-pI.132.12.4. No hay ningún lugar en el que el Padre acabe y el Hijo comience como algo separado.
L-pI.127.3 El amor no puede juzgar. Puesto que en sí es uno solo, contempla a todos cual uno solo. Su significado reside en la unici­dad. Y no puede sino eludir a la mente que piensa qué el amor es algo parcial o fragmentado. No hay otro amor que el de Dios, y todo amor es de Él. Ningún otro principio puede gobernar allí donde no hay amor. El amor es una ley que no tiene opuestos. Su plenitud es el poder que mantiene a todas las cosas unidas, el vínculo entre Padre e Hijo que hace que Ambos sean lo mismo eternamente.
L-pI.129.4 La comunicación, inequívoca y clara como la luz del día, per­manece ilimitada por toda la eternidad. Y Dios Mismo le habla a Su Hijo, así como Su Hijo le habla a Él. El lenguaje en el que se comunican no tiene palabras, pues lo que se dicen no puede ser simbolizado. Su conocimiento es directo, perfectamente compar­tido y perfectamente uno. 
T-27.III.5:1-2 De la misma manera en que la nada no puede ser representada, tampoco existe un símbolo que represente a la totalidad. La realidad, en última instancia, sólo se puede conocer libre de cualquier forma, sin imágenes que la representen y sin ser vista.
T-18.VI.1:5-6 El Cielo no es un lugar ni tampoco una condición. Es simplemente la conciencia de la perfecta unicidad y el conocimiento de que no hay nada más: nada fuera de esta unicidad, ni nada adentro.

T-15.VII.6.6 Dios creó la única relación que tiene significado, y esa relación es la relación que Él tiene contigo.
L-pI.169.5:1 La unidad es simplemente la idea de que Dios es. Y en Su Ser, Él abarca todas las cosas. Ninguna mente contiene nada que no sea Él. Decimos "Dios es"; y luego guardamos silencio, pues en ese conocimiento las palabras carecen de sentido. No hay labios que las puedan pronunciar, ni ninguna parte de la mente es lo suficientemente diferente del resto como para poder sentir que ahora es consciente de algo que no sea ella misma. Se ha unido a su Fuente, y al igual que ella, simplemente es.
L-pI.169.6:7 Esto está más allá de la experiencia que estamos tratando de acelerar. No obstante, cuando se enseña y se aprende lo que es el perdón, ello trae consigo experiencias que dan testimonio de que el momento en que la mente misma decidió abandonarlo todo excepto esto, está por llegar.
L-pI.169.6:1. No podemos hablar, escribir, ni pensar en esto en absoluto.

T-25.I.5:1-2 Puesto que crees estar separado, el Cielo [la verdad no-dualista] se presenta ante ti como algo separado también. No es que lo esté realmente, sino que se presenta así a fin de que el vínculo que se te ha dado para que te unas a la verdad pueda llegar hasta ti a través de lo que entiendes.
T-25.I.5:3 El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son Uno, de la misma manera en que todos tus hermanos están unidos en la verdad cual uno. Cristo y Su Padre jamás han estado separados, y Cristo mora en tu entendimiento, en aquella parte de ti que comparte la voluntad de Su Padre. El Espíritu Santo es el vínculo entre la otra parte -el demente y absurdo deseo de estar separado, de ser diferente y especial- y el Cristo, para hacer que la unicidad le resulte clara a lo que es realmente uno. En este mundo eso [la verdad no-dualista] no se entiende, pero se puede enseñar [Usando los símbolos y metáforas del lenguaje dualista.]
T-25.I.6. El Espíritu Santo apoya el propósito de Cristo en tu mente, de forma que tu deseo de ser especial pueda ser corregido allí donde se encuentra el error. Debido a que Su propósito sigue siendo el mismo que el del Padre y el del Hijo, Él conoce la voluntad de Dios, así como lo que tú realmente quieres. Pero esto sólo lo puede comprender la mente que se percibe a sí misma como una, y que, consciente de que es una, lo experimenta así. La función del Espíritu Santo es enseñarte cómo experimentar esta unicidad, qué tienes que hacer para experimentarla y adónde debes dirigirte para lograrlo.
T-25.I.7. De acuerdo con esto, se considera al tiempo y al espacio como si fueran distintos, pues mientras pienses que una parte de ti está separada, el concepto de una unicidad unida cual una sola no tendrá sentido. Es obvio que una mente así de dividida jamás podría ser el maestro de la Unicidad que une a todas las cosas dentro de Sí. Y, por lo tanto, lo que está dentro de esta mente, y en efecto une a todas las cosas, no puede sino ser su Maestro. Él necesita, no obstante, utilizar el idioma que dicha mente entiende, debido a la condición en que esta mente cree encontrarse. Y tiene que valerse de todo lo que ella ha aprendido para transformar las ilusiones en verdad y eliminar todas tus falsas ideas acerca de lo que eres, a fin de conducirte allende la verdad que se encuentra más allá de ellas. Todo lo cual puede resumirse muy simplemente de la siguiente manera:
Lo que es lo mismo no puede ser diferente, y lo que es uno no puede tener partes separadas. 

[Aseveraciónes acerca del silencio mental.]

T-28.I.12:1-2 Aquel a Quien dedicas parte de tu tiempo te da las gracias por cada instante de silencio que le ofreces. Pues en cada uno de esos instantes se le permite al recuerdo de Dios ofrecer todos sus tesoros al Hijo de Dios, que es para quien se han conservado.

T-28.I.12:5 El instante de silencio que Su Hijo acepta le da la bienvenida a la eternidad así como a Él, permitiéndoles a Ambos entrar donde es Su deseo morar.